Lo mamalón es algo grande, chingón, sorprendente, exquisito, que te jala la mirada, como las chelas de Julieta Chatelain, creadora y fundadora de “Las mamalonas”. Esta cervecería está ubicada en el corazón de Tepito, un barrio con historia que revive el sentido de comunidad dentro de una gran ciudad.
Las cervezas o chelas preparadas no es lo único que hace mágico a este negocio, sino quienes atienden y la energía de cuidado que se crea dentro de esta chelería, que abarca tres locales y que apenas tiene dos años y medio de existencia, inició durante la pandemia.
La chelería “Las mamalonas” fue un proyecto que nació del desempleo, Julieta se quedó sin trabajo, formando parte del 71% de mujeres que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se quedaron sin trabajo en la pandemia. Ella pensó que debía hacer algo de lo que más disfrutaba: beber. “Antes me tocaba vestir a los enfermeros, a los químicos, a los biólogos ahora ahora me toca emborrachar a todos”, dice tras contar que antes de crear su negocio vendía uniformes médicos para el Politécnico.
Julieta fue perfeccionando sus bebidas con el paso del tiempo, así como la técnica de la espuma; lo que sabe lo ha aprendido con los clientes y leyendo. La chelería Las Mamalonas fue parte de los emprendimientos que abrieron en la Ciudad de México durante la pandemia, de acuerdo con Fadlala Akabani, secretario de Desarrollo Económico local, en 2020 se abrieron 14 mil 500 empresas, aunque se cerraron 800.
El negocio de Julieta fue un periodo de aprendizaje sobre bebidas para ella. “Yo no sabía que una cerveza bien servida tiene que tener tanto de espuma porque sino te empanzona, aprendes de los clientes, de lo que vas leyendo… vas aprendiendo con el paso del tiempo, que la clara y la oscura no tiene que ver en que si están más pesadas, hay una infinidad de caguamas y marcas, a un buen conocedor de cerveza, no lo engañas. Él te pide una cerveza Corona y le das una Tecate, sabe; si te pide una Victoria y le das una Indio, sabe, no sólo por el color también por el sabor”.
Madres proveedoras, las empleadas de las Mamalonas
Las Mamalonas es un local en el tianguis de Tepito, que pertenece al mercado informal. Del total de mujeres emprendedoras, 82% se encuentra en la informalidad, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), formalizar implica de acuerdo con la institución tres grandes retos: el alto costo de trámites administrativos (en tiempo y dinero), la falta de acceso a financiamiento y la falta de capacitación en temas como finanzas, contabilidad o desarrollo de negocios. Una cosa es las emprendedoras y otras las empleadas, quienes acceden a estas dinámicas porque buscan tiempos flexibles para el cuidado de sus hijos, como lo son la trabajadoras de Las Mamalonas, que en su mayoría son madres proveedoras.
Carolina Vierya, la mamá de Julieta es la cobradora de los fines de semana, su experiencia en manejo de puestos, le permitió generar un sistema de cobro en “Las Mamalonas”. Ella sólo trabaja los fines de semana en la chelería, ya que entre semana atiende su papelería que está enfocada en la comunidad, ya que abre a las 6 de la tarde -cuando los comerciantes del barrio de Tepito comienzan a cerrar- y ella termina a las 11 de la noche. “Es un negocio para la comunidad dice”.
“Yo como no estoy dentro de tianguis, la papelería está fuera del tianguis, mi local, pues no me compra la gente que viene de fuera sino los vecinos, es una papelería de colonia, como aquí la mayoría son comerciantes, pues terminan de trabajar seis o siete de la noche, y entonces, yo por eso abro a esa hora. En la cuadra hay una tienda, farmacia, otra papelería y una estética, todos cerramos a las 11 de la noche pensando en la comunidad”, dice la mamá de Julieta.
Las personas que trabajan con Julieta son en la mayoría puras mujeres, la razón específica no la sabe, sin embargo, los datos nos dicen que son ellas quienes se suman al trabajo informal, debido a la flexibilidad del horario, ya que la mayoría trabaja sólo tres días a la semana en “Las Mamalonas”.
Aunque Julieta no las deja salir más temprano, sus empleadas obtienen planes de pagos en la papelería de su mamá, para que puedan comprarle los útiles escolares o lo que necesiten a sus hijos.
