Nicola Owen, originaria de Reino Unido, fue acusada de intentar asesinar a su madre después de prenderle fuego a su casa en 1978, después de varias investigaciones usó en su defensa el síndrome premenstrual (SPM).

Esta fue la primera vez que el SPM se utilizó como atenuante en un juicio, y que hoy en día representa un precedente en los casos de presunto homicidio e infanticidio. Esto no sólo ayudó a ampliar la perspectiva en los juicios contra mujeres, sino que promovió los estudios sobre el SPM.

El caso de Nikki

Nicola era una niña que sus padres describían como pacífica y calmada, su vida familiar era sociable y tranquila, no sólo por la convivencia con sus padres y hermanas, sino por su desempeño como bailarina.

Sin embargo, su familia comenzó a notar un cambio en su comportamiento cuando entró en la pubertad. Dejó de ser una persona tímida y se transformó completamente, comenzó a discutir con su madre, empezó a sentirse mal respecto a su cuerpo, se aislaba, lloraba constantemente. 

Durante su adolescencia Nikki Owen comenzó a autolesionarse y pasó por numerosos intentos de suicidio, sin embargo, todos esos comportamientos no tenían explicación ni para si misma ni para su familia. 

Estos episodios comenzaron a escalar, al grado que no sólo se hacía daño a sí misma, sino hacia las demás; cuando cumplió 18 años le prendió fuego a la casa, mientras su madre estaba dentro, fue acusada de intento de homicidio e ingresó a la prisión de Holloway en Londres.

“Me sentía como si ya no fuera yo, no puedo explicar por qué lo hice. Me veía como un monstruo, actuaba como un monstruo, en lo que a mí respectaba era monstruo”, señaló Nikki para BBC.

El juicio 

A pesar de que Nikki ya había pasado por tratamiento psiquiátrico la primera vez que intentó quemar su casa, fue ingresada a prisión; los profesionales médicos llegaron a describirla como un peligro para la sociedad. Sin embargo, sus padres buscaron una segunda opinión respecto a su caso.

Fue cuando encontraron la relación entre el comportamiento de su hija y su menstruación. Tras leer un artículo donde se describían el vínculo entre el sistema endocrino y el ciclo menstrual; además su madre encontró un patrón entre los eventos, ya que el comportamiento agresivo de Nikki terminaba con su primer día de sangrado.

Cuando lo notaron presentaron la evidencia al juez y acudieron con una especialista en el síndrome premenstrual que recetó un tratamiento con progesterona que cambió por completo a Nikki.

“En unas tres semanas me sentí completamente diferente, realmente me sentí normal de nuevo”.

El diagnóstico y tratamiento de Nikki fue utilizado durante su juicio en 1978, lo cual representaba un panorama complicado debido a que el defensor y el juez eran hombres. Después de leer todos los reportes, el juez aceptó que el síndrome premenstrual era lo que afectaba a Nicola y redujo su sentencia a dos años, con la condición de que continuara con el tratamiento de progesterona

La importancia de un diagnóstico a tiempo

El caso de Nikki Owen no sólo representa un precedente a impartir justicia de forma diferenciada, aceptando que hay factores que nos afectan a las mujeres en momentos específicos, sino que habla de cómo la perspectiva masculina lidera la mayor parte de los campos de estudio. 

Las investigaciones sobre el ciclo menstrual, todos sus síntomas y afecciones, de un proceso por el que pasamos la mayor parte las mujeres durante más de 40 años de nuestras vida, son relativamente nuevos; debido a que la medicina, raramente se ha sentado a pensar u observar sobre los cambios biológicos y fisiológicos que vivimos las mujeres.

El juicio de Nikki permitió incluir el SPM como un atenuante en los juicios de mujeres, pero terminar con los estigmas y tabúes que hay alrededor del ciclo menstrual y su relación con las hormonas y la salud mental, es algo con lo que seguimos luchando hoy en día.