La atleta paralímpica, Valentina Petrillo, se ha hecho viral en redes sociales al marcar un hito en el atletismo al recorrer en tan solo 26.27 segundos los 200 metros en la categoría de mujeres F50. También se ha convertido en la primera mujer trans en participar en un Campeonato Paralímpico Femenino Internacional, al debutar en el Campeonato Paralímpico Italiano de Atletismo.
La velocista compitió por primera vez en la categoría femenina en el Campeonato Italiano de Atletismo Paralímpico el 11 de septiembre de 2020. Esa ocasión también fue la primera que en deportes paralímpicos se presentaba una persona trans.
Valentina Petrillo vive con una discapacidad visual desde los 14 años, debido a la enfermedad de Stargardt, una padecimiento ocular degenerativo. A pesar de que su entrenador en ese momento le dijo que podría participar en los Juegos Paralímpicos de Atlanta, fue hasta 2015 que volvió y consiguió once campeonatos seguidos, en categoría masculina. A partir de 2019 comenzó a competir en la categoría femenina.
La atleta ha señalado que esto es un sueño hecho realidad, en referencia a vestir la camiseta de la selección italiana como mujer. Además, ha hecho referencia al hecho político que implica la inclusión de personas trans y que esto sea universalmente aceptado.
La inclusión de atletas trans
La nadadora Lia Thomas, la levantadora de pesas Laurel Hubbard, la futbolista Mara Gómez, la tenista Renée Richards o el triatleta Chris Mosier son atletas trans que han sido reconocidos. Sin embargo, también se han enfrentado a la discriminación y a la discusión pública sobre sus cuerpos y tratamientos hormonales.
Mara Gómez, en entrevista para Animal Político, comenta respecto a los ataques biologistas que, “la supuesta ventaja física a la que hacen referencia los grupos odiantes comienza a disolverse cuando se voltea a ver las desigualdades en las que se desenvuelve el colectivo trans: a muchas personas se les excluye de casa, les es más difícil terminar sus estudios, y el escaso acceso a trabajos remunerados las convierte, especialmente a las mujeres trans, en sujetos sociales vulnerables”.
La idea de que una atleta trans es mejor que una atleta cisgénero, con base en sus características biológicas, presenta una serie de problemas, explican Lucia Ciccia y Hortensia Moreno, investigadoras del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) en el artÍculo publicado en la Gaceta UNAM "¿Las personas transgénero deben competir en la rama femenil del deporte?"; ya que mencionan que plantear que los hombres cis son superiores a las mujeres cis, desde el punto de vista físico, es irracional.
Ante el discurso de que la testosterona es la "justificación biológica" para legitimar el cuerpo de los hombres cis como de mayor valor, señalaron que son diversos factores los que se vinculan con las habilidades deportivas y que no tienen una relación directa con la testosterona, de manera que, “la testosterona no es la causa de la supremacía atlética”.
“La regulación deportiva opera como una vigilancia de género que afecta a las poblaciones más vulnerables: personas racializadas, cis mujeres intersex, y trans mujeres”, mencionan las investigadoras.