“Una mujer gorda es incómoda porque ocupa más espacio'''', señaló Alejandra Oyosa, activista anti gordofobia en la conversatoria Mujeres y diversidad corporal

En la mesa de discusión Erika Bülle, artivista de la UNAM; Lucía Robles, miembro de la colectiva Gordas sin Chaquetas; Malú Jiménez, feminista y filósofa sobre etimologías gordas y Cecilia Núñez, coordinadora para la Igualdad de Género UNAM, acompañaron a Alejandra. 

Se discutió sobre las prácticas de control del cuerpo ejercido sobre diversas corporalidades  y el descubrimiento de la gordofobia internalizada. 

¿Qué significa hablar de cuerpos diversos y cuerpos disidentes? 

“Se ve a las corporalidades gordas como algo enfermo” afirmó Lucía Robles y explicó que existen otras cuerpas diferentes a la delgadez. “Es importante hablar desde estos cuerpos, y romper con la violencia que nos coloca en lugares infantilizados”, continúo la panelista. 

“Me hablaron de adelgazar como algo que esperaban los otros de mí”, compartió Malú Jiménez y afirmó que era una práctica de violencia en contra de las mujeres gordas porque no se preocupaban por su salud sino por su aspecto físico. 

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“La silla se va a romper”, “La ropa no es de mi tamaño”, “El transporte público no es para mi”. Describieron un mundo que excluye a las personas gordas, pero las observa con molestia. Un sistema de salud y laboral que las discrimina por su corporalidad.  Por esa razón, resaltan la importancia de espacios de diálogo y encuentro.  

“Ser gorda es una decisión política y una vez que lo aceptas debemos apuntar a la política pública”, señala Lucía Robles. 

Ser delgadas y chiquitas 

El discurso hegemónico ha dictado que el cuerpo delgado es el único saludable y válido, sin embargo, existen mujeres gordas enfermas como mujeres delgadas enfermas, explicó Alejandra Oyosa. La carga negativa hacia las corporalidades gordas ha aumentado por la estigmatización social. 

“Vivir gorda en un mundo gordofobico significa estar todo el tiempo en la mirada del que cree que con buena voluntad puedes cambiar tu cuerpo'''', expresó Alejandra. 

Se ha disfrazado la gordofobia con un discurso de amor, cuidado o salud, pero es una línea delgada que en ocasiones habla de cuerpos que no encajan en un sistema establecido, concordaron las panelistas. 

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“Me doy cuenta que toda mi vida he sido limitada. Mi círculo social era un culto al cuerpo, un cuerpo que tiene que ser bonito y perfecto porque es la herramienta de trabajo, pero mi cuerpo no es hegemónico”, dijo la artivista Erika Bülle. En sus exposiciones y performance utiliza su cuerpo y lo muestra como un cuerpo gordo y no joven pero elimina la carga negativa y estigmatización social. Apuesta por espacios de reconocimiento para hacer visibles las cuerpas gordas.