El mundo de las no monogamias y el poliamor no es un espacio exento de la violencia de género. En este también se reproducen muchas de las prácticas que violentan emocionalmente a las mujeres y que las colocan en una posición de subordinación.
Ilse rompió con la monogamia hace cuatro años. Ella y su pareja decidieron apostar por otras formas de amar, que no tuvieran como principal eje la exclusividad. No obstante, el camino que ha atravesado no ha sido sencillo. Afirma que, en más de una ocasión, ha tenido que lidiar con la hipersexualización, la cosificación y la falta de responsabilidad afectiva por parte de los hombres.
“Creo que lo más difícil fueron mis primeros vínculos. Yo me sentía incómoda al notar que, cuando yo les hablaba sobre el acuerdo que tenía con mi pareja, los otros hombres empezaban a verme como un objeto sexual del que podían disponer”, cuenta Ilse en entrevista para La Cadera de Eva. “Fue muy doloroso cuando me di cuenta de que el chavo con el que me estaba relacionando ni siquiera se preocupaba por mi placer sexual, y después del primer acostón me dejó de hablar terrible. Solo me respondía los mensajes cuando quería sexo. Me sentí cosificada, como un objeto”, agregó.
De acuerdo con el testimonio de Ilse, sus primeros meses en la no-monogamia fueron como entrar en el “mercado de cuerpos”, especialmente cuando se trataba de relacionarse con hombres que no estaban inmersos dentro de las dinámicas del poliamor, y cuyo trabajo de deconstrucción de la masculinidad y el amor romántico era escaso.
Fotografía tomada de internet.
Romper con la no monogamia, un levantamiento contra el amor romántico
Coral Herrera Gómez, académica y escritora experta en el estudio del amor romántico, afirma que este se trata de una utopía emocional colectiva que está preñada de ideología de carácter patriarcal.
Según Herrera, la moral cristiana ha jugado un papel fundamental en la constitución del amor romántico como un mito generalizado, porque marca que el amor debe ser siempre heterosexual y monogámico.
"El amor romántico es, en este sentido, un ideal mitificado por la cultura, pero con una gran carga machista, individualista, y egoísta. A través del amor romántico se nos enseña a relacionarnos, a reprimir nuestra sexualidad y orientarla hacia una sola persona. A través de las ficciones que creamos y los cuentos que nos contamos. Aprendemos cómo debe de ser un hombre y cómo debe de ser una mujer, y muchos seguimos estos modelos de masculinidad y feminidad tan limitados para poder integrarnos felizmente en esta sociedad y encontrar pareja", afirma Coral Herrera.
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En ese sentido, romper con la monogamia es una forma de poner a tambalear una de las bases del amor romántico, ese amor que ha servido para justificar la violencia contra las mujeres en las relaciones de pareja. No obstante, es la misma Coral Herrera quien desmiente al poliamor como una forma de tirar a las violencias patriarcales:
“El poliamor no es la panacea porque el patriarcado se adapta a todo, a cualquier formato. Ningún modelo (relacional) resuelve por sí mismo los problemas principales. Por eso, el trabajo es desalojar el patriarcado que nos habita a todas”, dijo la académica en entrevista para eldiario.es
“Yo creo que desde el momento en el que entré viví la violencia, porque fui seleccionada”
Otro caso es el de Pamela, quien entró en las dinámicas de la no monogamia y el poliamor en 2014. Ella estudiaba en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), que en ese mismo año estuvo en huelga.
Pamela participó de forma activa en la protesta, donde conoció a una pareja, proveniente de otra universidad. “Me llevaba bien con los dos. Eran un chico y una chica. Platicábamos muchísimo. Había cierta afinidad política más que nada. Salíamos juntos a tomar café y cerveza”, contó en entrevista para La Cadera de Eva.
Todo parecía normal hasta que en una ocasión, la mujer de la relación se acercó a decirle que su novio sentía atracción por ella. “Ella platicó conmigo: me dijo que yo le gustaba a ese chavo y que me diera una oportunidad con él. Al principio me sacó de onda, pero cuando vi que era consensuado le entré”, dijo.
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Así fue como Pamela empezó a relacionarse con la pareja, quienes tenían una relación abierta jerarquizada, donde ellos eran el vínculo principal. La cercanía con ellos le permitió identificar la violencia:
“Hubo un tiempo en el que yo me hice muy amiga de esta chica, y platicábamos nuestras intimidades. Recuerdo mucho la plática en la que pude verla por primera vez, que pude ver como estaba ella respecto a lo que estaba pasando en su vida, y no me gustó. Fue algo muy feo porque entendí que ella ocultaba que estaba siendo violentada y que él la hacía a su conveniencia. Para mí fue un choque darme cuenta de que yo había sido parte de esto”.
