Actualmente ya no se escriben tantas cartas de amor, la tecnología ha modificado este estilo de expresión. Hace algunos años había escribanos que junto a su máquina de escribir, atendían a toda una fila de hombres y mujeres ansiosos porque les escribieran su carta de amor, o bien, les contestaran con urgencia la carta recibida.

Los temas versaban en aquellos que le declaraban su amor al ser amado, aquel que desgarrado de tristeza le pedía a su amada una nueva oportunidad, aquel que triste se quedaba, esperando el regreso de la bien amada con desesperación, porque los padres los habían separado, o bien, un escrito contundente donde se daba por terminada la relación.

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Las cartas de amor son un tema retomado por el cine, algunas películas que recuerdo son Cartas a Julieta, Mensaje de amor, El cartero de Neruda, entre otras.

Albert Camus y María Casares

Así también ha sido utilizado por intelectuales como Sor Juana Inés de la Cruz quien le escribe a la Virreina María Luisa. Simone de Beauvoir quien le escribía cartas de amor a Claude Lanzmann, secretario en ese entonces de Jean Paul Sartre. Otro ejemplo, son las cartas que se escribían Albert Camus y la actriz española María Casares. Un anécdota referente a esta historia fue la compra de dichas cartas por parte de la hija de Camus, quien después de un tiempo las publicó y expreso: 

“Gracias a los dos, sus cartas hacen que la tierra sea más vasta, el espacio más luminoso, el aire más ligero simplemente porque han existido”.

Podemos ver que las cartas de amor guardan sentimientos e historias de fantasía, tristeza, amor, desamor, reencuentros, desencuentros, pasiones y romanticismo. De relaciones prohibidas, escandalosas, ocultas, políticas y de guerra, tal vez las más tristes. También tienen una función histórica en la vida de la humanidad, es el registro de testimonios que dan cuenta de una cultura y de un contexto social-político, ya que en tiempos de guerra y conflictos sociales también existe el carteo amoroso. A continuación les comparto una carta de amor reflexiva y añorante.

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Mujer:

Creo que desde aquellos días vividos en la montaña han pasado muchas cosas, incluso hasta ha temblado. Cada uno ha tomado su rumbo, no obstante hay una permanencia respecto al trato, la amistad y el deseo de superar cada día de actividad. Ahora mismo, por ejemplo, escucho el casete que me regalaste, y aquí entre nos, has superado con creces las grabaciones primeras. Prendo un cigarrillo que deposito en mi boca y veo que poco a poco se consume, como las horas que vivo sin ti. Afuera hace frío, el aire se pasea como mis pensamientos hacia tu persona. Van y vienen sin rumbo y eso es lo grave.

Mantener algo y conservarlo valen la pena, y he de confesarlo, yo no lo hice contigo. Y eso duele. Dicen que cada quien tiene lo que se merece. Quizá, pero nada cambiará aquellas noches de luna en aquella vereda, con aquella grabadora en mano que guardó nuestra confesión de amor. Esto mujer es pura nostalgia. Recuerdo tantas cosas, nuestras pláticas interminables en horas del trabajo comunitario, al tener que dar de baja a uno de los brigadistas, de aquellas reuniones ejidales hasta el amanecer sin llegar a nada, de las noches de Chilapa a Zompeltepec sólo iluminadas por la luna.

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Hablaba al principio de estas líneas de la permanencia y hay algo que quise dejar al último que es amar a alguien y respetarlo. Yo a ti te amo mujer y creo que no es necesario que lo jure, te amo como mujer, como persona, por tu calidad humana. Por amar como me amaste ¿o me amás? por tu tlacololero, por tus casetes, por tu libro, por todo…

Hablaba también de la razón de ser consecuentes con algo que creemos y por lo que luchamos. Sin temor a equivocarme yo no fui consecuente contigo, si no ahora mismo no te estaría escribiendo, sino estaría a tu lado amándote como sé que tú me amas.

Te amo mujer y quiero sentirme amado por ti…“Como quisiera hay amor hacerte venir”… Dame una oportunidad de ser consecuente contigo, déjame explayarme todo lo que en este tiempo no ha podido ser. Veo con tristeza que el cigarro que encendí se acaba, el casete cumple su misión, pero vale mencionar que el aire continúa con su vaivén sin reposo, pero ya con rumbo, se ha desahogado porque ya no podía más. Este aire gélido del primer mes se convertirá en algo agradable. Mujer estoy seguro de una cosa: sé que respiro, aunque muero por dentro. Pd. Te amo.

Finalmente las cartas de amor son privadas pero pasado el tiempo se convierten en un testimonio de las personas que pasan por nuestra vida y que fueron significativas, mostrando parte de nuestra emocionalidad privada, lo cual ya es en sí, una muestra de amor, un acomodo en el corazón, en la racionalidad y en nuestra vida misma…y tú ¿cuántas cartas de amor has escrito?