El 20 de febrero del presente año, en conferencia de prensa, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que los organismos autónomos serían purificados para evitar corrupción y conflictos de interés. Entre estas instituciones se encuentra el Banco de México (Banxico), banco central que posee la facultad exclusiva de emitir la moneda del país, preservar su valor; así como de promover el sano desarrollo de los sistemas financiero y de pagos.
La importancia de contar con una institución con las características del Banxico ha sido sustancial tras las afectaciones que ha sufrido la economía, frente a la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus que ha limitado la producción de las empresas, afectado los mercados de valores, frenado el turismo e impactando de manera negativa el precio del petróleo.
A finales de marzo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), señaló que el impacto económico por los paros en las actividades productivas a fin de contener el contagio por el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) en México sería realmente significativo, debido a la dependencia de consumo que tenía frente a los Estados Unidos, afectando hasta un 30 por ciento del PIB a precios constantes.
Durante las últimas semanas la economía nacional se encontraba sumamente deteriorada y el panorama resultaba por demás desolador, la moneda estaba depreciada, las tasas de interés de valores gubernamentales aumentaron de manera significativa, las primas de riesgo se incrementaron en todos sus plazos, y se observó una fuerte contracción de la actividad productiva.
Frente al contexto antes descrito, Banxico utilizó los instrumentos que tenía a mano y bajó la tasa de interés al 6%. Ante la inacción del Gobierno Federal por estimular la movilidad económica, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió el pasado 22 de abril, valiéndose de su autonomía, destinar recursos tanto a las micro, pequeñas y medianas empresas, como para las familias que sufrieron una reducción en sus ingresos. El objetivo de esta disposición fue crear las condiciones para que la banca ‘financie’ la economía, fortaleciendo los canales de otorgamiento de crédito, y promueva un comportamiento ordenado de los mercados de deuda y de cambios de nuestro país.
La medida citada comprende un paquete de diez Medidas de crédito y liquidez para el sano desarrollo del sistema financiero. Las acciones en su conjunto llegan a un monto de hasta 750 mil millones de pesos, equivalente al 3.3% del PIB de 2019. El documento presentado por el Banxico en el séptimo punto tiene previsto destinar recursos por hasta 250 mil millones de pesos a las instituciones de banca múltiple y de desarrollo para que estas, a su vez, los canalicen a las citadas empresas y personas. Cabe señalar que el monto podrá ajustarse en atención a las condiciones prevalecientes en los mercados financieros.
Pero ¿qué significa esto?, si se recortan las tasas de interés se impulsa el consumo, debido a que se ‘abaratan’ los créditos, es decir, las instituciones financieras (bancos) tomaran como referencia la tasa de interés del Banxico, ‘rebajando’ el costo de tramitar un crédito. Al respecto, un consejo que me atrevo a dar a nuestras lectoras es que por muy atractivas que resulten las compras a crédito, analicen si realmente requieren adquirir los bienes que se les ofrecen, si la respuesta es afirmativa, este puede ser un momento oportuno.
¿Qué otros beneficios se tienen con las medidas del Banxico? En el caso de las empresas, si se amplía el consumo, aumenta la demanda de productos, por lo cual deben ampliar sus operaciones y tendrán que contratar más personal cuando cese la pandemia. Lo anterior, resulta alentador si tomamos en cuenta dos factores. Por un lado, para marzo de este año, el INEGI reportó que el 19% de micro y pequeñas empresas estaban encabezadas por mujeres y por el otro, está lo expuesto por la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde, quien señaló que entre el 13 de marzo y el 6 de abril se han perdido 346’ 878 empleos, en plena contingencia del COVID-19.
Al respecto, Gerardina González Marroquín, Directora de la Oficina para México y Cuba de la Organización Internacional del Trabajo señaló que en cuanto cerraron las escuelas, en su mayoría fueron las mujeres quienes dejaron de trabajar para ocuparse de las y los niños en casa, por lo que la crisis adquirió una dimensión de género.
Tomando en cuenta que, de acuerdo con el INEGI, para marzo de este año, en México 9.2 millones de hogares dependían exclusivamente de una mujer, al final de la pandemia, convendría contabilizar cuantas de ellas fueron despedidas, o tuvieron que dejar el empleo para dedicarse al cuidado de las y los niños, así como de quienes se enfermaron, para analizar la posibilidad de cambiar su situación en dos sentidos. Por un lado, en el caso de que las empresas que adquieran créditos para ampliar sus operaciones y contraten más personal de preferencia les otorguen el espacio a esas mujeres; por el otro que tan pronto como sea posible se les beneficie con los créditos otorgados por la banca.
*Adriana Diego Hernández es economista (UAM-X), Maestra en Gobierno y Asuntos Públicos (FLACSO) Subdirectora de Innovación y Mejora (IECM)