La cultura del estereotipo de género nace con nosotros y se extiende a todos los sectores sociales; el brazo del que parece, es imposible escapar. ¿Qué viene a la mente al momento de pensar en la moda y cuál es el papel de la mujer en la industria?, quizás, de manera colectiva, viene a la mente la mujer encargada de dejar impecable la costura que porta la modelo, mientras que la cabeza y la figura aplaudida es algún diseñador de renombre que saldrá a la pasarela entre enceguecedores flashes.
Nombres como Giorgio Armani, Christian Dior, Gianni Versace, Óscar de la Renta o Karl Lagerfeld salen en las primeras páginas del buscador; los diseñadores más conocidos a nivel mundial, se lee en los títulos de las revistas especializadas.
Una industria que posee tintes de estereotipo de género y donde en las aulas de formación, la población femenina es superior a la masculina deja en el aire la pregunta, ¿por qué la mujer trabaja en la moda pero es liderada por el hombre?
Regina Ramírez, diseñadora de moda y vestuarios para la cadena Televisa, recuerda su proceso al momento de decidirse por esta carrera, el machismo y cómo, históricamente esta relación del hombre protagonista deviene de la cultura patriarcal.
“Desde mi formación educativa, la población primordial era de mujeres o personas no binarias, en contraparte, en mi generación había menos de cinco hombres (...), esta situación está ligada a que socialmente, la moda es vista como un sector donde se debe desempeñar la mujer; el estereotipo de género en la moda está fuertemente marcado”
Asimismo, Regina explica que aunque es la mujer quien ocupa mayoritariamente los espacios de la moda, al momento de observar el diseño de alta costura es sencillo darse cuenta de quiénes lideran la industria textil. Contrario a lo que socialmente se piensa, en realidad, la moda no es un espacio representativo de la mujer.
“En un principio los hombres eran artesanos y diseñadores, ellos fueron los primeros modistas que acuñaron el término sin embargo, hay que observarlo desde una óptica diferente. No era que las mujeres interesadas en la moda no existiesen, es que ellas no podían ejercer, no tenían los medios ni las oportunidades” , explica la diseñadora.
El padre de la moda: el privilegio de nacer hombre
Charles Frederick, el hombre considerado el padre y creador de la moda nació en 1825 en Inglaterra, con una formación artística y la posibilidad de estar en contacto con el arte del romanticismo encontró la inspiración suficiente para diseñar prendas ostentosas que serían utilizados por nobles y realezas europeas. A sus 20 años, Worth exponía sus prendas en las exposiciones más importantes de Londres y París, permitiéndole generar amistades con los círculos más enriquecidos de la sociedad europea.
En 1858, abriría su primer tienda y la emperatriz Eugenia comenzaría a realizar encargos de sus lujosos vestidos, por su puesto, esto sería un parteaguas para el diseñador que comenzaría a ser la definición personificada de la moda y tendencia, además, Worth revolucionaría con los primeros showrooms, ya no con maniquíes, sino con mujeres reales que modelaban con sus exclusivos diseños durante los bailes de la nobleza, explica la revista especializada, La Praire.
Sobre esta línea, la diseñadora Regina Ramírez hace especial hincapié en que si bien el trabajo de Charles es una parte fundamental en la historia de la moda, también es necesario mirar el fenómeno desde una perspectiva que cuestione de dónde venía exactamente el éxito.
“Charles Frederick enviaba sus diseños a la nobleza y realizaba bailes con las clases más altas; de esto venía una parte importante de su éxito. Era algo que la mujer no podía hacer, la mujer no tenía voz, el apoyo, posibilidades de desempeñarse en el arte y el diseño. La mujer debía cumplir con el rol de madre cuidadora y esposa que le correspondía”
Recordando que en el libro 1984 de Orwell, siempre destacó el gran poder que poseía el presente para crear la realidad del presente; la visión que tenemos en la actualidad es un vestigio de lo que fue y que aún se mantiene vigente. Es por ello, que es necesario poner sobre la mesa que la sociedad androcéntrica ha existido desde siempre, determina el rol de la mujer en la sociedad y coloca al hombre en una posición superior que le permite tener contacto con el mundo.
