Las brujas han sido retratadas en diversas culturas y de diferentes formas. Sus predecesores directos aparecen en la Biblia, en la historia del rey Saúl que consulta a la llamada "bruja de Endor"; en el periodo clásico también se podían encontrar unas temibles criaturas aladas con forma de harpías o lechuzas que se alimentaban de la carne de bebés.

Circe, la hechicera de la mitología griega, era una especie de bruja capaz de transformar a sus enemigos en cerdos. Así era también su sobrina Medea. El mundo antiguo fue, pues, responsable del establecimiento de una serie de figuras que ahora asociamos con las brujas.

Sin embargo, la connotación negativa con la que se ha identificado a la brujería y sus practicantes, surge a la par de la popularización del cristianismo; aunque ya antes cualquier tipo de magia o manipulación de fuerzas sobrehumanas estaba condenada por las costumbres hebreas. 

De guías a devotas del Diablo 

En un principio, las brujas eran, para muchas civilizaciones ancestrales, las designadas para guiar a los pueblos y alejarlos de fuerzas oscuras que por diferentes razones amenazaban a los pobladores, o simplemente eran mujeres que tenían sabiduría para aconsejar y practicar actividades relacionadas con la adivinación. 

Fue desde la Edad Media que la figura de las brujas se vuelve negativa y religiosa. Se creía que las mujeres que practicaban hechicería eran seguidoras del demonio, y que era este el que les otorga toda clase de poderes para maldecir a los demás. 

 Pócimas, conjuros y adivinaciones eran algunas de las actividades más comunes realizadas por las personas consideradas brujas, sin embargo, en la actualidad se cree que estas mujeres fueron el preámbulo de una comunidad científica. Su basto conocimiento de herbolaria y las propiedades de diversos minerales fue, de algún modo, la sabiduría predecesora de la alquimia, que a su vez es tomada por muchos como una especie de química primitiva.

via GIPHY

Sus conocimientos eran valorados, respetados y considerados importantes y necesarios, pero se les fue desprestigiando y asociando con la idea de que no poseían sabiduría de mujer, sino que un ser maligno les otorgaba poderes, y todo lo que sabían y practicaban era debido a un pacto con el Diablo.

Pero más allá de la superstición religiosa, las brujas representaban un peligro para el orden político y científico del Medioevo y épocas posteriores; pues eran mujeres que  aun sin haber recibido algún tipo de educación, tenían conocimientos amplios en diversas materias y aprendizajes que muchos hombres no poseían: eran consideradas una amenaza.

La cacería de Brujas

La llegada de la condena por brujería fue, para muchas personas, el pretexto perfecto para deshacerse de aquellas que incluso contradecían con sus acciones los postulados de algunos supuestos “científicos” o religiosos. 

Era considera brujería toda medicina practicada por mujeres, la elaboración de brebajes y medicamentos, la adivinación y la magia, hasta conductas sexuales y sociales rechazadas por las autoridades religiosas.

Fue entonces cuando se produjeron, en los siglos XVI y XVII, los despiadados juicios por brujería que convulsionaron a Europa (el punto máximo de la caza de brujas se produjo entre 1550 y 1630). Muchas personas, entre ellos hombres, mujeres y hasta animales, fueron condenadas a las muertes más crueles y públicas. Las mujeres, sin embargo, fueron las más perseguidas y asesinadas. 

La resistencia

Es a partir de este pasado histórico que en la actualidad diversas mujeres que luchan por sus derechos retoman la figura de las brujas como un símbolo de resistencia, pues en el pasado, se enjuicio y asesinó a diversas mujeres que simplemente tenían conocimientos avanzados sobre ciertos temas y que actuaban diferente a cómo la sociedad les decía y que tenían que hacerlo.  Las nuevas brujas, igual que las pasadas, no actúan como la sociedad lo impone y buscan innovar con su conocimiento en varios campos. 

El feminismo le ha dado la vuelta al estigma machista que se tenía sobre las brujas, ahora se recupera como consigna de lucha y se reproduce la figura de la mujer poderosa que desafía las normas de la sociedad.