Ejercer la paternidad no es algo fácil seguramente, ya que no hay un manual que explique el abc del proceso y acompañamiento con cada hijo e hija. Lo que sí existe es un aprendizaje no escrito de roles y estereotipos tradicionales que les marca el “deber ser” como padres. La procreación inicia con un hecho biológico y según las estadísticas mexicanas no todos los hombres la asumen y se responsabilizan. Culturalmente desde el sistema patriarcal, al padre se le asigna un lugar central en la familia y en la sociedad, para lo cual se le pide, sea protector y satisfaga las necesidades básicas y materiales para el desarrollo de sus hijos e hijas así como de la familia en su conjunto.
Desde el estereotipo patriarcal asignado a los hombres-padres se establece el rol de proveedores, fuertes y en ocasiones hasta insensibles. Negándoles la posibilidad del cuidado amoroso, se les fomenta “educar” desde el autoritarismo, “corregir con mano dura”, cuidar a su prole, solucionar los problemas, no dar una imagen de debilidad ya que el padre es la fuerza de la familia. Tiene que ser lo “suficientemente hombre” para procrear hijos e hijas, mucho mejor si son varones, ya que si no, será cuestionada en su virilidad.
Lee: ¿Cuáles son las consecuencias de tener un padre ausente?
Por fortuna, hace ya algunos años comenzó a gestarse una nueva perspectiva desde las nuevas masculinidades, en la cual el ejercicio de la paternidad es además de un derecho, el cambio de los modelos tradicionales de crianza, en donde el padre sí participa, promoviendo la cercanía, brindando apoyo emocional, participando en las actividades de cuidado, del hogar, escolar, económicas y de bienestar en el desarrollo de sus hijas e hijos en igualdad de circunstancia.
LA FUNCIÓN DEL PADRE EN LA CONFIGURACIÓN PSÍQUICA
Desde la configuración psíquica del ser humano, la figura del padre y la madre son relevantes, en esta ocasión me centraré solo en la función del padre. Para que se realice esta función no necesariamente tiene que darse a través del padre biológico, puede ser a través de un sustituto o figura que lo represente. El padre simbólico “separa” la diada creada entre la madre y el hijo o hija, creándose una falta y con ella la posibilidad del deseo, también está a cargo de la prohibición del incesto, lo cual es uno de los pasos del sujeto al ámbito cultural. Participa en la estructuración de la sexualidad a través del complejo de Edipo, esta configuración “ayuda” al camino hacia la adultez, a crear simbólicamente la noción de una pareja, y a la construcción de la identidad, entre otras cosas.
Lee: Exhiben a papás irresponsables: evita salir con deudores de pensiones
Un padre suficientemente bueno, será aquel que mira a un sujeto-sujeta, no a un objeto de su pertenencia el cual le cuidará en su vejez, es el que dará libertad y estructura al hijo-hija, el que creará en su acompañamiento un continente para que su hijo-a, pueda desplegarse con plena confianza y seguridad en su actuar y toma de decisiones, lo cual le dará la posibilidad de armarse a sí misma-o, dependiendo lo menos posible del padre. Acompañar es diferente a cargar, cuando un padre está dispuesto a soltar a los hijos e hijas, no es nada fácil por todo aquello que atraviesa, pero sin duda será algo que hará crecer a ambos. Esto es parecido al momento que aprendemos a manejar la bicicleta, el padre nos informa, nos da tips y promueve la confianza para sentirnos seguros al tomar en nuestras manos la bicicleta. Nos acerca un equipo de protección, casco, rodilleras y coderas, porque indudablemente nos vamos a caer, raspar y hasta chocar, pero aprenderemos a manejar la bicicleta de tal manera que soltaremos de vez en cuando los manubrios, sintiendo la libertad y gozo de llevar nuestra propia dirección.
DIVERSAS PATERNIDADES
Como vemos el ejercicio de la paternidad es diversa ya que son diferentes factores los que confluyen en su ejercicio, por ejemplo: el contexto histórico, nuestros padres fueron diferentes a nuestros bisabuelos; la cultura, los Aka son una tribu centroafricana donde los padres muestran más que la madres su afecto y cuidado a los hijas-os; el espacio sociodemográfico, en algunos países asiáticos, ni padres, ni madres muestran afecto a sus hijos e hijas, la situación política, en países en guerra el papel de la paternidad responde a las condiciones de las mismas; la económica, en el caso de la migración los padre partían en busca de mejoras económicas, ahora vemos a familias completas y/o solo a niños y adolescente partir, lo cual le da otro sentido a la presencia del padre.
Lee: Padres que también dejan todo por sus hijos
Así mismo, podemos mirar el paternaje en diversas películas y/o series, por ejemplo, la historia de El Rey León, un padre sabio y bondadoso considerado “el bien” que fue asesinado por el “mal” representado en su hermano el cual recrea la parte oscura y ambiciosa del reino animal. En la película El castillo de la pureza, de Arturo Ripstein, basada en una historia real de los años 50, donde el padre en su idea de que la humanidad es aberrante, decide “proteger” a su familia durante 18 años, imponiéndoles reglas autoritarias y agresivas, castrándolos en todo sentido. Otra película que marco un parte aguas entre la paternidad tradicional y una nueva perspectiva fue kramer contra kramer con Dustin Hoffman y Meryl Streep en la cual se cuestionan los roles de género, los derechos de los padres y de las mujeres, el concepto del padre soltero, de cómo lidiar con la vida laboral y familiar, entre otros temas. Finalmente, el personaje de Antonio Alcántara en la serie Cuéntame cómo pasó contextualizada en los últimos años del franquismo y la transición española a la democracia, nos muestra la transición de un padre clase mediero con un arraigo a los roles y estereotipos patriarcales el cual se va transformando al mismo tiempo que la democracia de su país.
Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.