Las mujeres que están conviviendo con su maltratador tienen que esconderse para pedir ayuda. Un caso es el de Chloé, quien se mete al baño de su casa para poder hablar mientras su maltratador ve el televisor.
Escribe por la línea de ayuda que ofrece una asociación de Madrid, España:
“Soy como su esclava, tengo que hacer todo lo que él quiera y como quiera. Si hablo le molesta, si duermo le molesta, si no hago el baño como quiere, le molesta… Es un sin vivir las 24 horas”.
Chloé ya estaba tramitando el divorcio y en eso aparece la crisis de la pandemia covid-19. En la casa están su hija y ella. Él no se limita a salir, poniéndolas así en riesgo.
“Yo estoy coja y no puedo salir, así que me controla la comida y la medicación, y cuando se enfada pone la música altísima para castigarnos”.
“Me han dicho que ahora mismo es lo mejor que puedo hacer es ser sumisa, porque no tengo dónde ir, ni siquiera puedo salir a denunciar porque soy coja. Y se aprovecha de eso para controlarme, me corta la comida y la medicación que necesito”, cuenta Cloé por Whats''App.
Este caso no se aleja a la situación que se vive en México. Wendy Figueroa de la Red Nacional de Refugios comentó para La Cadera de Eva que las mujeres víctimas de violencia que están viviendo con su agresor, también deben buscar espacios para desahogarse o pedir ayuda.
En España, como reporta el diario El Confidencial, las llamadas al número de emergencia 016 por violencia de género han aumentado un 12.46%. En México, sólo tenemos cifras hasta febrero, Causa en Común señaló que éstas han aumentando un 7 por ciento. Sin embargo, sólo se han investigado el 30 por ciento de ellas.
Ana Bella, presidente de la fundación con el mismo nombre, señala que las denuncias por maltrato psicológico, dominio y abuso sexual han aumentado; respecto a la violencia física, ésta ha disminuido porque pueden escuchar los vecinos.
Aunque las autoridades de España han señalado que las denuncias por violencia de género han disminuido. Las ONG señalan que esto ha sucedido porque muchas no saben que pueden denunciar y otras ni siquiera pueden salir por la situación que se está viviendo.
Los menores de edad también están pidiendo ayuda
Foto: Unicef
“La ansiedad me está dejando peor por momentos y mira que estoy encerrada en mi cuarto, pero es que no para. Digo, bueno otro día tranquilo y cuando menos lo espero de nuevo lo mismo. En cualquier momento explota y lo peor es que no tienes dónde salir para despejarte o simplemente pensar”, dice una adolescente de 19 años.
Los menores de edad son víctimas que también, es una preocupación de las ONG. Las llamadas de los hijos o familiares han aumentado porque antes no había testigos.
Se las ingenian para denunciar
Las ONG han tenido que ingeniárselas para denunciar. Se quedan de ver con ellas cuando salen a comprar, las animan a llamar cuando ellos están dormidos, en llamadas o si es que van al trabajo, en caso de que sea posible, porque si no la única opción es sobrellevar la situación.
Otra de las víctimas señala que muchas no tienen a donde ir, “nadie quiere ser sumisa, pero hay muchas mujeres en riesgo, a las que les han pegado y dependen económica mente de ellos”, señala Toñi, una de las mujeres que brinda atención a las víctimas.
Las expertas aclaran que las mujeres sí pueden salir a la calle a denunciar, ya que se trata de una situación de emergencia y no deberían ser condenadas con ninguna sanción.
Además, el Ministerio de Igualdad anunció el lunes que podrían utilizarse hoteles para acoger a mujeres víctimas de violencia si se colapsaban los albergues —en Madrid ya lo han hecho—, así como un plan de contingencia para dotar de más asistencia y recursos en esta situación de emergencia.
(Diana Juárez)
Con información de El Confidencial