Natalia Tena (Londres, 1984) y Quim Gutiérrez (Barcelona, 1981) protagonizaran la película Te quiero, imbécil el próximo año, una comedia romántica que rompe los estereotipos de este género y se burla de los consejos del amor que deambulan en la red.
Quim Gutiérrez y Natalia Tena protagonizan ''Te quiero, imbécil''. FOTO: FEDE DELIBES
Gutiérrez personifica a Marcos, un treinañero abandonado por su novia de toda la vida y busca a un gurú de Internet y citas online para poner solución a su crisis existencial. Sin embargo, en su vida cotidiana el catalán nunca ha tenido una cita mediante una aplicación, comenta al diario El País:
“Estoy haciendo un proceso de desconexión, si pudiera volver al 3G, mejor que el 5G. No me interesa nada estar conectado de forma permanente. El cerebro no puede estar eternamente entretenido, nos estamos cargando los procesos de silencio que necesita para metabolizar las cosas. Los daños que eso provocará no se verán hasta dentro de un tiempo”.
Natalia Tena quien tiene una mayor trayectoria en el mundo del cine fue la bruja Nymphadora Tonks en cuatro películas de Harry Potter, y en la serie Juego de tronos fue la salvaje Osha, que acompañó más allá del muro a Brandon Stark, también permanece ajena a la fama de las redes, solo utiliza Instagram para hablar de viajes, y mascotas y desde los 27 años vive en un barco que se mueve por los canales de Londres.
Gutiérrez empezó a actuar en su adolescencia. A los 13 años ya era conocido, a los 12 salía en tele catalana. Decidió dejar ese mundo porque quería vivir su niñez. En 2007 ganó el Goya a Mejor actor revelación por Azuloscurocasinegro y se convirtió en el rostro de una nueva generación de intérpretes españoles. A pesar de ello, dice que no se siente «símbolo de nada» y que mantenerse en esta industria no resulta sencillo:
“He hecho las cosas a mi manera, tal vez me habría gustado ser más gregario. El camino particular está lleno de claroscuros y dudas, te planteas renunciar y te cuestionas si compensa. La fórmula es no dar nada por sentado”.
Sus padres son de origen español, pero migraron a Londres durante el franquismo. “Mi madre, que trabajaba en Naciones Unidas, siempre habla de cómo una persona, un político, puede afectar muchísimo a una sociedad”, reflexiona, y luego subraya su postura anti-Brexit: “Me considero europea, es una locura lo que está pasando”. En su español con acento inglés recuerda los veranos en Hornachos (Extremadura), donde “pensaban que era la guiri” y que en Inglaterra, a su vez, la veían como “un bicho raro, una chica regordita, con piercings y rastas piojosas”.
La influencia del Me Too y el Time’s Up en la industria cinematográfica
Ambos actores confesaron a El País que han notado la influencia de movimientos como el Me Too o el Time’s Up en la industria. Tena comentó que su trabajo se ha visto tocado por los efectos de estos movimientos, pero los considera necesarios.
En 2017 la cadena CBS canceló su serie Inteligencia colectiva tras una denuncia de acoso sexual a Jeremy Piven, que la protagonizaba junto a ella. La actriz Ariane Bellamar, que había trabajado con él en El séquito (HBO), lo acusó de arrinconarla y de tocamientos inapropiados.
“Era una causa más grande que la mía, la serie se tenía que cancelar. Aunque me había trasladado a Estados Unidos y perdí un trabajo, era importante que pasara. Obvio”, dijo la londinense.
El problema del acoso no solo está presente en Hollywood, Gutiérrez dijo “Todos hemos escuchado hablar de rodajes chico-chica donde los límites de la seducción de chico con chica son ambiguos, y sabemos de casos donde se sobrepasa esa línea. Cuando compartiendo el camerino se dice ‘ven a cenar’, ‘ven a no sé qué’… Resulta extremadamente incómodo que tú vayas a comerte la boca con alguien y tengas la sensación de que está buscando otra cosa, o de que te están tocando más de lo que deberían”.
Para el catalán, la clave para acabar con la masculinidad tóxica radica en la educación y en adaptarse a la transformación de la sociedad: “En el siglo XXI los cambios son muy rápidos, hay tantas cosas que si estamos atentos los hombres podemos utilizar para mejorar…”.
Lo importante, apunta Gutiérrez, es “la responsabilidad individual, lo que uno hace en su día a día, ajeno a agendas que envían desde fuera”. Pararse a reflexionar sobre los temas presentes en el debate social, como el feminismo que, defiende, “es una revolución necesaria después de muchísimo tiempo de un statu quo”.
Películas y series están contribuyendo a modificar viejos patrones de conducta, opina Tena: “Las historias ayudan a la humanidad. Con más ejemplos se pueden conocer otras formas de ser. Yo de niña veía La sirenita. La comparo con Frozen y no tiene nada que ver, te das cuenta de que no necesitas a un hombre que te salve. Es importante que eso se cuente. El diálogo está cambiando poco a poco, pero falta muchísimo”.
Te quiero, imbécil sigue esa línea de acabar con los estereotipos
La película Te quiero, imbécil dirigida por Laura Mañá, una de las de las fundadoras de la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales (Cima), colectivo profesional que defiende la igualdad en el sector, busca romper con los tópicos.
Gutiérrez y Tena son Marcos y Raquel, dos amigos del instituto que se reencuentran cuando ella, un espíritu libre con las cosas muy claras, vuelve a Barcelona tras vivir en Londres. Esta vez, es el chico el que va de compras y hace un pase de modelos en la tienda, invirtiendo los papeles de clásicos del género como Pretty Woman, o el que se atreve con una coreografía y un streaptease ante la chica. “Me molesta el humor de trazo grueso. Laura, la directora, y yo coincidimos en las referencias: pelis de Judd Apatow, el tono de Seth Rogen como productor… Queríamos abordar de otra forma las relaciones chico-chica», señala el actor, que huye de encasillamientos. «Durante un tiempo he sido muy reacio a las comedias románticas, por acumulación. Los personajes faltos de carácter, que son los que he interpretado más, me han dejado de interesar. Se puede ser perdedor y pringado, pero con carácter, como Marcos”.
La pregunta que se hace este personaje durante toda la película es «¿Cómo es el hombre del siglo XXI?», y para descubrirlo recurre a un caricaturesco gurú online interpretado por Ernesto Alterio. Gutiérrez insiste en que Internet no ayuda a saber cómo uno puede encauzar su vida: “Marcos busca respuestas y al final hace lo que hacemos muchos, que es hallar pegotes. Porque las respuestas, si las hay, están en ti, y consisten en descubrir qué cosas gustan de uno mismo y cuáles mejorar. Pero no es a base de ponerte cremas, ni de gimnasio o depilarte, ni de seguir las tendencias para vestirte de una manera diferente como vas a encontrar la solución”.