México ocupa el primer lugar de acoso sexual en América Latina y de acuerdo al Inegi, el 96% de las mexicanas han atravesado una situación de este tipo en el transporte público. Ante la urgencia de garantizar la seguridad y eficiencia del transporte, el Pleno de la Cámara de Diputados aprobó reformar la fracción VIII del artículo 71 de a Ley General de Asentimientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, con la finalidad de incorporar la perspectiva de género en los programas de movilidad orientados a las mujeres y niñas. 

En el Valle de México, las personas pasan un promedio de dos horas en el transporte público, pues se trasladan de las periferias de la Ciudad o de la entidad mexiquense a la capital, las mujeres representan un 51% de quienes realizan estos viajes de acuerdo a la encuesta Origen Destino del Inegi.

¿De verdad es tan importante aplicar la perspectiva en el transporte público?

Los espacios públicos han sido diseñados con base en el rol de género. Normalmente no se planifica tomando en cuenta diferentes grupos de la población y sus necesidades, sino que se le da prioridad a la esfera del trabajo y al género masculino. Asimismo, la perspectiva de género aporta una visión amplia de las personas al reconocer que hombres y mujeres vivimos experiencias diferentes, señala el documento Urbanismo desde la perspectiva de género.

La diputada María Teresa Ochoa señaló que estas acciones serán promovidas con la finalidad de asegurar el derecho a la movilidad ordenada, planeada y segura. 

“En esta reforma damos voz a las mujeres al incorporar la perspectiva de género. Resulta una urgente obligación del Estado promover y garantizar ciudades con movilidad segura, y así combatir las violencias desde la planeación”, comentó la diputada.

En la investigación, Urbanismo desde la perspectiva de género, se señala que el urbanismo tradicional responde a un sistema patriarcal que favorece a la esfera productiva del trabajo remunerado; de la casa (en áreas centralizadas) a centros de trabajo, sistema de movilidad eficiente y que, además, los horarios de servicio responden a sus necesidades, mientras que las personas encargadas, por ejemplo, de tareas domésticas tienen que hacer uso de transportes más complejos y en muchos casos, a diversas horas de la noche. 

Las mujeres ocupamos diariamente espacios públicos que fueron trazados para el género masculino, pese a que la mitad de los usuarios sean mujeres. Entender que el enfoque urbano debe tomar en cuenta las necesidades de la vida cotidiana, el contexto social, el género, la edad y las discapacidades, será clave para asegurar un transporte público seguro que deje de mermar la calidad de vida de millones de mujeres en nuestro país. 

A.D