María Félix es un ícono de la cultura mexicana; mujer que protagonizó más de 40 películas en la época de oro del cine mexicano y “nunca pidió permiso para ser mujer”. La Doña nos enseñó fuerza y empoderamiento femenino, y después de 107 años de haber nacido la seguimos recordando y reconociendo como un ícono del feminismo. 

La actriz mexicana nació en Álamos, Sonora el 8 de abril de 1914, tuvo 11 hermanos, con el que fue más cercana fue con su hermano Pablo. A los 17 años se casó con un agente de venta de cosméticos y con quien tuvo a su único hijo, Enrique Álvarez Félix. En 1938, se divorció y se estableció en una casa de la Ciudad de México, en donde también comenzó a trabajar como recepcionista en el consultorio de un cirujano plástico. 

Un día, Fernando Palacios, involucrado en la industria cinematográfica le dijo “usted tiene que trabajar en el cine”; y en 1942, el director Miguel Zacarías le dio la oportunidad estelar en la cinta El peñón de las ánimas, junto a Jorge Negrete. 

Su carrera en el cine comenzó e interpretó películas como María Eugenia, La china poblana, Doña Bárbara, Vértigo, Enamorada, Tizoc/ Amor indio, La bandida, entre muchas otras. También participó en películas de Hollywood, Francia, España e Italia. 

En 1945, María Félix se casó con el compositor Agustín Lara. Se conocieron de forma accidental en una cabina telefónica de Reforma, tiempo después iniciaron una relación amorosa. La Doña fue una gran inspiración para las canciones de Lara, como Cuando vuelvas, Humo en los ojos y María Bonita; sin embargo los celos del compositor pusieron fin al matrimonio en 1947. 

María Félix tuvo dos matrimonios más, uno con el actor Jorge Negrete y otro con Alex Berger. Trabajo con Emilio, el Indio, Fernández, el fotógrafo Gabriel Figueroa y el actor Pedro Armendariz , Ignacio López Tarso, Dolores del Río y fue musa de múltiples iconos de la moda internacional como Cartier

La muerte de María Félix ocurrió el 8 de abril del 2002, a los 88 años por insuficiencia cardiaca mientras dormía en su casa de Polanco en la Ciudad de México. Su carácter e ideas disruptivas rompieron con los esquemas de mujeres de su época, fue una mujer que tomó el control de su vida a través de su individualidad, su forma de vestir y su imponente forma de actuar. 

“Para mandar hay que estar informada y aprender, por eso es necesario que la mujer se eduque. Este será de ahora en adelante un país de mujeres”, dijo la actriz en una entrevista con Verónica Castro. Ella creía que “la mujer debía valer y hacerse valer”. 

Conocida por tener un carácter fuerte y nunca temor por decir lo que pensaba, la Doña luchó por la igualdad en el trabajo y salarial, el machismo social y el papel de la mujer en el cine. 

“Hago un voto de fe para que las mujeres mexicanas no se queden calladas. Protesten, quéjense, no se dejen, prepárense, hagan de su vida lo que ustedes desean y no lo que sus hombres les permitan ser”.