La mujer en la moda era adorno y una extensión del hombre. Las mujeres modistas siempre han existido, pero fueron puestas detrás de, las pusieron en esta área de confección, de patronar la parte estigmatizante de femineidad, de retocar con delicadeza las prendas, mientras que el hombre ocupaba las áreas de reconocimiento como estrategas y líderes porque tenían (y tienen) los recursos para hacer esas cosas, de ahí deviene que históricamente, sean los hombres quienes se llevan el reconocimiento en la industria de la moda, señala Regina.
La dicotomía en la moda
La moda, como cualquier fenómeno social, también ha sido un acompañante en la historia del feminismo y en la lucha de las mujeres que han buscado la libertad a través de su vestimenta. Siendo sujetos de nuestra propia historia, también es prudente recordar algunos movimientos que fueron refugio y bandera para las mujeres.
Las Garçonnes
Las Garconnes fue un movimiento francés de los años veinte que impulsaba a las mujeres a buscar un look totalmente masculino con la finalidad de romper con el estereotipo de feminidad socialmente dictado, además, estas mujeres buscaban su emancipación a través de la moda. Un punto importante de este movimiento es que no intentaban imitar al hombre, sino todo lo contrario, jugaban con el género y se distinguían por verse involucradas en cuestiones sociales en pro de los derechos de las mujeres.
La figura andrógina e intelectual de estas mujeres iba en contra de los conceptos tradicionales y estrictos de la sociedad, así, la moda sin género se convirtió en un movimiento que se volvió incómodo y desencajó a una Francia conservadora y machista.
El power dressing
Acuñado en Estados Unidos en la década de los ochentas, el powerdressing se convirtió en una señal de emancipación y libertad para las mujeres que comenzaban a abandonar su papel de amas de casa para formar parte del mercado laboral laboral y empresarial. Se dejaron de lado las faldas y se abrió paso a pantalones y sacos de hombres anchos; este estilo acompañó a una generación de mujeres que alcanzaron logros profesionales y ocuparon los primeros puestos de poder en las corporaciones.
Riot Grrrls
Movimiento de los noventas que se originó en la década de los noventas; las mujeres buscaban una disrupción total en el sistema patriarcal a través de la rebeldía, la moda el arte y el activismo. Las Riot Grrrls incursionaron en distintas áreas de la sociedad y se apropiaron de un punk heteronormativo y masculino para utilizarlo como canal de denuncia y expresión; destacan figuras como Siouxsie Sioux, Patti Smith o Joan Jett.
La moda tenía un tinte punk y rebelde que desafiaba la femineidad de la ropa de mujer con faldas a cuadros, ropa rasgada peinados con laca, maquillajes profundos y joyería, la frase que sintetizaba esta lucha fue dicha por Hillary Belzer.
“Las mujeres se pueden abrir camino pero tienen que luchar diez veces más”
En contra parte, es necesario también apuntar a las negativas dentro de la industria de la moda, pues es innegable que es un sector que perpetua estereotipos y refuerza la brecha de género, sobre esto, Regina Ramírez explica que a pesar de que, históricamente las mujeres han luchado por su libertad y utilizado la moda como arma, aún existen disparidades.
"Todos estos movimientos te llevan a preguntarte, ¿por qué aplaudimos tanto a un hombre que usa falda y nos parece revolucionario?, las mujeres pelearon por sus derechos a utilizar un pantalón, por ejemplo, algo que un hombre desconoce porque desde el momento que nace, ya posee privilegios. Una mujer tuvo que pelear por salir sin la compañía de un hombre a la calle, las mujeres lucharon por su derecho al voto, a hablar en público, a estudiar, a trabajar, a vestirse como quisieran y esto va de la mano con un rol de género aprendido"
De acuerdo a información del Censo Ocupacional del Inegi, en nuestro país, el 69,7% de las personas ocupadas en esta industria son mujeres, siendo esta, uno de los sectores que emplean más mujeres a comparación de otras, sin embargo, desconocemos dónde están y bajo qué circunstancias laboran porque el consumidor ni siquiera se lo pregunta.
Por otra parte, un millón 948 mil personas laboran en la industria de la moda, y de este universo, el 52% trabaja sin derechos laborales ni prestaciones, señala el censo económico 2019. Asimismo, se destaca que dos de cada tres personas en esta industria son mujeres.
La industria de la moda debe ser vista no sólo como la pasarela y el lujo, sino también como una industria donde la mujer resiste, donde impera el machismo, la precariedad laboral y una brecha de género que por siglos, se ha mantenida intacta.