Esperanza tiene 25 años y sabe con certeza que no quiere tener hijos, cuando le comentó a su mamá que quería hacerse la Oclusión Tubaria Bilateral (OTB), un procedimiento que es catalogado como un método anticonceptivo permanente o definitivo, su mamá le respondió que tendría que hacerlo en un hospital privado porque en el servicio médico público le cuestionarían su decisión. 

“A pesar de eso, el ginecólogo privado con el que fuimos me dijo que no es una decisión que deba tomar a mi edad porque me puedo arrepentir y además me cuestionó diciendo que ‘¿Qué le iba a decir a mi futuro esposo si él quería tener hijos?’”, cuenta Esperanza

De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) la OTB “Es un método de anticoncepción permanente o definitivo que se realiza en aquellas mujeres que tienen el número de hijos deseado y no quieren tener más embarazos, y que han recibido previamente consejería; este procedimiento de anticoncepción se realiza en la mujer después de un parto, aborto, durante la cesárea o en cualquier momento que la mujer decida no tener más hijos”.

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Pedir autorización 

Muchas mujeres se han quejado respecto a los comentarios que reciben cuando asisten al médico para realizarse un procedimiento de esterilización. Cristy se hizo la OTB haces 2 meses, cuando nació su tercer hijo ella y su pareja decidieron operarse los dos, en el proceso se encontró con un requisito que le pareció machista. 

“Cuando pedí informes para que me realizaran la OTB (ISSSTE) me dieron la hoja de consentimiento donde yo debía firmar y después me dijo mi gine ‘y aquí firma tu esposo de enterado’, la verdad me saqué de onda porque pues es mi cuerpo y yo decido qué hacer con él. En fin, yo sabía que no habría problema porque era algo que los dos ya habíamos platicado y pues su firma no sería problema pero me quedé pensando en aquellas mujeres que lo quieren hacer pero su esposo es un obstáculo como tal”, narró Cristy. 

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Por otra parte, su esposo no tuvo que darle a firmar nada a ella para poder esterilizarse, “cuando fuimos al seguro de mi esposo (IMSS), de igual manera le dieron una hoja donde debía firmar pero ¡Oh sorpresa! No le pedían otra firma, y le pregunté que dónde firmaba yo, pero pues a él no le pusieron ninguna traba.”, cuenta 

Cristy cuestionó el detalle de las firmas como una cuestión que perpetúa la dominación de la mujer: “vi nivel de dominio que aún tienen sobre nuestros cuerpos, que si una se quiere operar pues no se puede, hasta que alguien más nos autorice, como si no estuviéramos capacitadas mentalmente para tomar esa decisión. La verdad si me sentí ofendida e indignada ante esta situación de dominio patriarcal y machista que aún existe”. Además se enfrentó a comentarios de las enfermeras que le criticaron su decisión por “ser muy joven”.