Parlamentarias chilenas han lanzado un proyecto que pretende convertirse en una ley a nivel federal, la cual supone, que las infancias y adolescencias tengan la libertad de decidir la clase de uniforme que deseen utilizar sin importar el género con el que se identifiquen. En este escenario, la política María Francisca Bello señaló es arcaico que las mujeres continúen llevando faldas, pues no sólo es una perpetuación de género, sino además, una violación a sus libertades para decidir.
¿Pantalones o faldas?, esta disyuntiva se ha normalizado en todas las instituciones educativas de la región y dentro de los reglamentos, está pautada la manera en que se deben presentar los estudiantes al plantel, sin importar condiciones climáticas, la decisión de la persona e incluso, si ésta no se siente cómoda utilizando el uniforme. Una dicotomía de género obligada.
En esta línea, las parlamentarias Marcela Riquelme, Camila Rojas, Clara Sagardia, Consuelo Veloso, Emilia Schneider, Lorena Fries y Mercedes Bulnes, han acotado que es contradictorio que los reglamentos internos de educación demanden el uso de uniformes diferenciados por “niña y niño”.
Asimismo, señalan que el objetivo del proyecto es eliminar esta norma para fomentar la igualdad del aprendizaje, evitar la discriminación, el acoso y lo más importante, reconocer la existencia de infancias y adolescencias que no se identifican con su sexo biológico.
La liberación de las faldas
La socialización y el rol de género son fenómenos que quedan arraigados y se fortalecen al interior de las instituciones educativas, estos hechos dificultan que los estudiantes se desarrollen desde la libertad. El artículo académico “Un espacio de socialización diferencial de niñas y niños.” escrito por las investigadoras y docentes Carmen Teresa García, Margolfa Ayaso y María Gabriela Ramírez señala lo siguiente.
“Se espera que el niño imite conductas de acuerdo con el ideal masculino y la niña que imite conductas acordes al ideal femenino, lo cual los va limitando en el desarrollo de sus potencialidades y capacidades, ya que los encorseta en modelos rígidos y/o congelados de ser mujer y ser hombre.”
Además, este artículo acota un punto sumamente interesante, y es que, esta relación única entre niñas-niños, perpetuada educación, familia, el uniforme e incluso, los juegos y actividades educativas que establecen los docentes, por ejemplo, niñas a la casita, varones al fútbol. Para las especialistas, esta relación queda aún más palpable cuando se observa la manera en que se mueven las infancias y adolescencias en el patio de recreo.
Mientras que los varones se apropian de todo el espacio del patio, corren, trepan y brincan, las mujeres tienden a permanecer sentadas en áreas específicas, usualmente, junto a paredes o alejadas, pues ese es el rol que, desde la feminidad, les impone cómo sentarse al usar falda, no correr y tampoco participar activamente con sus compañeros, indica el documento.
“Los niños ocupan la mayor parte del mismo (patio), apropiándose del centro, mientras que las niñas se reparten en los espacios periféricos, en los rincones. Evidentemente, ellos/as no tienen conciencia de esta realidad. Así, desde los primeros años construyen socioculturalmente qué es ser niño y qué es ser niña, de manera no sólo diferenciada, sino también excluyente; práctica que aprenden y ejercen muy tempranamente (qué se puede hacer y qué no se puede hacer de acuerdo a su sexo).” ( “Un espacio de socialización diferencial de niñas y niños.”)
Al respecto, las legisladoras chilenas han expuesto en un documento legislativo que se debe considerar una pedagogía más incluyente, donde las niñas puedan apropiarse de los lugares, deshacerse de la falda, explorar, correr e integrarse a las actividades de manera libre y cómoda.
“Es esperable que las infancias y adolescencias atiendan de forma natural a explorar, jugar, conocer, experimentar en el ambiente escolar, no va en línea que se exija a niñas llevar un uniforme consistente en falda o jumper, el cual resulta incómodo al restringir el movimiento, provocando que niñas no puedan jugar con la misma libertad y comodidad que lo hacen los niños. No es acorde al espíritu de la educación, limitar las opciones de uniforme únicamente al sexo biológico”
Hasta el momento, se encuentra a discusión el proyecto y se espera que pronto, la Comisión de Educación decida si se aprueba o no ante la Cámara de Chile. Esta iniciativa de ley, podría representar un parteaguas importante en la educación de la región y se espera, que cumpla una funcionalidad doble acercando a más países latinoamericanos a optar por un sistema más incluyente y libre.