La iniciativa de ley de la diputada de Morena, María Clemente, regresa el estigma de las enfermedades de transmisión sexual y las trabajadoras sexuales, al utilizar el concepto “enfermedades propias del trabajo sexual”, acusan activistas quienes señalan que el planteamiento es discriminatorio y va en contra de los derechos por los que han luchado desde hace más de 30 años.
“Hay una situación moral al respecto que es las buenas mujeres y las malas mujeres y entonces las malas mujeres van a hacer las rompe hogares y las que van ahí este transmitiendo las infecciones de transmisión sexual, pero cuando nos vamos a las estadísticas a los datos duros nos indican que el trabajo sexual está por un logro de abajo del promedio a raíz de que se hace una labor importante de mucha lucha de conciencia, mucha lucha de hacer una labor de campo con la comunidad gay con la comunidad de trabajo sexual”, dijo en entrevista la representante jurídica de la Brigada Callejera por los Derechos de la Mujer, Arlene Palestina.
A nivel biológico, se ha comprobado que, en las relaciones heterosexuales, la mujer es de dos a cuatro veces más vulnerable a la infección por el VIH que el hombre, de acuerdo con la Secretaría de Salud y Censida. Si la situamos en un contexto de violencia, donde el 35% de las que están en una relación de pareja (Inmujeres), el riesgo aumenta. Las mujeres víctimas de violencia tienen 1.5 veces más riesgo de contraer VIH que aquellas que no han sufrido violencia. Estos datos permiten desmitificar que hay una relación entre el contagio de VIH y las trabajadoras sexuales.
La críticas vs la iniciativa de María Clemente
“Hablamos de una diputada que genera políticas públicas y que nos pone en peligro al pertenecer a la bancada de Morena, quienes sabemos, ocupan la mayoría en la Cámara”, señaló la brigada callejera.
La propuesta de ley lanzada por la diputada María Clemente contempla que las trabajadoras sexuales y usuarios, están obligadas a evitar riesgos de contagio de enfermedades propias del trabajo sexual y en caso de incumplir con esta disposición se dará lugar a responsabilidades penales o civiles. Asimismo, señala que se deberá ejercer en condiciones de salubridad suficientes que garanticen evitar contraer enfermedades.
Hablar de un control sanitario se vuelve retroactivo y va en contra de la lucha que han hecho las colectivas, entre ellas, la Brigada Callejera por los Derechos de las Mujeres.
Perpetuar estereotipos del VIH en las trabajadoras sexuales se convierte en un acto discriminatorio y de violación de derechos; perseguir a las personas que viven con esta enfermedad no es la solución para un problema que se debe afrontar desde las raíces, señalaron las activistas de la brigada.
De acuerdo al artículo "Influencia del Estigma en torno al VIH en el Acceso a los Servicios de Salud", es de suma importancia que los sistemas de salud consideren la reestructuración de la prestación de servicios, no sólo elementos relacionados con el perfil epidemiológico (estigmatizante) de los habitantes; personas de la comunidad gay, transexuales y trabajadoras sexuales, sino que se planteen esquemas culturales creados para toda sociedad, de tal manera que se puedan evitar vacíos que afecten la percepción de integralidad de quienes conviven con VIH.
El encanto del condón
Como estrategia de cuidado, la asociación de Brigada Callejera y trabajadoras sexuales han creado la iniciativa “el encanto del condón” que busca promover alternativas para prevenir embarazos e infecciones de transmisión sexual, dentro de un ambiente de tolerancia y respeto a los segmentos de la comunidad LGBTTI (lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual).
En los años 80´s llega la Brigada Callejera a la Merced y se inicia un trabajo de prevención y una lucha de labor de campo. Este movimiento toma tanta fuerza que se lanza un condón hecho por y para trabajadoras sexuales, con un costo en el mercado de dos pesos con 50 centavos. En comparación con los condones comerciales rondan los $54 y $65 la caja de tres, es decir, 21.50 cada pieza, el condón de la brigada es casi 10 veces más barato, además de incluir material educativo que aborda temas de los derechos del consumidor, negociación sexual con la pareja, anatomía y riesgos de transmisión sexual.