El pensamiento crítico feminista se ha gestado como una forma diferenciada de ver las estructuras que diferencias a unos o unas y marginan a otros (as), señaló Marisa Noriega Cándano, consejera de la Cátedra de Teología Feminista ‘Carmen Montull Vallés’ de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Noriega dijo que los movimientos feministas y la teología feminista surgieron de una manera entrelazada, es decir, la acción política y la reflexión teológica se combinaron y se dieron la mano desde esos albores.
Aunque, a lo largo del recorrido de estas olas del feminismo, ha habido puntos de quiebre entre las feministas y las teólogas que han servido de aprendizaje. Prueba de ello fue la incorporación de nuevas teologías feministas como la mujerista, la humanista, la latino, la ecofeminista, la teología queer, las teologías decoloniales.
Las teologías feministas, abundó Noriega, además de ser críticas, liberadoras, holísticas y encarnadas, se oponen a las exclusiones, se esfuerzan por deconstruir las teologías sexistas y se esmeran por construir nuevas alternativas.
Un ejemplo es la sororidad (solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación por cuestión de género), término que implica todo un comportamiento y una actitud, que incluyen el cuerpo y las experiencias de las mujeres como categorías de análisis.
Los factores de raza, condición social, preferencia sexual, creencias religiosas, nacionalidad, edad, capacidades y tantos “se entretejen para discriminar a la mayoría de las personas, sobre todo a las mujeres, que no tienen cabida en este sistema heteronormativo, patriarcal, que nos rige y detenta el poder”, añadió Noriega, durante la ceremonia de clausura del diplomado latinoamericano en línea ‘Enfoque feminista de la teología cristiana 2019’.
“No queremos seguir teniendo una sociedad que nos consuma, una sociedad que nos dicte por dónde ir. No queremos ser los hombres y las mujeres dentro de las Iglesias aquellas personas que nos acomodemos a los sistemas. No queremos ser en este momento ni mujeres ni hombres que respondamos a sistemas que ya están acomodados. Este diplomado en particular nos invita a ser diferentes y nos invita a buscar otros caminos de vida, de justicia y de misericordia”.
También se reconoció la importancia de recuperar la palabra de las mujeres, tanto oral, escrita y documentada. Por ello, se remarcó la importancia de seguirse preparando en el tema. “Si no hay una preparación para defender nuestros derechos, no vamos a llegar a ningún lado”, señaló la consejera.
Con información de Universidad Iberoamericana
(Diana Juárez)