Las hermanas Laurinda y Ashleigh no pudieron vivir su infancia juntas, ya que fueron dadas en adopción por sus padres biológicos desde que eran bebés. Dentro de su nueva familia, ellas sabían que habían sido adoptadas desde bebés y querían descubrir si, en alguna parte del mundo había alguna hermana con su misma sangre, su deseo se convirtió en realidad.

Laurinda y Ashleigh nacieron en República Dominicana, pero fueron separadas por sus padres biológicos. De acuerdo con medios locales Laurinda fue adoptada cuando tenía cinco meses de edad, fue recibida por una familia de Connecticut, Estados Unidos, quienes la criaron como hija única.

Dos años después de eso, los padres biológicos de Laurinda tuvieron a Ashleigh quien fue dada en adopción cuando tenía seis semanas de edad a una familia en Barbados.

Así, las dos continuaron haciendo sus vidas. Laurinda creció en Estados Unidos y se dedicó al área de la salud, mientras que Ashleigh, madre soltera, comenzó su nueva vida en Canadá.

Tanto Laurinda como Ashleigh sabían que habían sido adoptadas desde que eran bebés, por lo que comenzaron a tener interés en saber si tenían hermanos biológicos en alguna parte del mundo, ya que ambas tenían fotos de sus padres biológicos.

Una prueba de ADN

Por curiosidad, Ashleigh solicitó una prueba de ADN en una página web y el resultado la acercó a Laurinda, sin dudarlo, Ashleigh le envió un correo a su supuesta hermana y obtuvo rápidamente una respuesta; las hermanas tuvieron una llamada telefónica para reconocerse y dos semanas después Laurinda viajó hasta Canadá para encontrarse con su hermana Ashleigh.

Laurinda le contó que conoció a su padre en República Dominicana, pero que la madre de ambas había fallecido 6 meses antes de su reunión. Además, le dijo que habían tenido un hermano que también murió cuando tenía 23 años.

Fue increíble. Reunirnos después de muchos años desear, esperar y orar fue una experiencia muy emotiva. Al principio, estaba en shock. No podía creer que eso estaba sucediendo finalmente, explicó Laurinda.

Por su parte, Ashleigh no sabía que Laurinda estaba entusiasmada en conocerla, así que cuando le envió el correo electrónico tenía algunos temores ya que piensa que una de las cosas más duras es cuando una persona que ha sido adoptada busca a su familia biológica porque no se sabe si la familia querrá conocerles.

Afortunadamente, tanto Ashleigh como Laurinda están contentas por haberse reencontrado y reconocen que, durante toda su vida, se habían sentido incompletas y ahora están recuperando el tiempo que pasaron alejadas.