Ana Frank era una judía que se escondió en 1942 de los nazis durante la ocupación de los Países bajos, a los dos años fue descubierta.
En la II Guerra Mundial la familia de Ana se escondió dos años con la familia van Peles y el señor Fritz Pfeffer.
A sus 13 años, Ana recibió un diario de regalo, a modo de distracción se encargó de escribir lo que ocurría en la “casa de atrás” como le llamó al escondite.
Sin darse cuenta, comenzó un cuaderno de fases y a contar su propia historia, actividad que le ayudó a que transcurriera el tiempo.
Cuando el ministro de educación del gobierno holandés desde Inglaterra, a través de Radio Orange, hizo un llamado a guardar diarios y documentos de guerra, a Ana se le ocurre la idea de reescribir sus diarios sueltos en una sola historia con el título Het Achterhuis (La Casa de atrás).
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Los sentimientos de Ana Frank
En su diario, Ana deja plasmado su tristeza y melancolía, sumergidas en una angustia y desesperación.
A sus 13 años experimenta nuevas sensaciones, la que la inundó fue el amor. En su diario se deja ver lo que sentía la adolescente respecto a los cambios por los que atravesaba su cuerpo como la menstruación. Para ella estar menstruado era la señal de que esta madura.
Parte de la "Casa de atrás", imagen tomada de Anne Frank House
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El feminismo de Ana Frank
En su diario Kitty, como lo llamó Frank, deja ver sus inquietudes feministas. Conforme su vida iba transcurriendo, sus preocupaciones eran mayores, algunas de ellas fueron las relaciones amorosas y el comportamiento de su madre.
“Aparte de un marido e hijos, necesito otra cosa a la que dedicarme. No quiero haber vivido para nada, como la mayoría de las personas. Quiero ser de utilidad y alegría para los que viven a mi alrededor, aun sin conocerme. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta!”
En su diario también hace mención de su relación de amistad y amor con Peter, otro de los jóvenes que vive con ella, esta convivencia la hace escribir en distintas ocasiones sobre su actitud:
“Yo misma me encargaré de cuidarme, y él nunca haría nada que me diera pena o me hiciera daño; entonces, ¿por qué no habría de dejarme guiar por lo que me dicta el corazón y dejar que seamos felices los dos?”.
De acuerdo con investigaciones de la Casa de Ana Frank y dos instituciones culturales holandesas, Ana Frank ocultó páginas con contenido sexual. Esto pudo hacerlo para que no fueran descubiertas por su padre o algunas de las personas con las que convivía en el ático.
“En ocasiones imagino que un hombre viene a preguntarme acerca de asuntos sexuales”, escribió Frank en holandés. “¿Qué podría decirle?”. Ella hace un intento por responder dirigiéndose a un interlocutor imaginario y utilizando un tono elevado con frases como “movimientos rítmicos” para describir el acto sexual y “medicamento interno”, para hablar de anticonceptivos.
Para el investigador del Instituto Huygens de Historia de los Países Bajos, Peter de Bruijin, las páginas descubiertas no son relevantes por su contenido sexual, sino que otras partes del diario ya exploraba temas similares.
(Diana Juárez)