De acuerdo con el testimonio de Pamela, en la dinámica no monógama de la pareja con la que se relacionó solo se involucraban mujeres, cuestión que la hizo sentir cosificada.
Fotografía tomada de internet.
“El sexismo y la hipersexualización fue algo que sí vivimos muy denso, que incomodaba, pero no sabíamos bien por qué. No teníamos ese foco rojo bien prendido”, dijo Pamela. “Yo creo que, desde el momento en el que entré, viví la violencia, porque fui seleccionada, así fue como este hombre actuaba. Él seleccionaba a las mujeres, y enviaba a la chica a convencer a las chavas para que estuvieran con él”, agregó.
“Había una hipersexualización muy marcada. Ahora que lo pienso hasta me da un poco de asco y miedo”, enfatizó.
Tras salir de esa primera experiencia no monógama, Pamela y Sofi (otra joven que también fue parte de la primera experiencia con la pareja) se aventuraron en la experiencia del poliamor. “Decidimos que se podía hacer algo distinto en el poliamor. A partir de ese momento fue que empezamos a construir algo”. Al final, tuvo que salir de esa dinámica pues tuvo que enfrentarse a una persona que la había acosado.
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No obstante, la joven cuenta que esas vivencias también le dieron la oportunidad de conocer nuevas formas de relacionarse. “Me hizo abrir los ojos hacia nuevas experiencias, con las que entendí que no hay una forma de vivir las relaciones, que hay muchas maneras, que es cosa de platicar y decidirlo. Eso es lo que yo rescato”, concluyó.
Violencia poliamorosa
La violencia en las relaciones de pareja es una problemática vigente. Según la Encuesta Nacional Sobre Violencia en el Noviazgo (ENVIM), 76% de las adolescentes de entre 15 y 17 años ha sufrido violencia psicológica, 17% violencia sexual y el 15% violencia física. Las relaciones enmarcadas en las dinámicas de las no monogamias y el poliamor no se salvan de reproducir estas violencias.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de las mujeres que han enfrentado violencia por parte del esposo o novio a lo largo de la relación (19.1 millones), en el 64.0% de los casos se trató de violencia severa o muy severa.
De acuerdo con el podcast “Violencia poliamorosa” de Punk Relacional, un podcast informativo sobre poliamor, dentro de las no monogamias persiste una violencia interiorizada que sigue alimentando un sistema desigual, en el que la violencia de género contra las mujeres también es un factor a tomar en cuenta.
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“Por numerosos estudios sobre la violencia basada en género sabemos que cuando una relación termina en violencia física o en violencia sexual es porque que la violencia va en aumento y que todos los casos de violencia agravada física o sexual empiezan por violencia emocional”, dijo Alba Centauri, psicóloga, educadora sexual y creadora de @poliactivismo.
De acuerdo con Karla Corona, co-creadora de Punk Relacional, cualquier esquema relacional (ya sea poliamor, monogamia consensuada, relación abierta, etcétera) responde a factores de construcción social, donde la violencia es el primer determinante que delimita el accionar cotidiano en nuestras relaciones.
“Esto quiere decir que, en su mayoría, ya sea en relaciones heterosexuales u homosexuales, el monopolio de la violencia es ejercido sobre la mujer, generando que exista una diferenciación entre la violencia reproducida por el hombre, justificada por la sociedad y la victimización de la mujer. Sin embargo, esto no exime a las mujeres a reproducir conductas y prácticas violentas sobre hombres u otras mujeres”, dijo Karla en entrevista para La Cadera de Eva.
Karla también señaló que la hipersexualización y objetivización de las mujeres es algo común. “Es bastante común debido a la construcción sexualizada y patriarcal por el que las relaciones sexo-afectivas monogámicas se rigen”, dijo. “Los hombres llegan a estos esquemas pensando que solo se tratará de consumir cuerpos sin control y, sobre todo, sin cuestionamiento de sus propias masculinidades, pero la no monogamia no es un sistema impuesto; es una conjunción de esquemas relacionales, que se basan en el mutuo entendimiento de necesidades y aceptación de las emocionalidades”, enfatizó.
Itzel, también co-creadora de Punk Relacional, señaló que no solo las mujeres son violentadas en el poliamor, sino también aquellas personas pertenecientes a las disidencias sexuales.
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No obstante, Itzel enfatizó la existencia de conductas violentas perpetradas por hombres en el poliamor. “Los vatos que usan este esquema como justificante para no ser empáticos, ser irresponsables, piensan que todo tiene una correlación con fantasías sexuales que ha dejado el porno en su desenvolvimiento en general o solo porque conocen y utilizan estos esquemas para violentar”, dijo en entrevista.
“Muchos hombres, heterosexuales en su mayoría, generan un discurso para solo centrarse en su propia satisfacción, lejos de vincularse de otras formas diferentes más empáticas, que es a lo que apela el poliamor, y ejercen el machismo traspasando el nulo trabajo interno y la falta de cuestionamiento en torno a sus formas violentas de vincularse”, señaló.
