Parece increíble escuchar que una de las primeras veces en que se habló sobre el orgasmo femenino fue en un entorno religioso, ya que la religión ha buscado durante años satanizar la sexualidad femenina.

Hildegard von Bingen es un personaje sobresaliente en la historia de la humanidad, algunas personas se atreven a señalarla como parte de un “protofeminismo”, o una especie de antecedente antiguo de las ideas feministas de la actualidad. 

Ella formaba parte de la Orden de San Benito, fue compositora, escritora, científica, naturalista, médica, polímata, abadesa, mística y líder monacal  alemana de la Baja Edad Media de Occidente. 

Imagen tomada de internet. 

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Sin duda Hildegard rompió esquemas, ya que en el siglo XII, en un momento en el que las directrices de la Iglesia reservaban a la mujer un papel subalterno, no sólo fue capaz de fundar sus propios monasterios, sino que logró permiso del Papa para predicar por ciudades y pueblos y para interpretar la Biblia, potestad exclusiva de los varones.

Para ello usaba un subterfugio. Sus méritos fueron atribuidos a una especie de don sobrenatural que le permitía escuchar a Dios, y era Dios quien le permitía escribir.  Así, se dio por sentado que todo lo que escribió sobre teología no era más que la transcripción de la incesante riada de visiones en las que, según afirmó, Dios la impelía a poner por escrito todo lo que le mostraba. 

Nació en 1098 en Bermersheim vor der Höhe, hoy en Alemania. Era la más pequeña de los diez hijos de un caballero, que la entregó a la Iglesia para pagar el "diezmo de Dios". A los catorce años ingresó en el monasterio benedictino de Disibodenberg, donde existía una celda para mujeres que compartió con su maestra Judit de Spanheim, conocida como Jutta. En 1148, se convirtió en abadesa y fundó el primer monasterio exclusivamente femenino en Rupertsberg, cerca de Bingen.

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La primera descripción de un orgasmo femenino 

Pero a Hildegard no sólo le ocupó lo espiritual, se interesó también por la medicina, la biología y la botánica basándose exclusivamente en sus experiencias. Fue gracias a la documentación de sus experiencias que, de acuerdo con muchos estudiosos, puede considerarse que hizo la primera descripción por escrito de un orgasmo femenino. 

“La sibila del Rin”, como la llamaban, pasó a la historia también por describir el orgasmo femenino y asegurarle a los hombres que las mujeres necesitan placer para que la vida íntima fuera positiva, no solo a nivel físico, sino también espiritual.

Hildegard y sus aportaciones al mundo

Hildegard fue consejera de reyes, nobles y papas (como el emperador Federico I Barbarroja o la reina Leonor de Aquitania), además de látigo de los cátaros, pero no le dolieron prendas a la hora de recriminar a los próceres de la Iglesia la relajación de sus costumbres. Murió en 1179 con 81 años, una edad sorprendentemente avanzada para la época, y más teniendo en cuenta la mala salud que arrastró a lo largo de toda su vida. Aunque siempre se mostró obediente a sus superiores, sí manifestó una gran capacidad para seguir sus convicciones, como cuando, al final de su vida, se negó a exhumar a un noble que se había arrepentido en el lecho de muerte de sus pecados, por más que recibiera importantes presiones de la jerarquía católica, que decía que ese arrepentimiento era falso. Puede que nada la defina más que esta frase: "la mujer podrá estar hecha del hombre, pero el hombre no se puede hacer sin una mujer."

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En un momento en el que aún se consideraba que la Tierra era plana, Hildegard hace uno de los primeros intentos por describir lo que sería nuestro planeta visto desde el espacio

En 2012 fue declarada santa, y el papa Benedicto XVI la reconoció como doctora de la Iglesia. Hildegard von Bingen ha sido redescubierta por artistas de todos los tipos (como Devendra Banhart, que le dedicó un tema en 2013), ha sido encarnada por actrices como Ángela Molina o Barbara Sukowa, y su música ha sido redescubierta por creadores como David Lynch y Jocelyn Montgomery, quienes en el 2009 grabaron el disco Lux Vivens que recogía sus composiciones. Un asteroide lleva su nombre, Hildegard, y todo un género de plantas se llama Hildegardia en reconocimiento a sus aportaciones a la botánica. Ha influido a la New Age, hay estudiosos que afirman que era homosexual, y por supuesto es símbolo del protofeminismo. Incluso Oliver Sacks se ocupó de sus visiones, que terminó atribuyendo a migrañas.

Con información de:  El Español

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