Cuando se trata de la defensa de los derechos humanos han existido todo tipo de manifestaciones, desde marchas en las avenidas principales hasta huelgas de hambre, pero cuando los derechos de los animales están en riesgo, hay que ser más creativos para que las personas se interesen por la defensa de quienes no pueden hablar para hacerlo. 

La reconocida organización de bienestar animal, PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales), recientemente dio unas sorprendentes declaraciones, donde afirmaron que las mujeres podrían llevar acabo una especie de “huelga sexual” a los hombres carnívoros.

El motivo de esto es que, según la organización, los hombres consumidores de carne son los mayores responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. En este sentido, si las mujeres privan de las relaciones sexuales a los hombres, ellos eventualmente se harían veganos para volver a tener aquello que tanto desean.

Según The Telegraph, fue la filial alemana quien indicó que esto podría ayudar a “salvar el mundo” y acabar con la “masculinidad tóxica”. De hecho, Daniel Cox de PETA Alemania, afirmó que “los hombres necesitan despertarse y oler el tofu”.

“Todos los conocemos, los padres de los suburbios con botellas de cerveza y pinzas para barbacoa que chisporrotean salchichas. Sin embargo, el hecho de que los ‘maestros de la parrilla’ crean que tienen que demostrar su masculinidad a sí mismos y a sus congéneres a través del consumo de carne no solo va en detrimento de los animales”, dijo Daniel Cox. 

Los mandatos de género en la cocina 

Los mandatos de género se metieron hasta la cocina, ya que, existe el mito de que el consumo de carne es una muestra de virilidad y masculinidad, que hace más hombres a los hombres.  Por lo que, el consumo gastronómico también está condicionado por el género, explica Beatriz Robles en su articulo “Carne y masculinidad: ¿por qué los hombres muy hombres comen  chuletón?”. 

La carne y masculinidad siempre han mantenido una relación estrecha, pues según estos mandatos de género, no hay nada para distinguirse de otros machos alfas como terminar devorando un filete, entre más grueso más hombre. 

En el libro "La política sexual de la carne" de Carol J. Adams nos explica el origen de este estereotipo: La carne esta relacionada a la caza, cuya actividad era exclusiva de los hombres relegando a la mujer de dicha actividad. La caza es de hombres y comer carne también, de ahí que el consumo de carne animal siempre ha tenido un uso político y patriarcal, de acuerdo con la autora. 

 En época del esclavismo en Estados Unidos, los esclavos hombres recibían doble porción de carne, mientras que en tiempos de guerra, la carne era de consumo exclusivo para los soldados. La carne es un símbolo de poder, de vigor, de dominio.

Por su parte, miembros de PETA agregaron que debido a que hay pruebas científicas de que la “masculinidad tóxica” daña el clima, se debería agregar un impuesto del 41% a la compra de carne por parte de los hombres. Ese número en específico porque los hombres generan un 41% más de emisiones de gases de efecto invernadero que las mujeres debido a sus “tendencias carnívoras”.

No obstante, este llamado a la “huelga sexual” provocó bastante indignación entre cientos de personas, ya que sería una idea “cavernícola” y “sexista”.

“Simplemente alimenta todas las peores narrativas de los años 90 de que las mujeres usan el sexo, no es algo que disfruten, que deberían usarlo como una herramienta contra los hombres”, indicó la parlamentaria Alicia Kearns a la radio LBC.

Sin embargo, no se trata de una hacer una huelga de sexo para reducir el consumo de carne en el mundo, sino de realmente analizar los estragos e impactos de este en el medio ambiente, sobre todo ante la explotación de los animales.