“Me hizo sentir con mucho miedo: me sentí acosada e hipersexualizada”
A Daniela también le ha tocado enfrentar la violencia en la no-monogamia. Ella entró a ese mundo tras una decisión que tomó junto con su pareja, donde reestructuraron los acuerdos de su relación. Fue así como decidieron tener una relación abierta basada principalmente en la posibilidad de relacionarse sexualmente con otros.
“El que tú ames a una persona no quiere decir que estés en el amor romántico que somete a las personas. Aceptamos que nos pueden llegar a llamar la atención otras personas en lo físico y lo sexual, y no por eso dejamos de amar a nuestra pareja”, dijo en entrevista para La Cadera de Eva.
Para Daniela, el sexting durante la pandemia ha sido un beneficio: la hace sentir más cómoda que el contacto físico real. No obstante, identifica que se ha sentido presionada en varias ocasiones:
“He identificado que, cuando tú no quieres acceder, siempre viene la presión por parte de los hombres. Hay veces que tú no te sientes cómoda y las personas te buscan. Sienten que estás obligada a secundarles”, dijo.
En su experiencia con la no monogamia también se ha sentido objetivizada e hipersexualizada, especialmente con uno de sus antiguos vínculos. “Hay personas que solo te buscan para eso (sexo). Yo tengo un negocio, y él me decía: ‘yo solo te compro para ver si un día llegas sola y pasan más cosas’. Eso me hizo sentir con mucho miedo, ahí sí me sentí acosada e hipersexualizada, porque solo me buscaba para eso”, dijo Daniela. “En un momento sí me llegué a sentir mal y ansiosa, porque al principio confundí lo emocional con lo sexual, y me sentía muy mal cuando me ghosteaban (hace referencia a…)” , agregó.
#EspecialesLSR El mundo de las no monogamias y el #Poliamor no está exento de la violencia de género. En este también se reproducen muchas de las prácticas que violentan emocionalmente a las mujeres y que las colocan en una posición de subordinación.
— LaCaderadeEva (@LaCaderadeEva) July 16, 2021
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Para Daniela, a pesar de las malas experiencias, romper con la monogamia ha sido algo empoderante. Además, cuenta que el acuerdo que tiene con su pareja consiste en no contarse respecto a sus otros vínculos o relaciones, y piensa que eso le ha ayudado a cuidar su autoestima. “Si él me contara de sus vínculos, yo me la pasaría comparándome con ellas. Prefiero no saberlo”, enfatizó.
¿Cómo se puede empezar a combatir la violencia en el poliamor?
La violencia de todo tipo se encuentra tanto en esquemas relacionales monógamos como no monógamos. Por ello, es necesario continuar deconstruyendo la idea predominante de las relaciones afectivas y sexuales.
Para Karla Corona es importante aclarar que, en la no monogamia y el poliamor, se vela por la satisfacción, comprensión y entendimiento de los sentires, resquebrajando todos y cada uno de los mandatos que sostiene la estructura de violencia, como el patriarcado y el capitalismo.
“En la no monogamia se trabaja constantemente sobre las prácticas violentas por medio del diálogo, la comunicación y el entendimiento social. La confianza y la sinceridad son puntos claves para tener una relación recíproca, pero para empezar a combatir la violencia en estos esquemas. Es importante no dejarnos llevar por el simple deseo de relacionarnos sino estar dispuestas y dispuestos a la escucha, a la reflexión y al constante cuestionamiento interno, pues derrumbar ideales impuestos del amor violento, mal llamado romántico, no es nada fácil”, dijo Karla Corona.
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Por su parte, Itzel de Punk Relacional afirma que hablar directamente de lo que se busca, de qué se entiende por poliamor y hasta dónde están dispuestos a relacionarse es algo fundamental.
“Esto en primer momento, cuando hablamos de violencias que van escalando, es importante saber que, con ciertas personas, el diálogo no servirá, y es mejor darse la vuelta. Esto no quiere decir que deba quedar en malos términos, simplemente ser consecuentes al escuchar nuestras incomodidades y confiar en que es lo que no queremos repetir de otras relaciones”, dijo Itzel. “Hay puntos que se pueden dialogar expresando sus emociones, delimitando y siendo directas. Si dejamos que se acumulen ciertas cosas que nos incomodan, se vuelven más difíciles de tratar y se puede caer en una norma violenta”, agregó.
Por último, Itzel enfatizó la importancia de no permitir que se minimicen las emociones propias y estar alertas de que la responsabilidad no recaiga por completo en una misma. También habló sobre la importancia de hacerle saber a las otras personas sobre sus conductas violentas.
“Hacerle saber que sus conductas son violentas, y que no van a tomar el rol de madre para redireccionar su falta de responsabilidad”, añadió.