Las mujeres a lo largo de la historia han participado en el desarrollo económico de México a través de diferentes sectores entre los cuales se ubica la actividad del trabajo doméstico y actividades en el sector informal.  Sectores “flexibles” para su inserción que siguen reproduciendo las desventajas y brechas desde su condición genérica.

El próximo 30 de marzo será la conmemoración del Día internacional de las Trabajadoras del Hogar. Sabemos que no ha sido un camino fácil para este sector poblacional económicamente activo. Su visibilidad ha logrado posicionar el tema en la agenda pública, fincando algunos logros. Sin embargo, aún falta mucho por concretar.

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Feminizaicón del trabajo doméstico

A través de la historia, podemos observar que esta actividad era realizada por personas cuya condición económica o racial era menos favorable, esto desde una perspectiva discriminatoria y autoritaria basada en el vínculo colonialista de “esclavo y amo”, donde la servidumbre “pertenencia” a las familias en las cuales “trabajaban” ya que la persona tenía que estar dispuesta a defender a su “amo” con su propia vida, según las Leyes de Partida Dispersas en 1798. En 1821 después del Movimiento de Independencia las Leyes de Cortes de Cádiz reconocen el concepto de “criados” y “sirvientes domésticos” lo cual denota nuevamente la discriminación y la desvalorización de dicha actividad, validando una subordinación absoluta, explotación y abusos, dejando de lado la relación laboral.  

Posteriormente en el Código Civil de 1870 y 1884 aparece el concepto de Servicio Doméstico. Actualmente el capítulo XIII de la Ley Federal del Trabajo tiene un apartado referente a Trabajadores Domésticos. Durante 1940 se da un proceso de feminización del empleo doméstico y de los servicios personales, a partir de la salida masiva de la población masculina que se integraba a nuevos sectores mejor remunerados como las fábricas, oficinas, oficios.

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En 1988 en Bogotá, Colombia se llevó a cabo el primer Congreso de Trabajadoras del Hogar, a partir del cual se anunció el 30 de marzo como el Día internacional de las Trabajadoras del Hogar. De igual manera, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) incluyó en el 2011 en su Convenio 189 la recomendación 201 referente al trabajo decente para las trabajadoras/es domésticos, donde marca directrices para tomar medidas legales y hacer efectivos los derechos planteados en dicho Convenio.    

El perfil de las empleadas domésticas

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El perfil participante en el trabajo doméstico han ido cambiando, en un inicio el sector poblacional era principalmente migrante indígena, posteriormente se convirtió en una alternativa para la población urbana con estudios de secundaria, preparatoria y profesional, lo cual les permite complementar el gasto familiar y en algunos casos el pago de sus estudios. De ahí también, que pasaron de la modalidad de un servicio de planta al que recurrían principalmente la población migrante indígena por falta de redes de apoyo, a un servicio de entrada por salida (trabajo por horas, días y en diferentes casas), lo cual les dio “flexibilidad” a las mujeres jefas de familia para seguir a cargo de sus actividades cotidianas y del cuidado de sus hijas e hijos, claro está que dicha “flexibilidad” tienen un impacto mayor en su desgaste emocional y físico. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) un 2.3% se dedican al trabajo del hogar en México, de las cuales 9 de cada 10 son mujeres, 40% de ellas cuentan con un salario mínimo, el 3% está registrada en alguna institución de salud, y solo un 1% cuenta con un contrato escrito. 

Durante el 2001 realizamos una propuesta piloto con la Red de Formación Indígena y Expresión Cultural Mixe Xaam, lo cual visibilizo la cantidad de actividades a desarrollar en el ámbito del trabajo doméstico, las capacidades y conocimientos del sector para poder realizarlo, así como la especialización que tenían ya en algunos campos y su contribución a la educación en el vínculo cotidiano sin saberlo. Esto fue parteaguas para la elaboración de una Norma Técnica Laboral de Competencia de Servicios Comunales y Sociales, que en su momento era una alternativa para “validar” sus competencias y conocimientos, que visibilizados en una lista y contabilizados no eran pocos.  

Avances

Antes de esto por supuesto ya venían trabajando diversos grupos, organizaciones y sociedad civil como ATABAL, La Esperanza, El Porvenir, Expresión Cultural Mixe-Xaam, Casa-Hogar de la Joven, CATDA A.C., La mansión de Mazahua, Consejo de Pueblos del Estado de México, entre otras. Así también algunas académicas y feministas como Mary Goldsmith, Jennifer Ann Cooper, Asunción Lara, Nelly Salgado. Rosario Ortiz desde el ámbito Laboral.  Ha sido relevante en este sector y sus avances Marcelina Bautista, activista y Trabajadora del Hogar, fundadora del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleada del Hogar (CACEH) y de Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO) ha mantenido la lucha y perseverancia para seguir posicionando Nacional e Internacionalmente a este sector. Participo en la creación y aprobación del Convenio 189 y la Recomendación 201, convocada por la OIT en 2011 en Ginebra, Suiza. En el 2019 fue reconocida en la revista Forbes como una de las 102 mujeres más poderosas.  Asistió a la presentación de la película Roma invitada por Alfonso Cuarón.

Finalmente hay avances en 2019 anunciaron el registro de 11 mil 947 registros de personas trabajadoras del hogar en el IMSS, pero aún habrá que seguir trabajando en la aplicación de las condiciones de ley, en el tema de la desigualdad, discriminación, la violencia, entre otros.

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

@EscamillaBarr