Uno de los grandes tabúes que existen en referencia al cuerpo de las mujeres, es la menstruación. Desde tiempos históricos, no solo se le ha asociado con suciedad -razón por la que se evita hablar de ello-, sino que durante mucho tiempo se creyó que una mujer que estaba en su periodo menstrual era capaz de marchitar las plantas, amargar el vino y hasta cortar la mayonesa, dice María Hesse en su libro El Placer.
Estos tabúes que aún siguen presente, contestan a las preguntas de por qué las mujeres nos avergonzamos de comprar productos de higiene femenina como las toallas sanitarias, tampones, etc. Además, muchas también lidian con la incomodidad de estar sexualmente con alguien mientras tiene su periodo menstrual.
Pero como parte de la liberación de eliminar los tabúes de la menstruación, desde hace un par de años, mujeres comenzaron a apropiarse de rituales y prácticas utilizando su propia sangre menstrual como parte de un “empoderamiento” y una “conexión con la naturaleza”.
A mediados del 2019 comenzó a propagarse el ritual llamado “Sembrando la Luna”, que se inspira en tradiciones ancestrales que celebra la sangre menstrual considerándose un símbolo de fertilidad.
Ritual Sembrando la luna
Laura Teixeira, en entrevista con la BBC, explica que este ritual es una forma de empoderamiento de la mujer.
"Una de las grandes formas de discriminación es el repudio que siente la sociedad hacia la menstruación, avergonzando a las mujeres durante su período", explica.
Desde los años 60, mujeres feministas han intentado cambiar la imagen de la menstruación, invitando a otras mujeres a hablar más sobre sus cuerpos, respetando su autonomía.
Pero ¿qué componentes tiene la sangre para ser abono para las plantas?
Si bien, sabemos que la sangre es parte del ciclo menstrual que ayuda al cuerpo de la mujer a prepararse para un embarazo, pero si no hay un óvulo fecundado, los residuos que prepararon la fecundación se desprenden del útero y salen del cuerpo de la mujer: es aquí donde ocurre el sangrado.
Desde 2007, publicaciones en Journal of Translational Medicine, revelaron que la sangre menstrual contiene un nuevo tipo de células madres capaces de producir hasta 9 tipos de tejidos; estos hallazgos se encontraron luego de 2 semanas de cultivo en que fueron transformadas en células musculares cardíacas.
Estas células madre también pudieron convertirse en células pancreáticas, adiposas, hepáticas, óseas y nerviosas. Aunque todavía continúan las investigaciones para el aprovechamiento de estas células contenidas en la sangre menstrual. Además, según algunas publicaciones, las células madre tienen una alta capacidad de regeneración de tejidos corporales orgánica, muscular u ósea.
Es por esto, que muchas mujeres han optado por reutilizar la sangre menstrual como un abono para las plantas del hogar.
El ritual causó controversia y se viralizó luego de que la actriz argentina, Calu Rivero, compartiera en su Instagram el uso que le daba a su sangre menstrual.
“Esto significa para mí tener un estilo de vida sustentable: Usar mi sangre menstrual como fertilizante para la tierra de mis plantas”, publicó.
Esta práctica comenzó a replicarse por mujeres, quienes compartieron sus experiencias en redes sociales.
“Recolectar la sangre menstrual y abonar a mis plantas es una de las cosas más hermosas que he hecho, esta hoja bebé se resistía a nacer y con el primer ciclo que le he aportado se ha abierto completamente y nunca la había visto tan saludable “, escribían.
Además páginas enfocadas al cuidado e higiene de la mujer, también replicaron esta información como una forma de normalización de la sangre menstrual cuyo objetivo es eliminar los tabúes sociales que existen sobre esta.
Aunque estas prácticas que han sido adoptadas principalmente por el feminismo occidental pueden sonar antihigiénicas, es importante recordar que la sangre menstrual es una liberación del cuerpo de la mujer, del que no hay que sentirse avergonzada ni hay por qué relacionarlo con la suciedad. Aceptemos nuestros procesos naturales y démosle el cuidado que merece.