Cuerpos delgados, senos grandes y piernas depiladas. Los modelos de belleza impuestos por la sociedad y reproducidos por los medios de comunicación nos provocan inseguridades pero, irónicamente, no hay nada más sexy que la seguridad en nosotras mismas.
¿Te acuerdas de qué cosas te preocupan sobre tu cuerpo en tu primera vez? o ¿Qué es eso que te preocupa sobre tu apariencia cuando estás a punto de tener relaciones sexuales con esa persona que tanto te gusta?
Es común pensar en depilarnos las piernas o la zona del bikini, preocuparnos por vernos delgadas y atractivas de acuerdo a los estereotipos de belleza predominantes, pero ¿cuánto tiempo le dedicamos realmente a preocuparnos por disfrutar?
La cultura machista nos enseña a priorizar el placer del otro y olvidarnos del nuestro, la pornografía pone estándares exagerados sobre los encuentros sexuales y sobre todo, sobre los cuerpos de las mujeres.
Todas hemos tenido estas inseguridades sexuales:
Depilarse
Una de las primeras cosas que solemos hacer es depilarnos las piernas cuando usaremos vestido para ir a una cita, las axilas y hasta nuestra zona íntima sufren los estragos de la depilación, pero es probable que a la hora de tener relaciones sexuales tu pareja ni siquiera se de cuenta de eso. Aí es, en nada tiene que ver el placer con la cantidad de vello que tiene tu cuerpo.
La grasa corporal
Esta es una inseguridad persistente en las mujeres, tenemos tan metida la idea del cuerpo perfecto delgado que constantemente nos sometemos a dietas o ejercicio excesivo, que si no es manejado adecuadamente puede llegar a dañar nuestra salud. Es tanta la inseguridad con el cuerpo que llegamos a cubrirnos con las cobijas o pedir que las luces estén apagadas durante el sexo ¿y si mejor dejamos de odiar nuestro cuerpo y le agradecemos por ser el medio por el que podemos sentir tanto cosquilleo y placer?
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El tamaño de los senos o las pompis
Esta inseguridad es casi tan fea como la obsesión de los hombres por tener el pene grande. Seguramente tu pareja sexual, al momento del coito, ni siquiera está pensando en las dimensiones de tu cuerpo, siéntete orgullosa de tener lo que tienes, no te compares con otras mujeres y recuerda que lo más sexy es la seguridad en una misma.
Los ruidos y expresiones faciales
Si estás disfrutando del sexo seguramente harás algún ruido o hablaras de forma diferente, tu respración se acelerará y hasta puedes llegar a elevar la voz, también es muy probable que hagas caras, pero si estás demasiado preocupada por como te ves y te escuchas, probablemente no estés disfrutando completamente del placer. Hay que ponderar ¿es más importante sentir placer o preocuparse por no hacer caras raras?
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Ser dominante en la cama
Tenemos tan metida la idea de mujeres sumisas al servicio de los otros que dudamos en actuar de manera dominante durante el sexo, la realidad es que a muchas personas, especialmente hombres, les excita que las mujeres tomen el papel dominante a la hora del sexo, si eso te prende no dudes en hacerlo.
No querer hacer determinadas prácticas sexuales
A muchas mujeres no les gusta dar sexo oral, el sexo anal u otras prácticas sexuales, pero se sienten con la obligación de realizarlas porque su pareja se los pide. Para que una relación sexual sea satisfactoria la comunicación es fundamental ¿Y qué sin piensan que eres una mojigata? Si quieren obligarte o convencerte de hacer algo que tu no quieres aléjate lo antes posible, esa persona es peligrosa.
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La liberación sexual de la mujer nos ha permitido gozar del sexo con cada vez menos estigmas sobre nuestros cuerpos, no des marcha atrás pensando en tu apariencia. Ama tu cuerpo y permítete gozar con cada terminación nerviosa que hay en tu ser.