“Al final de cuentas, siempre las personas que vienen acercarse a mí a pedirme trabajo son normalmente puras mujeres… de lunes a viernes somos Janet y yo, los sábados viene Mari, madre soltera; una chica que se llama Jane, madre soltera; viene el hijo de una de ellas que es el único hombre que ahorita tenemos trabajando con nosotros, venimos siendo cuatro mujeres y un hombre el sábado. Los domingos son más”, comparte Julieta.
“A mí me da mucho gusto, porque yo veo que quienes vienen a trabajar aquí se llevan un poquito a sus casas, se van contestas, divertidas”, expresa la dueña de Las Mamalonas.
Tepito es como estar en familia, “me siento cobijada”
Tepito te envuelve como una familia. La misma gente de aquí te abraza. ‘Vecina, vecino. Vecino’. Todos los vecinos te cuidan
Tepito está catalogado a nivel internacional como uno de los barrios más peligrosos de la Ciudad de México. Un informe de la Oficina de Representación Comercial de Estados Unidos alertó sobre los niveles de peligrosidad en la popular zona. Sin embargo, los lugareños de este barrio piensan todo lo contrario, como es el caso de Las Mamalonas, quienes consideran que es un barrio que las respalda.
Tepito es un barrio que se conformó por la sociedad indígena, se caracterza por el intercambio directo de mercancías entre productores y consumidores, ahora hay intermediarios, como dice Johannes Maerk en su texto de análisis, “hoy en día hay contrabandistas y rateros que venden sus productos”.
Sin embargo, Tepito tiene historia, deriva del vocablo Tepitl que en náhuatl significa “chiquito”, es un barrio que data antes de la Conquista donde los comerciantes y artesanos que pertenecían al barrio de Tlatelolco vendían los productos que no podían comerciar con el barrio grande. Aunque la zona es catalogada para las personas del exterior como peligroso, los integrantes de la comunidad, lo ven como un espacio seguro.
“Me gusta el ambiente que hay en Tepito, se maneja como una zona pesada, yo descubrí estando aquí, que no es cierto, realmente Tepito te envuelve como una familia. La misma gente de aquí te abraza. ‘Vecina, vecino. Vecino’. Todos los vecinos te cuidan”. -¿Tú no eres de aquí? “Yo no soy de aquí, soy de Neza”, comparte Janet, quien se nombra como madre lesbiana de dos menores.
“Si nosotros vemos que va a haber algún desconecte o algo así, salimos, hablamos, retiramos, ya sea a una o a las dos partes porque no queremos problemas, aquí te vienes a divertir, sanamente y sin ningún problema entienden y ya se retiran”, comenta Julieta.
La inseguridad o las agresiones no son un tema que la dueña de Las Mamalonas vea que su género no pueda resolver, “las mujeres somos muy independientes, muy autónomas podemos nosotras solas con el trabajo. Esto es la prueba de que no necesitamos de un hombre de una "figura masculina para sacar adelante un negocio", así la prueba es como te comento que normalmente siempre siempre vamos a ser puras mujeres, por qué, no lo sé ¿a los hombres o no les gusta este negocio?”, se cuestiona.
Las Mamalonas, un negocio que surgió en la pandemia y sobrevivió a ésta
Cuando Julieta compartió con su familia que iba a abrir una chelería, la cuestionaron ya que estaban en medio de una pandemia, había ocasiones que sólo vendía una al día, tenía de entrada 25 pesos, después fue creciendo hasta tener abarrotado los fines de semana. Ella comenta que de no ser por el apoyo de su madre y esposo hubiera desistido, ya que fueron ellos quienes la impulsaron.
Ella agradece a todas las personas que la han apoyado. Pese a que en octubre del 2022 el gobierno de la Ciudad de México publicó en el Diario Oficial el acuerdo que modifica los lineamientos para la Operación de Mercados Móviles en la Modalidad de Tianguis y Bazares en la capital, entre los que se incluyen los cambios en “la venta de bebidas embriagantes”, donde quedaban prohibidas las chelerías, lo que pareció sólo una advertencia ya que se ha convertido en una fuente de ingresos para algunos y algunas tianguistas.
Como dice Julieta entre chelas y reguetón, quien visita a la Ciudad de México y no va a una chelería del tianguis, no ha conocido la Ciudad, así que tanto Janet como Carito invitan a las personas a darse una vuelta por Tepito, donde les garantizan un ambiente seguro.
Las Mamalonas están en Jesús Carranza número 41.