El arte de la japonesa Yayoi Kusama ha generado un gran impacto en el mundo del arte, sus cuartos inmersivos han sido el escenario de miles y miles de fotos para redes sociales, sin embargo, cada exposición habla de una parte profunda de su vida y la salud mental.
Desde antes de la llegada del covid-19, el debate sobre la salud mental se pronunciaba con mucha fuerza, ahora, la postura de Simone Bieles y más deportistas de élite lo han visibilizado aún más. Tal como lo ha hecho Kusama durante toda su vida como artista.
La artista japonesa nació en 1929, en el seno de una familia acomodada, conservadora y tradicional. El padre de Kusama le era infiel a su madre y desde que tenía siete años, su madre le pedía que lo espiara para luego le contarle qué era lo que veía. Estos sucesos marcaron la vida de la japonesa.
A los diez años empezó a tener sus primeras alucinaciones (puntos y luces) que logró canalizarlas con el arte que le brindaba tranquilidad y alivio. Fue diagnosticada de trastorno obsesivo compulsivo, el cual, ha inspirado su propuesta artística.
En los años 60 decidió mudarse a Nueva York y con el poco apoyo económico de su familia cruzó todo el continente. Su carrera artística comenzó con pocas conexiones en el mundo del arte y se tuvo que enfrentar con el sexismo, machismo, clasismo y racismo de la época.
En 1964, el artista Andy Warhol asistió a ver una de sus exhibiciones quien después plagió su idea sin darle crédito.
A través de las alucinaciones, Yayoi Kusama ha creado monumentales exhibiciones de arte que han visibilizado a la salud mental, donde ha intentado compartir lo que sucedía en su cabeza como el miedo y el trama para que se transforme en una sensación para todos los espectadores.
“¿Cómo define sus obras más recientes? Una batalla de ideas derivadas de la evolución de circunstancias personales. Una acumulación infinita de obsesiones”, Yayoi Kusama
Con información de Hablemos Arte
asl