El autocuidado es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como: la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud y hacer frente a las enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica; esta definición engloba dos dimensiones: el autocuidado colectivo y el autocuidado individual. El objetivo suele incluir el incremento de la autonomía propia en salud y sanitaria, de reducir los riesgos de enfermedades degenerativas o de transmisión sexual (ITS) y descargar la responsabilidad de cuidados en ciertas personas o del sistema sanitario. En esta lectura, exploraremos el autocuidado individual de los hombres en México.
Para un autocuidado individual integral y eficaz, debemos considerar diversas condiciones, todas aquellas que nos permitan hacer de nosotros nuestros propios gestores de cuidados. Las preexistentes: todos aquellos elementos que determinen el estado actual de salud y que posibiliten o restrinjan la toma de ciertas medidas (incluyendo: edad, sexo, factores ambientales, sistema de cuidados disponibles, recursos, etc.).
Las preventivas, aunadas a las de detección temprana de enfermedades, en éstas, se abarcan todas las medidas en la vida cotidiana para reducir los factores de riesgo que contribuyan al desarrollo de una enfermedad, además de la detección temprana, desaceleración del avance y reducción de las consecuencias de la enfermedad. Justamente en ésta serie de condiciones preventivas encontramos tres de suma importancia, y que seguramente hemos ya leído en otra parte: salud física, mental y emocional.
Es decir; si quieres ejercer un autocuidado holístico y responsable, revisa que tu rutina incluya una serie de actividades y revisiones que usualmente a los hombres no se nos inculcan:
El cuidado de tu cuerpo
Con las recomendaciones ya conocidas, actívate, realiza alguna actividad física de, al menos, 30 minutos al día, pero siempre puedes empezar con calma. No descuides tu higiene y aseo personal en todos sus ámbitos. Estate al pendiente de tu alimentación e hidratación, no abuses de grasas, azúcares o carbohidratos. Asimismo, no dejes de revisar tu cuerpo periódicamente en busca de anomalías que, a detección temprana, puedan evitar peores consecuencias por enfermedad.
El cuidado de tu mente
Estimula tu mente con alguna actividad afín a tus intereses, por ejemplo una lectura agradable, un documental, serie o película, o escucha música con audífonos, medita, juega SUDOKU o juegos de estrategia.
El cuidado de tus emociones
Este cuidado es tan importante como el de tu cuerpo, revisa tus malestares o sentimientos. Conversa sobre lo que te inquieta con tu red de apoyo (familia, pareja, amistades). No temas solicitar apoyo psico-emocional a alguna persona experta. Si quieres lee un poco más al respecto.
Estas recomendaciones son tan usuales y comunes que seguramente no nos sorprenden, sin embargo, cuando atravesamos el autocuidado con el género, nos encontramos con que, por muy del dominio público, estos lineamientos no son acuerpados por una gran parte de los hombres mexicanos.
Ciertamente, el ser varón puede ser un gran factor de riesgo en este país. Si recordamos a la masculinidad como la serie de expectativas que la sociedad tiene del comportamiento de un hombre, entonces, dentro de estos patrones de conducta se refuerzan actitudes que repercuten en el autocuidado y la salud de los hombres. Nuestra dificultad de pedir ayuda para nuestra salud mental y emocional, 8 de cada 10 suicidios en México son de hombres, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La negación de estar enfermo o de ir a revisión médica, por lo que las probabilidades de hospitalización por enfermedades no quirúrgicas en hombres es de 40% vs un 27% en mujeres según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2012 (ENSANUT) y la falta de revisión de nuestro estilo de vida, el cual nos orilla a ejercer con mayor frecuencia actitudes de alto riesgo, 9 de cada 10 accidentes viales fatales tenían al volante un hombres (INEGI, 2018) sin mencionar otras actitudes de riesgo; sin duda el “me aguanto, porque soy hombre” nos cuesta la vida.
Otra razón imperativa para que los hombres nos responsabilicemos de nuestro propio autocuidado tiene que ver con un tema de justicia de género, la división de labores entre hombres y mujeres ha respondido a fenómenos sociales y culturales que en México ha asignado el espacio doméstico y el cuidado de sus habitantes a las mujeres; mientras que para los hombres se designó el rol de proveedor a desarrollarse en el espacio público. La última Encuesta Laboral y de Corresponsabilidad Social (2012) encontró que en México, arriba del 70% de los cuidados a menores de edad, personas enfermas temporalmente y personas con alguna discapacidad son conferidos por mujeres que además, arriba del 85% son integrantes del hogar, por lo tanto no hay pagos de por medio. Según el Inegi (2018) estas actividades ascienden a un 23% del PIB nacional. Este patrón socio-cultural de distribución de roles, no sólo dificulta los avances profesionales para las mujeres, sino que limita el apropiamiento del espacio doméstico por parte de los hombres, y sobre todo, del autocuidado (colectivo e individual).
Esta incomodidad en el hogar, principalmente aquellos compartidos en familia, pueden disparar malestares emocionales y psicológicos en nosotros los hombres, tensarnos, frustrarnos, estresarnos; de ahí la invitación a que nos hagamos partícipes de todas las labores y cuidados que se realizan en nuestro hogar; responsabilicémonos de nuestra salud integral, reconozcamos las necesidades de cuidado de las demás personas en casa, ofrezcámonos a cuidarles de manera igualitaria, en la corresponsabilidad y el equilibrio doméstico encontraremos un balance emocional propio.
El autocuidado nos recupera el control sobre nuestra salud, nos da autonomía e independencia (y a las mujeres también), equilibra la distribución de roles en la casa, mejora nuestras relaciones, previene y disminuye las consecuencias de enfermedades, libera la saturación de servicios de salud, contribuye a nuestra salud integral y a nuestro bienestar general.
Yair Maldonado Lezama, Coordinador de Posicionamiento Público del programa civil Género y Desarrollo (Gendes)