Margaret Crane fue contratada para realizar unos bocetos para una línea de cosméticos de una compañía farmacéutica, pero una particular observación de la joven publicista la llevó a crear una prueba "clave" en la historia de la liberación de las mujeres.
La casa de subastas Bonhams se refirió a la prueba doméstica de embarazo como "uno de los productos más revolucionarios que cambiaron la vida del siglo XX y su invención fue un momento clave en la historia de la liberación de la mujer".
Crane puso en manos de las propias mujeres el conocimiento de algo que las farmacéuticas se habían apropiado como el embarazo. Ya no era necesario acudir a un médico y esperar semanas al resultado, lo podían saber con discreción en su propia casa.
¿Espejos y goteros?
Era el año 1967, Margaret visitaba los laboratorios de Organon Pharmaceuticals en West Orange, New Jersey (Estados Unidos), lo que llamó la atención de la diseñadora gráfica fue una larga fila de probetas apoyadas sobre una superficie con un espejo.
Cuando la joven de 26 años supo que tenía ante sí pruebas de embarazo pensó ¿por qué no hacer eso mismo en casa?
"Mirándolos, inmediatamente pensé que sería muy sencillo que las mujeres lo hicieran ellas mismas en casa… así que intenté hacer lo posible para que así fuera", le dijo Crane a BBC Mundo.
Crane, no tenía formación científica pero, uno de los químicos le explicó cómo funcionaba. Cada probeta contenía reactivantes químicos que, al detectar la hormona que generan las mujeres durante el embarazo se formaba un círculo rojo en la base, que se reflejaba en el espejo.
El proyecto, una vez materializado años más tarde, enfrentó críticas que se opusieron por razones morales, las de quienes consideraban que las mujeres no tenían derecho a someterse ellas mismas al test e incluso se vinculó al aborto, que todavía estaba prohibido en EE.UU.
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¿No era útil para las mujeres o para las farmaceúticas?
"Tenía una pequeña caja de plástico donde guardaba clips y me di cuenta de que era perfecto, tenía la forma perfecta, podías ver a través de él, poner un espejo e incluir un cuentagotas", rememora. Eran todos los elementos necesarios para realizar el test en casa.
Crane no le contó a nadie de su entorno su idea porque quería hablar primero con los representantes de Organon donde no tuvo la acogida que esperaba. A finales de los 60 "las mujeres estaban al cuidado de su cuerpo, de sí mismas, se preocupaban por ello, por eso pensé que sería algo exitoso".
Cuenta que cuando presentó la idea a sus jefes, ellos se rieron de ella y le dijeron que no era una buena idea, pues no pensaron que pudiera ser un producto útil para las mujeres.
"Temían que poner directamente en manos de las usuarias un producto así acabara con el negocio del laboratorio y pensaron que además a los médicos no les gustaría la idea", dijo Crane.
¿Cuánto cuestan las ideas millonarias?
Su momento llegó cuando en una reunión en la casa matriz de la farmacéutica en Holanda uno de los ejecutivos estadounidenses mencionó la idea de Crane. "A los directivos holandeses les pareció una estupenda idea porque en Europa ya tenían productos de venta directa al consumidor que funcionaban", confiesa. Así que asignaron presupuesto para iniciar un estudio de mercado y la idea fue tomando cuerpo aunque no recibió mayor crédito o ganancia.
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La compañía registró en 1969 dos patentes a nombre de Margaret Crane, quien reconoce que no lo hubiera podido hacer por sí misma porque costaba miles de dólares. A cambio, la joven Crane renunció a sus derechos sobre la idea, por un dólar. Confiesa que posteriormente pensó que no volvería a entrar a esa sala de reuniones sola, sin un abogado o representante, pero no se arrepiente.
"Estoy contenta de haberlo hecho porque realmente quería que este producto saliera adelante", destaca.
El modelo actual lo comercializa la multinacional Omega Pharma. Margaret Crane tiene ahora 75 años y sigue trabajando como freelance para algunos clientes.
Históricamente invisibilizadas
Mientras el uso del "Predictor" se extendió y se hizo tan común que las actuales usuarias, en su versión más moderna, quizá ni piensen en su origen, la historia de Crane no pasó más allá de su círculo de amigos y clientes.
En 2012, coincidiendo con el 35 aniversario de la prueba, la revista Time publicó un artículo titulado: "En busca del primer test casero de embarazo".
Los Institutos Nacionales para la Salud de EE.UU. (NIH, por su sigla en inglés), la institución Smithsonian –que gestiona más de una docena de museos públicos de Washington DC– y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) buscaban para sus archivos uno de los primeros test.
Fue ahí cuando su familia la animó a que se diera a conocer. Crane todavía guardaba el prototipo y una de las primeras pruebas de las que se comercializó en Canadá. Su envase, con las instrucciones en francés y en inglés, quedó intacto.
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De prototipo casero a pieza de Museo
El museo de Historia de América se interesó en este objeto porque "cambió la forma en que las mujeres supieron de su embarazo, dándoles más control para saber en sus propios términos y en la privacidad de su casa", según le explicó a BBC Mundo Alexandra Lord.
Lord, directora y conservadora de la división de Ciencia y Medicina del Museo Nacional de Historia Estadounidense, aseguró que "el Predictor fue un gran avance en la forma de entender y ver el embarazo".
La institución destaca además la hazaña de Crane; cómo alguien que no es científica "vio y entendió cómo un proceso científico puede ser acercado al público general".
Su uso se extendió no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo y evolucionó hacia un diseño más sencillo y rápido como el actual.
A pesar del éxito obtenido, Crane no había recibido crédito alguno hasta que el museo la contactó. Sin embargo, al ceder los derechos de las patentes, no puede recibir ninguna ganancia.
Con información de BBC Mundo