En 1969, la activista y feminista Kate Millet publicó su ensayo “Política Sexual”, convirtíendose en una lectura referente para la lucha por la liberación de la mujer. El texto, que empezó como su Tesis Doctoral para la Universidad de Oxford, señaló las grandes desigualdades estructurales por razones de género, las condiciones laborales, los derechos reproductivos y sexuales de la mujer y pensó a las mujeres como “el pueblo sometido”. 

“La imagen de la mujer tal y como la conocemos es una imagen creada por hombres y cosida a la medida de sus necesidades”, escribió la feminista.

Hace cuatro años, Kate Millet falleció en París, Francia a causa de un paro respiratorio pocos días después de cumplir 83 años. Sin embargo, la escritora y activista dejó su legado y pensamiento feminista para leer y analizar hasta la actualidad. “Las mujeres ponen mayor empeño en mejorar sus relaciones con los hombres. Pero lo más importante es cambiar las relaciones entre mujeres”, afirmó en Política sexual. 

Asimismo, criticó y explicó a la supremacía masculina como una aceptación a un sistema de valores impuesto para dominar y no como una fuerza física e insistió en que el patriarcado era una estructura de poder que se adapta a los diferentes contextos sociales, políticos y económicos. 

"Uno de los mitos favoritos de la mentalidad conservadora consiste precisamente en que toda mujer es una madre en potencia", sostuvo la escritora.

Millet también fue la autora del famoso lema de los setenta: “Lo personal es político”, señalando al “sexo como una categoría social impregnada de política” y denunciando que la vida privada de las mujeres no era ajena la vida pública; con ello hizo consciencia en que la violencia y maltrato dentro de los hogares no era un problema individual, sino estructural y una raíz del patriarcado.  

Por otro lado, Millet describió al amor romántico como el opio de las mujeres, una manipulación emocional para que los hombres siguieran gobernando mientras ellas amaban. "El concepto del amor romántico es un instrumento de manipulación emocional que el macho puede explorar libremente, ya que el amor es la única condición bajo la que se autoriza -ideológicamente- la actividad sexual de la hembra”, escribió. 

Desde su juventud, la activista y feminista marchó a favor del aborto, señaló el sexismo en las artes, visibilizó las represiones del cuerpo femenino impuesto por el hombre, y anunció su inconformidad ante la violencia estructural y las relaciones de poder en los espacios públicos y privados. Actualmente es una de las autoras y activistas a las que se les adjudica el origen del feminismo radical y un ícono feminista. 

Con información de Público 

asl