¿Y si cambiamos los viejos mitos y les otorgamos perspectiva de género? Tal vez así Medusa ya no sería un mujer monstruosa, asociada a las serpientes y a la maldad, con una mirada capaz de convertir a todo hombre que la viera en piedra, sino una mujer que fue abusada sexualmente por Poseidón, el dios de los mares en la mitología griega.
La maldición de Medusa se debe a que fue revictimizada y hallada culpable de seducir a Poseidón; Atenea, en un ataque de celos, transformó a la joven en un demonio. Medusa escapó y se ocultó lejos de la sociedad hasta que Perseo la decapitó y eso le sirvió para ser idolatrado por todo el Olimpo.
¿Qué pasa si cambiamos la narrativa? El artista argentino Luciano Garbati (Buenos Aires, 1973) lo intentó y le dio la vuelta al trágico mito griego. La Medusa, expuesta frente al Tribunal Penal de Justicia de Nueva York, el mismo lugar donde condenaron a 23 años de prisión por abuso y acoso sexual al productor Harvey Weinstein, ahora sostiene la cabeza de Perseo, el hombre que originalmente la asesinó.
Esta es en realidad una versión invertida de la famosa estatua de Perseo con la cabeza de Medusa, esculpida en el siglo XVI por el artista Benvenuto Cellini y exhibida en la Piazza della Signoria en Florencia, Italia. Sin embargo, a diferencia de esa primera escultura y como menciona la artista y fotógrafa Bek Andersen, “La Medusa Argentina” no busca aprobación ni ser idolatrada, sino que en su mirada se refleja valor y coraje.
La escultura ha sido aplaudida por diversos colectivos feministas (aunque también ha sido criticada por la falta de vello púbico), pues la consideran un símbolo que recuerda y le da valor a todas las mujeres que han sido revictimizadas.
La Medusa, originalmente hecha de resina, estuvo guardada en un estudio en Buenos Aires durante 10 años hasta que se popularizó en 2018, ahora formará parte del MWTH Project y del programa Art in the Parks NY, hasta el 30 de abril de 2021.