Es un hecho que a la mayoría de las personas nos han sido infieles en esta cultura romántica, donde la monogamia es lo más común. Y es que, duele pensar a nuestra pareja teniendo sexo con otras personas, dice la creadora de contenido feminista Julia Didriksson. 

Pero, ¿por qué somos infieles? Esther Pérez, psicoterapeuta feminista, establece que  “muchos engaños se tratan de deseo, es decir, que puede ser más intenso esa necesidad de sentirse deseado”.

 “Este deseo nos hace sentir más vivos, renovados, recargados; a veces se puede disfrutar más la idea el deseo de ser deseados que el acto mismo de tener relaciones”, explica la creadora de contenido feminista.

¿Por qué seguimos siendo monógamos?

La monogamia es cuando una persona decide formar un vínculo sexual o afectivo con otra de manera exclusiva por un tiempo indefinido. Esta forma de relacionarse generalmente se concluye con el matrimonio, por lo que, esta practica sexo-afectiva es considerada una de las instituciones fundamentales paras sostener la heterosexualidad, según expertas feministas. 

Entonces, ¿Por qué es tan importante para la sociedad mexicana que las personas sigan siendo monógamas? 

La Maliana, creadora de contenido sobre la no monogamia, explica que es importante que exista todavía  la institución monógama mientras legislativamente a las mujeres no se les puedan garantizar servicios básicos. Menciona que un ejemplo de ello es que muchas mujeres que se dedican a los cuidados del hogar sólo tienen acceso a un seguro médico a partir del trabajo de sus esposos. 

¿La monogamia es patriarcal?

Para la creadora de contenido, La Maliana,  es importante  recalcar situaciones de violencia estructural donde las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los varones, y como esto es un factor para que la monogamia y la heterosexualidad funcionen como mecanismos a los que las mujeres se ven obligadas para acceder a estos servicios básicos. 

Entonces, menciona la creadora, no es que las mujeres quieran ser monógamas o que no quieran experimentar otras formas de relacionarse sexo-afectivamente, sino que no pueden porque la heterosexualidad les brinda “privilegios” o “protección” ante cierto tipo de violencia. 

Otro ejemplo de esta situación es que en la mayoría del territorio mexicano, los servicios de acceso a salud reproductiva y sexual solamente pueden ser en función del permiso de un varón.

“Mientras que las formas en las que el Estado nos ayuda o no a mantener estos derechos garantizados, será importante que busquemos otros medios. Lamentablemente hasta ahora la monogamia ha sido uno de ellos (un medio); el matrimonio particularmente”

¿Mi cuerpo, mi decisión? 

La creadora de contenido menciona que es necesaria una crítica más abierta que sólo pensar en relacionarse de manera no monógama, ya que, aún existe un sistema que violenta estructuralmente a las mujeres en razón de su sexo biológico. 

“Aún hay un sistema detrás de nosotras que nos obliga a mantener un tipo de monogamia social”, afirma La Maliana respecto a la heterosexualidad, el matrimonio y la monogamia. 

“No quiero que la forma en la que yo tengo mis afectos determine las cosas a las que tengo derecho de incidir sobre mi cuerpo, sobre mi salud y sobre mis decisiones”, confiesa. 

Es importante reflexionar acerca de las relaciones sexo-afectivas monógamas y no monógamas, de esta manera se podrán encontrar ejes de acción dentro de los propios espacios formados. 

“Si es la única forma de relacionarnos y sobrevivir a este sistema que nos violenta, entonces no sé si realmente es una decisión”, indica La Maliana.

Sin embargo, no es que con esto se justifiquen las infidelidades y los engaños, pues romper los acuerdos de pareja no es lo adecuado. Lo recomendado por especialistas en el tema es practicar la reponsabilidad afectiva hacia nuestras parejas, generar acuerdos de fidelidad o concordar si es una relación abierta, entre otros.