Morelos-. El 18 de febrero del año 2021 el hijo de Paula fue sustraído por su padre quien trabaja en el Tribunal Superior de Justicia. La relación entre el padre del menor y ella había terminado, el niño comenzó una terapia psicológica debido a que el cambio de dinámica lo estaba afectando. En la tercera sesión, el padre de éste aceptó acudir, ese día el padre tomó al menor a la fuerza y después de una discusión en donde Paula trató de recuperarlo, el padre se lo llevó. Unas horas después, Paula fue al domicilio del hombre para que le entregara a su hijo, pero una vez ahí fue agredida y sacada del lugar; el hombre la amenazó con levantar un acta en su contra por supuesto maltrato físico hacia el menor pero debido a la falta de pruebas (porque esto jamás fue cierto), la denuncia no procedió.

El día 22 de febrero de ese mismo año, Paula acudió al Centro de Justicia para las Mujeres para abrir una carpeta de investigación, pero esta jamás procedió. En una representación de la burocracia existente en el país, un año después de que su caso fuera desechado en el Centro de Justicia la llamaron para saber “cómo iba todo” y para agendarle una cita con la psicóloga del lugar.

Desesperada, acudió a un Centro de Justicia Alternativa donde la única solución que pudieron proporcionarle fue buscar al padre del niño para entablar un diálogo y llegar a una solución y debido a que él no aceptó hablar, cerraron también su carpeta de investigación. En Derechos Humanos, el panorama no mejoró debido a que como el proceso ya estaba siendo llevado por el Tribunal, ellos son quienes tenían que atenderla, pero fue justo ahí donde comenzó esta ola de impunidad que la arrastraba.

Violencia institucional hacia Paula

Fueron muchas instituciones en las que Paula contó su historia y todas ellas rechazaron sus demandas e incluso la revictimizaron.

Me llamaron del Instituto de la Mujer, fue una llamada con una abogada y me dijo “ah, pues no tomes terapia psicológica para que cuando te vean en el juicio te vean mal y te vean triste y te vean destrozada y vean que de verdad te está haciendo daño”. -Paula Fierro

En los distintos juicios que se han llevado a cabo, el hombre ha declarado abiertamente que él le quitó al niño por la fuerza y a pesar de no tener prueba alguna de que el menor podría estar en peligro al estar con Paula, la corte le cedió la guardia y custodia provisional, privándola a ella de cualquier contacto con él. En este juicio, ella no fue escuchada, no le permitieron desmentir lo que él decía ni defenderse de ninguna manera, esta situación escaló hasta llegar a una resolución donde Paula debía dar una pensión alimenticia al menor y sólo tenía permitido verlo por videollamada.

La situación pandémica ha hecho que el proceso se atrase aún más, pero debido al reciente semáforo verde, la hermana del niño ha podido verlo en la escuela donde ella afirma que el pequeño se ve delgado y triste e insistente en que ya no quiere estar con su papá. En exámenes psicológicos se ha llegado a la resolución que el padre no está en condiciones emocionales ni económicas para mantenerlo, incluso se menciona que el niño presenta conductas de manipulación donde su padre es quien lo violenta de esta manera; así mismo, desde hace seis meses que Paula no puede ver a su hijo, el padre de él la somete a una especie de “tortura” donde incomunica a su hijo hasta que a él le parece suficiente.

El agresor está dentro del sistema y conoce las herramientas, él conoce a la gente, él sabe cómo moverse y que hay qué hacer. –Paula

VIOLENCIA VICARIA

Según la psicóloga Sonia Vaccaro el término violencia vicaria se refiere a “aquella violencia contra la mujer que ejerce el hombre violento utilizando como objetos a las hijas o hijos, para dañarla. El daño se ejerce a través de personas que tienen un significado especial para la mujer. Pueden ser los padres, los amigos, pero a menudo son los hijos”. Este tipo de violencia existe dentro de la violencia estructural en la que viven las mujeres y por lo general, está presente la mayor parte del tiempo cuando una mujer es sometida por medio de sus hijas o hijos.

Él está usando a mi hijo de rehén, de moneda de cambio y sobre todo no le importa si le está haciendo daño al niño. –Paula Fierro

La violencia vicaria se puede ejercer de distintas maneras que van desde lo físico, lo psicológico hasta llegar incluso al asesinato del menor.

El caso de Paula es un claro ejemplo de lo que es la violencia vicaria y como ella afirma, no es la única que está pasando por esto, según sus investigaciones, en España hay un número muy alto de menores sustraídos por sus progenitores y a pesar de esto, aún no hay una regulación que evite este tipo de acciones. Dentro de su camino por recuperar a su hijo, Paula se ha encontrado con más madres que están pasando por lo mismo y todas ellas saben que el sistema de justicia se adapta a las necesidades y demandas de los hombres, oprimiéndolas con esta violencia que se suma a una larga lista.

Si bien, todas ellas están unidas por un mismo objetivo, ninguna ha podido llegar a una resolución favorable y, al contrario, están buscando callarlas. Por medio de Twitter, Paula dio a conocer su caso y se pronunció nombrándolo, pero, de forma indirecta, le han llegado mensajes donde le piden callarse y dejar de “difamar” al señor y le piden ser menos “agresiva” ante su situación.

En México, la violencia vicaria no es un delito

A pesar de que desde 2019 la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados está considerando la posibilidad de cambiar el Código Penal Federal para imponer hasta 10 años de cárcel para el padre que sustraiga, retenga u oculte a un menor, no se han visto avances.

Según expertas feministas, este tipo de violencia es de las más crueles debido a que el daño es lento y muy largo, debido a los procesos burocráticos. Y así como Paula está viviéndola, muchas mujeres del país son víctimas de esto, así como sus hijas e hijos quienes son usados como el medio para hacer daño a quien sistemáticamente se encuentra oprimida.

{"txtScript":"Si un hombre te mata, ya no estás para sufrirlo, pero sobrevivir a la muerte de un hijo, eso es dolorosísimo, es la forma más punzante, más terrible de hacerle daño a una mujer. –Leonor Pérez Durand"}