En casos de abuso sexual dentro la Iglesia, se cree que los hombres son los más afectados. No es así, el diario El País ha registrado que también hay mujeres. Antònia Pallach Estela, de 76 años, recuerda que el cura escolapio Antón Batlle Huguet “tenía un sistema original”: “Me levantaba como a una acróbata, en horizontal, y al hacerlo me metía las manos por las bragas”.

Por cada tocamiento recibía una recompensa, un piñón. El cura iba por una caja en forma de cruz, donde guardaba piñones y peladillas con azúcar. “Me gustaban muchísimo”.

El testimonio de Antònia Pallach es uno de los 41 que denunciaron abusos sexuales por parte de la Iglesia católica. El diario ha registrado estas acusaciones, lleva 281. El País se ha comprometido en ir revelando dichos testimonios, este fue uno de los primeros.

Después de las publicaciones, la Iglesia dejo que investigaría a los acusados. Estas mujeres señalaron a 36 miembros del clero, lo que supone el 14.3% de los denunciados en el estudio (251).

Por su parte, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha desdeñado el informe y reprocha que una supuesta falta de rigor “hace difícil extraer conclusiones que puedan servir a una posible investigación”

TRAS LA PUBLICACION

A modo de disculpa, Antònia recibió 2,250 euros para sufragar su terapia por parte del Síndic de Greuges de Cataluña,  institución que tiene sus raíces en la organización sueca del ombudsman.

Antònia comentó que ha gastado más que esa cantidad. "Cuando me divorcié, vi que no podía soportar que nadie me tocara. Se destapó algo, algo terrible, con 42 años. Lo llevas dentro hasta que explota”, dijo al diario.

Por su parte, María Teresa Compte, presidenta de Betania, una asociación para la acogida y el acompañamiento a las víctimas de violencia sexual  señala que en cuestión de abuso se habla más de niños que de niñas. Resulta más complejo que las mujeres rompan el silencio tras estos abusos.

ABUSOS SEXUALES

El diario El País empezó con esta investigación en 2018, ha contabilizado 602 casos. Este es el único registro que existe en España. De esta cifra, 93 denuncias son de mujeres, que representa 15.1% de los casos. En la diócesis de los Jesuitas es donde hay más casos registrados, cinco casos con 10 víctimas.

Otro caso es el de Kathryna Leshay, de 60 años, quien comenta que cuando se confesaba, el cura solía levantarles la falda y tocarles los genitales.

CONSECUENCIAS

Los abusos sexuales que viven las víctimas, sean mujeres u hombres derivan de consecuencias fisiológicas y emocionales-afectivas.

Leonor García, de 58 años, no le gustaba que la abrazarán. Fue abusada sexualmente por un cura. Ella entró a un recinto religioso, mientras las niñas dormían, él les “hurgaba los genitales”. A modo de autocuidado, ellas decidieron “ponerse las sábanas muy apretaditas”. Una de las cuidadoras les preguntó porque estaban así y le contaron la verdad, el cura despareció.

Otro caso es el de Marina quien era obligada a besar a un sacerdote de la parroquia de San Vicente de Paúl de Cartagena (Murcia), abusó de ella en 1997, mientras recorrían el Camino de Santiago.

Marina señala que después de dicha experiencia sintió su cuerpo disociada. “Solo quien pasa por una experiencia traumática puede saber en su propio cuerpo lo que es vivir disociado, desconectado, y revivir de manera continua sensaciones de asco, congelación, y rechazo en sus relaciones del presente, a pesar de que hayan pasado los años. Son sensaciones que quedaron grabadas en el cuerpo y se disparan automáticamente”.

Isabel García, de 45 años, reveló que fue abusada por el hermano marista Carlos Osés abusó de ella cuando tenía 14. Fue en un campamento del colegio de la orden de Zaragoza. Ella se lastimó un pie y tuvo que quedarse. En un principio el marista fue “cariñoso”, hasta que un día entró a su tienda de campaña y abusó de ella.

Pero un día se metió y cerró la cremallera de la tienda por dentro”, narra. “No lo he superado, y lo peor es que te acabas creyendo que es culpa tuya”.

Con información de El País