Si partimos de uno de los relatos de mayor importancia que han participado para que la menstruación se catalogue como algo sucio, penoso, e incluso pecaminoso, sin duda tenemos a la religión judeocristiana y algunos de sus pasajes bíblicos.

El mito de la creación, la escena de Adán y Eva comiendo del fruto prohibido, siendo Eva la inspiradora a desobedecer los mandatos de Dios, marca un antecedente para entender la percepción que se tiene hacia las mujeres en general; en este relato, desde una perspectiva de género, se observa una sociedad patriarcal. Por lo tanto, la sexualidad de las mujeres es una cuestión de la que hay que tener cuidado; dando como resultado un estigma de peligrosidad en este ámbito que excluye y discrimina a las mujeres.

La menstruación es parte de la sexualidad de las mujeres y por ende se le han colocado una serie de ideas “pecaminosas” a este hecho.

La religión ha sido parte fundamental para conocer el bien y el mal, ha colocado un orden moral en las sociedades y por lo tanto un orden de género. Dando resultado un imaginario cultural dominante en donde prevalecen preceptos duales y desigualdad de género. Las religiones contribuyen a la formación de mitos, creencias, afirmaciones, tradiciones, narraciones que forman ideas comunes para muchas personas.

Según algunas partes de la Biblia, el sangrar se considera una deuda histórica desde el principio de la humanidad. Las mujeres menstrúan debido al acto de desobediencia de Eva, Teresa Dey nos detalla “si has decidido ser libre, deberás pagar las consecuencias de tus actos” (Dey. p.20,1997).

La representación y la forma de narrar dicho mito trasciende distintas etapas históricas de la humanidad y se disuelve en una variedad de interpretaciones. Destacando que la diferencia siempre es expulsada y rechazada, el miedo constante e ignorancia de los hombres llevó consigo una persecución de mujeres, señaladas de brujas asociadas con el mal, asimismo, fundando la Santa Inquisición, que fue un mecanismo para defender la fe, la moral y reafirmar el poder de la iglesia, que en su mayoría eran hombres castigando a mujeres.

Los estigmas alrededor del hecho de menstruar

A las mujeres se les ha enseñado en general a esconder o ser discretas en los días en que se encuentran menstruando. No es adecuado divulgarlo, mostrar las toallas higiénicas y mucho menos tener algún accidente que pueda dejar ver manchas de sangre en la ropa. Todo esto en el fondo conlleva una idea de vergüenza.

Regularmente se hacen bromas sobre el cambio de humor de las mujeres debido a la menstruación, que se le conoce como Síndrome Premenstrual (SPM).

Hace algunas décadas los científicos han estudiado el ciclo menstrual, para romper con el estigma de las mujeres y la relación designada por la sociedad de “estar en tus días” con la histeria. De acuerdo con Ayuso (2014), en su investigación expone “que los cambios de humor asociados tradicionalmente al síndrome no están tan relacionados con la menstruación como muchos habían asumido”, derivado de esto falta profundizar las pesquisas de investigación con datos de diferentes personas menstruantes y no delimitarlo sólo al sexo femenino.

A las mujeres se les cosifica culturalmente con base en el discurso patriarcal, se les ha relacionado a lo largo de la historia con ciertos cánones de belleza y sexualización de sus cuerpos. Asimismo, con el hecho de que ellas son las únicas personas que pueden menstruar. Dicha situación tiene como resultado aportaciones científicas poco relevantes para personas que menstrúan.

Lo cierto es que se ha sesgado y estereotipado a la menstruación con una percepción de suciedad o pecado, prevaleciendo el mito que deviene de ideas religiosas, ocasionando la perduración de una estructura patriarcal que contribuye a una segregación de las mujeres debido a su corporalidad.

En esta lógica, al ser las mujeres las únicas que pueden y deben menstruar, se invisibiliza al resto de las personas menstruantes, como son las personas transgéneros y personas no binarias que también menstrúan.

Sirvan estas reflexiones para repensar nuestras ideas acerca de la menstruación, continuar en el camino de la visibilización de las desigualdades de género en la sociedad, en vías de la dignificación y reivindicación de los derechos sexuales.

Tania Lizbeth Meléndez Elizalde

Twitter: @MelendezTania20

Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura.

Karla Georgina Badillo Pérez

Twitter: @ginanosaurio

Egresada de la licenciatura en Sociología de la FES Aragón UNAM. Colaboradora de investigación en un proyecto realizado por el INE y la FES Aragón. Interesada en temas con perspectiva de género, sexualidad, cultura, religión y política.

Referencias:

Ayuso, M. (2014, 23 noviembre). Di adiós al mito: el ciclo menstrual no está asociado a ningún cambio de humor. elconfidencial.com. Recuperado 11 de octubre de 2022, de https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012-10-24/di-adios-al-mito-el-ciclo-menstrual-no-esta-asociado-a-ningun-cambio-de-humor_502095/

Dey,T.(1997) Mujeres Transgresoras.La historia de Lilith.México 1997

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