Los perritos son los mejores amigos, están contigo en las buenas, en las malas y en las peores. Eso lo saben bien Liliana Rivas y Gabriela Álvarez, quienes aseguran que su perrita Hoshi las ayudó a recuperarse cuando enfermaron de covid-19 el año pasado.
Hoshi es una perrita de raza shiba inu de cinco años de edad. Gaby, como la llaman de cariño, la tiene desde que era cachorrita, después también se volvió como la hija de Lili, pues ambas fueron pareja durante cuatro años y medio.
El 4 de julio del año pasado, la covid les cambió la vida, pues fue la fecha en que se enteraron que habían dado positivo al virus Sars-CoV2. El cansancio, la dificultad para respirar y el dolor de cabeza las acompañaron durante varias semanas.
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Justo en esos días en los que tenían miedo y se sentían tan mal que no querían hacer nada, Hoshi fue su motivación para seguir adelante, pues las impulsaba a jugar y a que la sacaran a que hiciera sus necesidades.
“La perrita lo que hacía todo el tiempo era darnos las ganas de pararnos, de sacarla en la mañana, de sacarla en la noche, de jugar con ella un ratito ahí en el departamento y eso hacía que saliéramos adelante, porque si no, te aseguro que nos habríamos quedado ahí encerradas sin poder hacer más”, relató Lili, en entrevista con La Silla Rota.
Ella y Gaby vivían en la colonia Juárez, en la Ciudad de México, los cuatro pisos que tenían que bajar y subir eran una agonía por la dificultad para respirar, pero lo hacían por Hoshi. Como cualquier perrito, ella disfruta de correr en las escaleras, de los juguetes que suenan y le encanta acurrucarse en la cama.
La perrita está acostumbrada a hacer del baño en la calle, no quería hacer en otras partes como el baño, el tapete o el pañal que le compraron. El primer día de la enfermedad no pudieron sacarla, pero se dieron cuenta de que tenían que pensar en alguna manera de salir sin poner en riesgo de contagio a otras personas.
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Así fue que decidieron salir a las 6:00 de la mañana, a pesar de que estaban enfermas, para sacar a Hoshi sólo para dar una pequeña vuelta. Lili relató que lo que más les preocupaba era contagiar a alguien, por eso decidieron salir en ese horario y además con cubrebocas, careta y guantes para minimizar el peligro. En las noches repetían el mismo procedimiento.
“Si no hubiéramos tenido la parte de tener que sacarla, te aseguro que nos hubiéramos deprimido, en la casa, sufriendo, viendo que si nos dolía más la cabeza, que si nos dolía más la garganta, porque no nos podíamos levantar, pero aquí era o te paras o te paras”, enfatizó Lili.
El apoyo de su pareja también las impulsó a salir de la enfermedad
Aunque actualmente se encuentran separadas por otros motivos, Lili señaló que cuando Gaby y ella enfermaron de covid-19 un factor importante fue que se apoyaron y se cuidaron mutuamente, porque sabían que la única manera de mejorar era enfrentando juntas al virus.
“Fue aprender de la otra en un momento difícil. Fue agarrarnos de la mano y decir estamos en esto, vamos a hacerlo juntas, sin miedo, porque con miedo no lo logras”, expresó Lili.
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Señaló que curiosamente no se sentían tan mal al mismo tiempo, así que si una tenía síntomas más fuertes, otra era la que sacaba a Hoshi o al revés. Así estuvieron durante mes y medio, hasta que las dos dieron negativo.
“El apoyo entre Gaby y yo era total, si una no estaba bien, le ayudaba a la otra, la otra no estaba bien y le ayudaba a la otra. Hoshi era el aliciente de decir adelante, vamos porque está aquí, porque es nuestra bebé”, enfatizó.
“Y como pareja, por supuesto la parte del apoyo emocional, nos poníamos a leer, a pintar mandalas, a cocinar una cosita para que estuviera bien la otra, a pedir el súper”, destacó Lili.