Haití, el país más empobrecido se ve atravesado por una situación inhumana de violencia que parece no dar tregua, Consuelo Alzamora y sus hijos de cuatro años originarios de Chile, resisten en el poblado de Les Cayes a cuatro horas de la capital Puerto Principe. 

Ante la ola de violencia que azota la isla, la mayoría de extranjeros han abandonado el país, se pueden contar con los dedos de las manos, sin embargo, la terapeuta Consuelo Alzamora decidió permanecer en Haití impulsada por el amor a esa tierra, a la gente y por supuesto, su profesión, pues es fundadora del centro de rehabilitación Fondation Tous Ensamble. 

"Me siento como en mi casa, este es mi pueblo, esta es mi vida", le dice a BBC Mundo por teléfono. 

Alzamora fundó este centro en 2016 y ahora, tiene en la mira crear clínicas móviles y rehabilitación con niños, sin embargo, la violencia llegó al poblado de Les Cayes en agosto desde año, cuando iniciaron manifestaciones y barricadas que a veces, impiden que les lleguen suministros básicos como el gas, luz, agua y algunos alimentos. 

“Todo septiembre estuvimos cerrados porque las manifestaciones estuvieron muy violentas y no podíamos poner un pie fuera de la casa. Había manifestaciones todo el día y era muy peligroso por los disparos. Aquí la policía dispara a quemarropa. Deben haber muerto unas 20 personas y tuvimos decenas de heridos aquí en el pueblo en las últimas semanas”, comenta para la BBC.

La terapeuta hace hincapié en que una de las problemáticas más graves que están aconteciendo en esta área son las balas perdidas, pues atiende a muchos pacientes heridos o con lesiones medulares; se siente como estar en guerra. Recordó un caso que ocurrió hace un par de semanas, donde un joven de 16 años recibió un impacto en la cabeza y la gente de Les Cayes tomó el cuerpo y lo paseó por el pueblo para que se diera a conocer que la policía también perpetra asesinatos. 

Aislados de la capital 

A cuatro horas de ahí, Puerto Príncipe ha sido tomado por grupos armados que tienen obstruidas las carreteras, secuestran y asesinan sin miramientos, Alzamora explica que si tomas un bus desde el sur hacía la capital tienes un 50% de posibilidad de ser asesinado y otro 50% de que te dejen pasar. Con esto, la comunidad de Les Cayes se encuentra contenida en esa área al sur y desde hace más de un año, Consuelo no ha pisado la capital.

“Aveces esos hombres con ametralladores paran los buses y el chofer les da plata, pero otras, va pasando el bus y los matan a todos. Pueden morir 20 o 30 personas y nadie dice nada”, explica. 

La esperanza de que las cosas mejoren… algún día

El miedo más grande: El secuestro. Esta práctica -desfortunadamente- común en la capital ha generado el pánico entre los extranjeros quienes decidieron huir del país inmediatamente, pues son el blanco perfecto para las mafías que gobiernan la isla; las mujeres son violadas y los hombres mutilados, cobran una cantidad exorbitante y saben que las familias pagarán para que los liberen, explica Consuelo. Por suerte, esa práctica aún no alcanza el sur donde se encuentra la familia Almazora.

El día que lleguen los secuestros al sur, no podría quedarme porque soy el blanco perfecto para secuestrar. Es que somos muy pocos extranjeros en el sur. Hoy en día creo que somos como cuatro: tres gringas y yo, explica para la BBC Mundo.

Para la mujer de 36 años, resistir en Haití no sólo es un acto de valentía sino también del inmenso cariño que siente por el pequeño pueblo, la idea de ayudarlos y hacer un diferencia real en la vida de esas personas, se ha convertido en el aguerrido bastión de la terapeuta para no abandonar, lo que ahora es, su tierra. Estoy completamente convencida de que lo que estamos viviendo ahora va a pasar. Y se convertirá en un recuerdo. 

A.D