Nuestro trayecto y visibilización en la historia como mujeres ha tenido que realizarse con convicción, preparación, lucha, perseverancia y mucha paciencia, esta última es un don de las mujeres, y sabemos que las revoluciones y los cambios no se hacen de un día para otro. Desgraciadamente también en el camino muchas mujeres han perdido la vida en el intento y las han silenciando, masacrando y violentado, gracias a sus luchas y avances muchas hemos podido ir a la escuela, trabajar, decidir sobre nuestro cuerpo, ejercer o no la maternidad, ser propietarias, votar y ser votadas, entre otros derechos.

De ahí que la conmemoración del 8 de marzo no es un festejo, es honrar la vida y lucha de las mujeres movilizadas desde 1791 para ser integradas como sector poblacional a los derechos políticos y ciudadanos. Sin embargo, no es hasta el hecho de la muerte de más de 140 trabajadoras textiles, explotadas y sin garantías laborales, en una fábrica de Nueva York el 8 de marzo de 1908, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece en 1975 el Día Internacional de la Mujer, dicha conmemoración va respondiendo a un tema emergente cada año. Este 2021 el tema es “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19” reconociendo el trabajo y participación de las mujeres dentro del sector salud, ciencia, cuidados, y acciones con resultados positivos ante la pandemia en los países a cargo de mujeres. Así mismo, dentro de este contexto, se llevará a cabo el Foro Generación Igualdad, del 29 al 31 de marzo del 2021, dando inicio en la Ciudad de México y clausurando sus actividades en junio, en París. Dicho evento convoca a personas líderes, activistas y visionarias a nivel mundial, con el objetivo de invertir y proponer medidas encaminadas a crear un futuro igualitario y de recuperación ante la pandemia covid-19.

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Las mujeres como sujetas de derechos

Como hemos visto no ha sido fácil para las mujeres, ni para ningún otro sector poblacional “vulnerable” posicionarse como sujeta/os de derechos y poner en la agenda los temas emergentes que aminoren los rezagos, o atropellos a nuestras garantías individuales. De ahí, que podemos preguntarnos porqué si existen Convenios y tratados internacionales, leyes nacionales, una política pública de atención hacia las mujeres, tenemos que “luchar” por nuestros Derechos, cuando dicho concepto dice que los Derechos son inalienables e intransferibles, si están escritos, firmados y dichos en el discurso, no entiendo porque tenemos que “luchar” para poderlos ejercer, tendríamos que estar en otro momento de creación de nuevos escenarios, no “peleándonos” por ejercer lo que ya está escrito, es totalmente incoherente.

Y de aquí parto justo para mirar el valor y la importancia que las mujeres tenemos en la historia y en las nuevas formas de construirla a nivel mundial y en específico en nuestro país. De entrada somos según el censo 2021 del INEGI, el 51.2 por ciento de un total poblacional de 126 millones, 14 mil 24 personas. Es decir, matemáticamente somos votos, socialmente somos sujetas de derechos.  Las mujeres nos hemos caracterizado por la diversidad de pensamientos políticos, religiosos, culturales, económicos, étnicos y con consciencia de clase, entre otras, sin embargo también sabemos que cuando el tema tiene que ver con el bien común de las mujeres sabemos “dejar de ladito” nuestra convicción para sumarnos a la colectividad en razón de hacer valer nuestros derechos, nos hemos equivocado sí, pero también sabemos retomar el rumbo. La historia patriarcal de pronto nos subestima, pero la realidad nos visibiliza cada vez más, y este año daremos grandes muestras.   

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Nos encontramos con un muro

El año pasado las mujeres llegamos a la plancha del zócalo demostrando nuestra fuerza y sororidad, hartas de la violencia patriarcal en todas sus expresiones: política, social, económica, desapariciones, feminicida. El zócalo retumbó y todos los diferentes puntos de donde nos trasladamos. Fue histórico, nos llenamos de energía y fuerza, nos dimos la posibilidad de sumar, aliarnos, mirarnos y compartir el dolor, la rabia e impotencia que se vive ante la muerte y desaparición de tantas mujeres, niñas y adolescentes. Justo a los ocho días comenzó la contingencia y nos llevó a regresar al vientre materno para recupéranos y repensar muchas cosas de manera individual y colectiva, será un año agresivo, sin duda, los partos son dolorosos, pero también nos traen vida, renovación y fuerza interior.

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La prueba de ello, a un año de la contingencia, con mucho deseo acumulado las mujeres volvimos a salir de manera organizada al zócalo, al ombligo del país, lo cual simbólicamente es muy significativo. Encontramos un muro frio, distante, agresivo y guardián, el cual fue cubierto por flores, amor, solidaridad, colores, fotos, cruces, y siluetas. El mural se convirtió en el espacio de expresión y visibilización de aquellas mujeres sin voz que no habremos de olvidar, por ellas, por nosotras y por las nuevas generaciones. Plasmamos el dolor, la memoria y la resistencia de las mujeres, pero también de una sociedad incluyente bastante lastimada.

La lucha de las mujeres sabemos que no solo impacta a las mujeres, somos sujetas de derechos sociales, de ahí que los valores que perseguimos tienen que ver con libertad, igualdad, justicia, solidaridad, cooperación, compasión, valentía, amor, en los temas del racismo, feminismo, educación, diversidad, clase, y todo aquello que tiene que ver con nuestro desarrollo como sociedad plural e igualitaria.  Y como diría Nina Simone, te voy a decir qué es la libertad para mí: no tener miedo.

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada enpedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

@EscamillaBarr