En el halloween de 1962, la película “¿Qué fue de Baby Jane?”, vería la luz bajo la dirección de Robert Aldrich. En aquel momento, el cine de terror se encontraba en un proceso de transformación, pues existía un Hitchock que un par de años antes había lanzado “Psicosis”, la sombra de una película tan bien recibida acechaba a la producción, sin embargo, ellos contaban con una idea innovadora: demonizar a la mujer en su transición a la vejez.
En una remembranza de la BBC, se recuerda a Jack Warner, en ese entonces, director de la Warner Bros; autoridad máxima del estudio que determinaba qué proyectos sí y cuáles no. Robert Aldrich buscaba desesperadamente su aprobación para que se le permitiera obtener algunos recursos para producir su obra “¿Qué fue de Baby Jane?", sin embargo, la respuesta que recibiría por parte del presidente sería un espejo de la realidad que viven las mujeres y la aversión social a la vejez.
“No daría ni cinco centavos por esas dos viejas rancias”, -Jack Warner, refiriéndose a las actrices Bette Davis y Joan Crawford.
Warner, que en ese momento tenía 68 años, había aceptado dar un escaso presupuesto para Aldrich y las dos “mujeres viejas” de cincuenta. Fue así, que la historia de dos mujeres que anhelaban la juventud se convertirían en el terror; no necesitaban un asesino en serie que acechara o algún fantasma entre las sombras, la vejez sería suficiente para sostener el miedo.
Terror psicológico: el odio a la vejez
La premisa de “¿Qué fue de Baby Jane?”, consistió en mostrar a dos hermanas que a sus 50 años vivían llenas de odio y tristeza. El resentimiento las enfermaría y el anhelo de volver a ser lo que fueron las terminaría por enloquecer, pues en su niñez, las hermanas habían sido grandes estrellas infantiles, sin embargo, al comenzar a envejecer la industria les daría la espalda, dejándolas en total olvido.
Este rechazo de la sociedad las terminaría recluyendo en una enorme mansión oscura, muy propia del cine de terror, que elevaría la tensión entre las dos mujeres.
En su papel como Baby Jane Hudson, la actriz Bette Davis nos mostraría a una mujer que lucha contra envejecer, empolva su rostro y utiliza atuendos infantiles; vestigios de su éxito de cuando tenía 9 años y las personas solían hacer fila por verla zapatear en los teatros.
En contra parte, Joan Crawford interpreta a a Blanche, la hermana que hace un contrapeso a la infantilizada Jane. Blanche logra consolidar una carrera en Hollywood durante su juventud, sin embargo un misterioso accidente la dejaría en silla de ruedas, esto aunado a el paso del tiempo, termina por sepultar su carrera. Es así, como las hermanas Janes son mostradas en total desolación pero también, nos muestran la furia y el repudio que siente la una por la otra.
Estas emociones son imposibles de ignorar, las personalidades y el poder actoral de ambas mujeres se convertirían en un revés al rostro de Jack Warner que meses antes, las había ofendido.
"¿Qué fue de Baby Jane?" se llevaría varias nominaciones al Oscar y buenas críticas por parte de la audiencia, sin embargo, aunque la cinta fue aplaudida, también se convirtió en un parteaguas para un devenir de más películas que intentarían replicar la fórmula: mujeres mayores crueles, asesinas y amargas que anhelaban su época de juventud. Así nacería una nueva categoría en la industria llamada "hagsploitation".
Sobre el hagsploitation y misoginia
El hagsploitation se convertiría en un referente del cine de terror entre los sesentas y setentas, aunque no podemos negar su vigencia aún en nuestros días, pues la invisibilización de la mujer mayor nunca ha cambiado.
Al revisar algunos de los éxitos de este género nos encontramos con una constante; mujeres que desean la juventud, solteras o con un matrimonio “fallido”, abandonadas, asexuales y que no pudieron desempeñar con el rol de la maternidad. En conclusión, mujeres que no desempeñan lo que, se supone, deberían ser.
Este género se convirtió en la oportunidad para que muchas actrices que habían sido olvidadas volvieran al ruedo de la actuación; ya no serían las jóvenes principales de las películas, sino más bien, se convertirían en mujeres desdeñables que exaltarían a la vejez como un concepto negativo y perpetuarían estereotipos de género.
La mujer que no era capaz de mantener un hombre a su lado, la mujer avejentada y deprimente, la mujer que no pudo hacer un “hogar”, la mujer que ya no tiene oportunidades en la sociedad y finalmente, el declive de su vida que terminaría por convertirla en un ser asesino e histérico, conceptos que por alejados que parezcan, aún son replicados en los medios masivos de comunicación.
La misoginia de este género terminaría por relacionar a la mujer mayor como algo indeseable, especialmente, la mujer que no cumple con el rol de género que debería desempeñar en la sociedad.
"En una sociedad donde el capital de las mujeres es casi expresamente vinculado a la belleza y fertilidad -y la belleza y fertilidad son el ámbito de la juventud- por ende las mujeres mayores dejan de tener una función demostrable, y su presencia se vuelve fastidiosa, repugnante y pesada. Es por eso que las mujeres mayores se destacan mucho entre aquellas que históricamente fueron acusadas de ser brujas; el cine de Hagsploitation cristaliza todas estas ideas”, indica la investigadora de estudios fílmicos Deborah Jermyn para la BBC.
Uno de los fenómenos mas interesantes que rodean a este tipo de cine, es que, si bien hablamos de un género misógino a la par, también se convirtió en la oportunidad para que grandes actrices desempeñaran roles que se rebelarían en contra de una sociedad que estigmatiza a la vejez; mujeres llenas de furia que también eran capaces de sobrevivir sin un hombre y que en un ejercicio de reflexión, también criticaban a una industria que renegaba de la mujer mayor. El hagsploitation se convirtió en una autorreferencia para estas actrices que fueron olvidadas cuando su juventud terminó.
“Se podría decir que las mujeres que actúan de furiosas 'viejas brujas' en películas sobre la industria cinematográfica están haciendo una intrigante autorreferencia y crítica -son muestra de una furia contra todo el sistema”, comparte Deborah.
Lo femenino, lo sexual, la belleza y la plenitud no son sólo conceptos de la juventud. Echar ojo a películas como “¿Qué fue de Baby Jane?”, es siempre un recordatorio de cómo históricamente, las sociedades han mirado a la mujer y cómo la vejez, despoja e invisibiliza. Ante esto, existe una necesidad de revalorizar la vejez de manera inclusiva, cuestionar la cultura gerontológica, señalar las desigualdades y reafirmar la lucha contra el estereotipo de género con la finalidad de construir sociedades igualitarias que reconozcan que la vejez también es digna, femenina y poderosa.