Hablar de la “fertilización” del óvulo apunta a una falta de representación femenina en la ciencia, señala BBC Mundo. Algunos detalles respecto a este proceso son relativamente nuevos y giran entorno a descubrimientos -que interesan- a la comunidad científica masculina.
Este tema, lo pone sobre la mesa la antropóloga estadounidense Emily Martin, una de las primeras mujeres en señalar que el lenguaje que se emplea para hablar de la fecundación deja de lado a la mujer, además de apuntar a que los valores culturales se ven reflejados en la manera en que los científicos explican sus descubrimientos sobre el mundo natural.
"La continua falta de representación en la ciencia de personas con diferentes perspectivas va a influir en el tipo de preguntas que haces y en las explicaciones que vas a encontrar", sostiene Kristin Hook.
La concepción desde una perspectiva orientada al óvulo; no al esperma
Desde la educación básica se nos muestra este proceso del espermatozoide, aquella célula sexual masculina que nada a contracorriente y que, con una velocidad maratónica llega al óvulo que espera sin ningún esfuerzo su llegada para dar paso a la gestión de un embrión; claro, esto en resumidas cuentas.
“Se nos enseña este proceso de fertilización humana como si fuese una fábula o un cuento de hadas; esta es la narrativa que se nos enseña”, señala un artículo de la BBC.
Uno de los primeros mitos a derribar de acuerdo a Emily Martin es la idea de estos espermatozoides que nadan, pues, en realidad, no tienen la fuerza suficiente para llegar por sí mismos al final de las trompas de falopio. No nadan; son propulsados por las contracciones del útero, explica Brison, director científico del Departamento de Medicina Reproductiva de la Universidad de Manchester, en Reino Unido.
El útero realiza el trabajo de propulsión y traza la trayectoria del espermatozoide; impulsa o impide el desplazamiento, esto se logra cuando modifica la consistencia de la secreción.
“La acción mecánica del oviducto, así como su química, es decir, si tiene un fluido salado o viscoso, o tal vez un pH de cierto tipo, ambas controladas por el tracto reproductivo femenino, regulará cómo ocurrirá la concepción.”, explicó Virgina Hayssen a la BBC Mundo, profesora de Biología del Smith College en EE.UU.
El óvulo no está esperando al esperma pacientemente, sino que se desplaza dentro de las trompas en sentido descendente gracias a los cilios (unos filamentos forma de pestaña), también repele, modifica su acidez y atrae al espermatozoide. No se puede hablar de un encuentro donde la célula sexual masculina es la única parte activa; se trata de un proceso de interacciones mutuas, comenta Virginia Hayssen.
La antropóloga Emily Martin, explica que este fenómeno de la movilidad del esperma se conoce desde hace décadas pero no parece haber mayor difusión; se debe cuestionar la terminología y lo que conocemos sobre la concepción.
Preguntarnos si nuestra idea de este proceso es correcta, eliminar los prejuicios de género y describir la concepción con precisión y veracidad, no sólo es fundamental para mejorar los tratamientos de fertilidad asistida, sino también, para elevar la calidad de vida de millones de mujeres que buscan métodos anticonceptivos eficaces, educar a las infancias y abrir paso a nuevas tecnologías orientadas a nuestras necesidades.