¿Realmente decidimos sobre nuestro cuerpo?, los modelos estéticos hegemónicos existen de manera normativa desde siempre y los cánones de belleza que exaltan la delgadez se mantienen vigentes hasta nuestros días. Las redes sociales, contrario a lo que podría parecer, limitan enormemente las diferencias y enaltece ciertos rasgos que se convierten en el anhelo de millones de mujeres alrededor del mundo.
El mercado de la estética ha crecido en desmedida y nos ofertan soluciones que prometen el bienestar; ya no se trata de un servicio mercantil, sino de un estilo de vida aspiracional.
“Todo esto se traduce en afiliaciones identitarias y una ilusión de pertenencia que da este consumo. Pareciera que esta biopolítica plantea un adentro y un afuera muy claro: dentro del consumo (estético) todo, fuera del consumo, nada”, apunta el estudio Los “cuerpos modelo” y sus efectos en el ámbito de la salud.
La idea de sentirnos incómodas con nuestro rostro se reafirma en las redes sociales; cuando nos probamos un filtro y adelgaza nuestra cara, como si estuviera haciendo una mejora a nuestros rasgos; tal vez labios más grandes, ojos rasgados o una piel más clara.
“Mi rostro redondo siempre me hacía sentir incómoda, ni siquiera me gustaba que me tomaran fotos y si lo hacían, prefería cubrirme el rostro. Cuando me enteré de la bichectomía supe que ese procedimiento me ayudaría a sentirme mejor conmigo misma”, explica Liliana E.
A los 21 años se sometió a este procedimiento esperando mejorar su aspecto, sin embargo, no obtuvo los resultados que esperaba; su rostro aún no luce lo suficientemente delgado como desea.
La bichectomía, no es la única cirugía que se ha puesto en boga, muchos procedimientos giran entorno a la afinación de rostro como la lipopapada, masajes de drenado, inyecciones de botox, perfiloplastia o inyecciones de ácido desoxicólico.
A sus 36 años, Miriam A. decidió probar las inyecciones de ácido desoxicólico, anhelando tener un rostro mucho más delgado, sin embargo, comenta que su experiencia no fue como lo esperaba.
“Pocas horas después de mis primeras inyecciones en músculo masetero, comencé a sentir muchos escalofríos y momentos después, tenía un cuadro de fiebre muy alta. Mi rostro se inflamó y tenía dolores en las articulaciones de las manos y piernas. Me asusté mucho, creí que algo muy malo me pasaría y aunque debía volver para que se me aplicara nuevamente, nunca más regresé”
"Quisiera verme como me veo con filtros"
Un factor revolucionario llegó a nuestras redes sociales y se convirtió rápidamente en una herramienta popular que te permitía jugar con tu aspecto, agregar una pantalla verde o intercambiar rostros con la persona de a lado, sin embargo, con el paso del tiempo estas funciones fueron tomando características más especificas: embellecer y modificar tu rostro.
Con tan sólo un click, los filtros son capaces de modificar el color de nuestra piel, afinar nuestra nariz, engrosar nuestros labios y por supuesto, afinar nuestro rostro, factores determinantes para que una persona desarrolle un trastorno de dismorfia corporal y se vea empujado a realizar una cirugía estética para lucir como el ideal de belleza que encontramos en las aplicaciones.
“Altera una percepción de la realidad, entonces, si los utilizamos en desmedida, existe una distorsión que provoca que el usuario quiera parecerse a como se ve y lo más peligroso, es que algunas personas, hacen todo lo posible para alcanzar este prototipo inalcanzable”, señala la psicóloga Nallely Ruiz
Las múltiples espacios donde se pueden realizar estos procedimientos, la fácil accesibilidad, los precios bajos, las constantes promociones y la idea de que no es una cirugía per se, genera confianza entre los usuarios, especialmente entre 18 y 36 años.
A menudo no pueden mostrarte lo que quieren cambiar frente al espejo. Necesitan sacar sus teléfonos y enseñar una foto de ellos con filtro. Este hecho es preocupante e indica que, en muchos casos, pueden estar buscando una cirugía por los motivos equivocados, señala doctor Patrick Byrne, director de cirugía plástica facial de la organización John Hopkins Medicine.
De acuerdo al Dr. Alberto Gómez cirujano plástico reconstructivo de la Unidad de Alta Especialidad Médica “Dr Victorio de la Fuente Narváez “, es necesario siempre acercarse a un especialista, pues frecuentemente, estas clínicas pueden aplicar sustancias que no están permitidas, hacer una mala praxis al momento de la aplicación y lo más importante, algunas personas no advierten a los pacientes las contraindicaciones de estos procedimientos ambulatorios.
“Se anuncian como cirujanos estéticos y no lo son, hacen un curso de un año y pueden poner en riesgo a los pacientes al aplicar sustancias desconocidas que pueden desencadenar en una enfermedad o muerte adyuvante*”, explica el cirujano.
*Patología producida por la introducción de sustancias químicas extrañas al organismo con fines cosméticos y que condiciona incremento de la respuesta inmune inespecífica. -IMSS
Matías Britti Macaron, director comercial de la empresa DermoHealth México especializada en aparatología estética señaló que estos procedimientos tienen una increíble tendencia a la alta, pues tan sólo el año pasado tenía un valor de mil millones de dólares a nivel global y el próximo año se espera que sea diez mil millones de dólares.
Britti acota la importancia de acompañarse de terapia psicológica para hacer consciencia de que el objetivo es sentirse mejor con uno mismo y no transformarse en algo que no es, especialmente, si detrás de esto existe factores externos como las redes sociales, peticiones de tu pareja o una idea construida de ti a través de los filtros.
La belleza hegemónica ha quedado profundamente arraigada en los cimientos sociales y culturales que es casi imposible deshacerse de esta idea y lo es aún más, cuando es constantemente reforzada a través de filtros que exaltan la delgadez, una nariz afilada, un rostro blanco y unos labios pomposos, invisibilizando los cuerpos diferentes y unificando de manera colectiva el concepto "real" e inamovible de la "verdadera belleza."
El "rostro modelo" ha orillado a millones de mujeres a formatear y rediseñar el cuerpo con la finalidad de alcanzar un ideal social, actualmente, existe un mercado enorme al servicio de esta necesidad construida y llega a nosotras, de una manera compleja de la cual, es casi imposible escapar: los medios masivos de comunicación y el internet.
La existencia de este rostro normativo y dominante, difundido e impuesto por el entorno, condiciona las prácticas de las mujeres, en donde la meta, se ha convertido en alcanzar la belleza “deseada”, señala el estudio Los “cuerpos modelo” y sus efectos en el ámbito de la salud.
Las redes sociales, el bombardeo de los filtros, una gama de clínicas que prometen resultados inmediatos fomentan la imposición social, homogeneizan y normalizan un solo tipo de imagen que limita la aceptación de los cuerpos “diferentes”, generando que aquellas mujeres que no posean esas características caigan en el estigma de lo “no deseado”, señala el estudio.
El cuerpo femenino estará siempre en disputa, ¿verdaderamente decidimos sobre él?, cuando se cree que existe una decisión impulsada por el querer, quizás, se vea atravesada por el inconsciente deber. Este contexto histórico - social nos demanda cumplir en relación de la belleza y apunta a una insatisfacción constante en contra de nuestro cuerpo.