Los espacios exclusivos para las mujeres como en los vagones de metro ya tiene historia. Esto empezó desde el siglo XIX en gran parte de Europa y en EE.UU.

En Reino Unido cuando se popularizó el uso del ferrocarril, se presentaron agresiones sexuales contra las mujeres en los vagones del tren.

Uno de los casos más conocidos fue el de Valentine Baker, un condecorado militar y amigo personal del mismísimo príncipe de Gales que intentó propasarse con Rebecca Dickinson, una joven que viajaba sin acompañante.

Valentine Baker a la izquierda y un esbozo de Rebecca Dickinson a la derecha

A raíz de estos acontecimiento se inauguraron los espacios destinados exclusivamente al uso de las mujeres. Esto detonó que la segregación provocará la segregación de los agresores.

En 2015, la encuesta de la asociación End Violence Against Women Coalition, un 64% de las mujeres de Reino Unido declararon haber sufrido algún tipo de agresión en un espacio público y el 42% están dispuestas a pagar un taxi en lugar de exponerse en el trasporte público. Por ello, se volvió a abrir el debate.

Salones sólo para mujeres

En Estados Unidos se popularizaron los lugares llamados Ladies’ Ordinary, salones en los grandes restaurantes, en los que mujeres solas o grupos de mujeres sin acompañantes masculinos podían ir a comer sin miedo a recibir atenciones no deseadas ni a que se las considerara mujeres poco respetables.

Estos espacios exclusivas para damas, las obligaba a no estar a solas en toros espacios, un caso fue el de dos feministas radicales Harriot Stanton Blatch y Hettie Wright Graham quienes asistieron al hotel Hoffman House a disfrutar de su desayuno y fueron expulsadas. Incluso fueron llevadas a juicio y lo perdieron.

Estos lugares, fuera del espacio doméstico, comenzaron a surgir. Además, de que las mujeres se convirtieron en un potencial mercado.  Un caso fue el de Martha Matilde Harper, una canadiense que, tras 25 años como parte del servicio doméstico de una casa de gente bien, comenzó a comercializar un tónico para el cabello creado por ella misma. Le fue muy bien, tanto que en 1888 abrió el primer salón de belleza solo para mujeres, el Harper’s Salon.

Harper creo el lema “la salud es belleza”, a su establecimiento asistían mujeres para hablar y cuidarse el pelo

Salones literarios para mujeres

En España se abrió la tendencia francesa de que las mujeres de alta sociedad abrieran salones literarios en sus casas. Aunque a estos lugares sólo asistían los hombres.

Con el paso del tiempo se comenzaron a crear asociaciones y revistas sólo para mujeres porque parecía que sólo las mujeres podían tomarse en serio entre sí.

El dilema sigue, las feministas han abogado por la no segregación pero sí por la creación de espacios exclusivos donde las mujeres pueden expresar libremente sus ideas.

(Diana Juárez)

Con información de Magnet