¿Llegará un día en el que unos papás en espera de su bebé se pregunten si será niña, niño o niñe? Si vamos a los datos actuales sobre discriminación a integrantes de la comunidad LGBTI+ encontramos una realidad que se aparta mucho de ese horizonte: 6 de cada 10 reportes refieren rechazo del padre o la madre, ambos en igual proporción.

Ahora que estamos a punto de salir a marchar por el orgullo, es buen momento para preguntarnos colectivamente si todo aquello que exigimos para nosotras y nosotros mismos en términos de libertad, igualdad e inclusión lo aplicamos con los demás. Te hago otra pregunta: ¿por qué le hemos dedicado tantas horas de discusión social a la escena de un beso consensuado entre dos mujeres en la película Lightyear?

Puede ser que haya un poco de marketing detrás de la supuesta polémica, pero a mí me parece sorprendente que en plena transición hacia una agenda de género todavía haya tanto escándalo e incluso vetos en varios países a una escena romántica que dura 2 segundos y no exista alarma por la violencia que todos los días sufren las personas con orientación sexual diversa.

Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y una variedad más de identidades sexogenéricas forman parte de la estadística donde agresiones físicas, psicológicas y sexuales se vuelven parte de su día a día en la calle, la escuela y, como lo señala el dato con el que inicié, la familia.

La fuente son las llamadas de auxilio para pedir apoyo jurídico y psicológico que recibe el Consejo Ciudadano a través de la Línea y Chat Nacional Diversidad Segura, 800 000 LGBT (5428), un espacio inédito en el país donde hay atención gratuita y 24/7 con orgullo y sin prejuicios. Un servicio que es indispensable si consideramos que todavía falta mucho por hacer para consumar una cultura de verdadera inclusión, en lugar de una mal entendida tolerancia.

Para dimensionar el tamaño del reto, basta ubicar que los llamados Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG), también conocidos como terapias de conversión —una absoluta violación a los derechos humanos— apenas están prohibidas en 9 estados de la república; ¡9 de 32 en pleno 2022! La primera entidad en legislar al respecto fue la CDMX, que se distingue por ser progresista, luego el Estado de México, Baja California Sur, Zacatecas, Yucatán, Colima, Jalisco, Baja California y Puebla, de acuerdo con el orden de aprobación.

Falta mucho por lograr y no es tarea exclusivamente de la autoridad. El ejemplo del beso lésbico en la película infantil de moda nos confronta con una oportunidad radical para cambiar los roles y estereotipos relacionadas con las normas de masculinidad y feminidad, desde la crianza para que un día tener niña, niño o niñe genere la misma ilusión en los futuros padres.

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La autora es Maestra en Desarrollo Humano, integrante de la Generación 2022 del Programa de Liderazgo de Mujeres en la Universidad de Oxford y fundadora de Ola Violeta A.C., desde donde trabaja por el derecho a la conciencia corporal de niñas y mujeres. Su buzón de twitter está disponible en @MaElenaEsparza