“Había compartido en mi terapia los problemas que tenía de autoestima, apariencia y seguridad y lo que la psicóloga me recomendó fue “arreglarme”, que significaba maquillarme y vestirme mejor. Me sentí muy juzgada y tampoco sentí que era la forma de abordar mis problemas”, compartió. 

La Organización Mundial de la Salud ha reconocido la importancia de la salud mental ya que esta puede afectar aspectos fundamentales en la vida de las personas. En 2013, el 98 por ciento de los mexicanos consideraba que tenía buena salud mental, según una encuesta nacional en vivienda de Parametría. Sin embargo, la OMS ha señalado que alrededor de 450 millones de personas en el mundo sufren de algún trastorno mental o de conducta. 

“Comenzar un proceso de terapia o de acompañamiento es un tema personal”, explicó la psicóloga Regina Galindo para La Cadera de Eva, y señaló que existen temas comunes como las crisis en diferentes etapas de la vida, ansiedad o estrés, relaciones de pareja, duelos o soledad, “pero más bien creo que es un tema de cuando hay algo que hace ruido o incómoda y la forma que se ha llevado hasta ese momento no ha funcionado”, afirmó Regina. 

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Decidir tomar terapia 

En 2019, Itzel colaboró en una investigación para fomentar buenas prácticas en el periodismo que le implicó leer y ver muchas imágenes sobre feminicidios en México; meses después su abuelita, un rol materno en su vida, falleció. Itzel decidió ir a terapia porque sufría de ataques de ansiedad y enfrentó problemas de depresión. 

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“El espacio en terapia es muy valioso porque tiene que ver con la propia escucha”, explicó Regina. Por otro lado, la psicóloga también resaltó lo primordial de tener un vínculo de confianza entre psicoterapeuta y paciente, porque de esa forma es como se pueden profundizar y trabajar los temas que mueven y hacen ruido. 

“En una sociedad tan machista como la que vivimos tomar terapia con perspectiva de género es algo que no se puede dejar fuera, porque sin duda, toca el contexto es parte de cada paciente”, sostuvo Regina.

Actualmente Itzel toma otro tipo de terapia, una donde se siente más cómoda y comparte desde su propio espacio. Su psicóloga actual se identifica como feminista radical, y también comparte reuniones con otras mujeres para hablar sobre lo que las atraviesa. 

“Me di cuenta que no era la única con un problema de inseguridad ni de autoestima: también que esta inseguridad de pánico y ansiedad era más grande, que nos atravesaba a muchas mujeres, sin necesidad de ver el gráfico diario de feminicidios en México porque el miedo es latente en las mujeres”, compartió Itzel, que agradece haber encontrado un espacio seguro que acompaña sus ideales y creencias.