Kandinsky, Mondrian y Malevich son considerados los pioneros de la abstracción en el arte, pero antes que ellos hubo una pintora que eligió el ostracismo y así se automarginó de la historiografía oficial. Se trata de Hilma af Klint, quien antes de morir pidió que su trabajo fuera revelado al mundo dos décadas después de su partida, ya que consideraba que el público no estaba preparado para entenderlo.
Desde hace varias décadas, se conoce que la sueca Hilma af Klint realizó sus primeras obras abstractas en 1906, aún antes que Kandisnky. Algunos expertos en el tema se preguntan: ¿por qué Af Klint debería considerarse la precursora si Schmithals hizo obra y Kandisnky además teorizó sobre el tema? La respuesta es sencilla, porque Af Klint hizo ambas cosas. En total realizó 1.200 piezas, entre cuadros y dibujos, y 15 mil trabajos más entre bocetos y anotaciones que indagaban en sus formas y pensamientos.
Hilma af Klint. Imagen tomada de internet.
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¿Es posible que Kandinsky haya conocido la obra de la artista antes de generar la suya? No hay documentación que avale un encuentro, aunque hay algunos puntos en común que podrían despertar suspicacias. Eso sí, asegurarlo fácticamente resultaría irresponsable.
El origen de la artista
Hilma af Klint nació en Solna, a las afueras de Estocolmo, en 1862 en el seno de una familia acomodada con una nutrida biblioteca e intereses científicos. Cuando tenía 18 años, su hermana menor murió por una gripe, por lo que empezó una búsqueda espiritual que sería esencial en su producción artística. Primero buscó respuestas en el espiritismo, que estaba en boga en aquellos años, y comenzó a participar de estos circuitos.
Hilma perteneció a la primera generación de mujeres que tuvo una formación académica en el arte. Desde 1882 a 1887 estudió en la Real Academia Sueca de las Artes con profesores como Georg von Rosen y August Malmström, y se especializó en los tópicos más populares como el retrato y el paisaje.
Pinturas de Hilma af Klint. Fotografía tomada de internet.
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Tras recibirse, ingresar a los círculos oficiales le resultó casi imposible. Entonces, las artistas tenían que limitarse a reproducir obras ajenas (cuando tenían la suerte de pintar al óleo) o dedicarse a las acuarelas e ilustraciones para libros infantiles. Sus estudios botánicos tuvieron notable repercusión y fueron expuestos en 1911 en la Academia Real de Bellas Artes de Estocolmo.
La mujer que pintaba guiada por espíritus
La época fue importante en la creación de su obra, ya que los avances científicos demostraban que los sentidos podían engañarnos. Eso aunado a su interés por el espiritismo, la llevaron a formar su propio grupo junto a cinco amigas, con las que practicaban la escritura y la pintura automática durante las sesiones, anticipándose al surrealismo. De los encuentros, en los que recibían mensajes de espíritus a los que denominaban los Altos Maestros, salieron sus obras abstractas: Las pinturas para el templo, 193 trabajos, en diferentes series, en diversos formatos realizados entre 1906 y 1915.
Pintura de Hilma af Klint. Fotografía tomada de internet.
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A medida que las sesiones esotéricas avanzaban, sus compañeras fueron abandonando motivadas por el temor y ella siguió con la práctica de pintar en trance o en semi-inconsciencia por su cuenta. En sus diarios, sostuvo que habitantes de otros planos astrales ingresaban a su cuerpo y que eran ellos quienes en realidad realizaban los trabajos.
Uno de ellos, llamado Gregor, dijo a la artista que debía concentrarse en “el conocimiento que no pertenece a los sentidos, el intelecto o del corazón, sino a lo más profundo de tu ser, el espíritu”. Otro “Alto Maestro”, Amaliel, fue el que le encargó las famosas pinturas para un templo a construirse, donde se celebraría la armonía de los mundos de la materia y el espíritu.
A diferencia de los tres “padres fundadores” de la abstracción, Af Klint no buscó realizar una abstracción de la forma y el color, sino de explorar los mundos ocultos que el resto no podíamos ver: “Las imágenes fueron pintadas a través de mí, sin dibujos preliminares. No tenía idea de lo que representaban, y sin embargo trabajé con rapidez y seguridad, sin cambiar una sola pincelada”, escribió.
Pintura de Hilma af Klint. Fotografía tomada de internet.
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Sus Pinturas para el templo tienen diferentes etapas. La segunda es conocida como Las 10 mayores (1907), una decena de piezas de gran formato (más de 3 metros) donde representa las etapas de la vida. Un año después y hasta el ’12 abandona su trabajo para cuidar a su madre ciega y enferma, para retomar en el ’13 con la serie conocida como El ganso y la paloma.
La artista murió a causa de un accidente de auto en 1944 (el mismo año que fallecen Kandinsky y Mondrian). Ella dejó su patrimonio artístico a su sobrino, Erik af Klint, con la condición de que no fuera revelado hasta el ’64. Y no lo fue, sino que además recién aparece en los ’80, cuando desde la bodega donde habían sido guardados avisaron que debía mudarlos porque se construirían unos departamentos o los quemarían.
Con información de: Infobae