Cocinar tres veces al día, limpiar, cuidar, llevar y traer a las infancias, cuidar de personas mayores, planchar, lavar y una serie de actividades más, son las que realizan las mujeres en su cotidianidad, dedicando hasta 30 horas semanales a este trabajo por el que a cambio, no reciben una remuneración económica. Una serie de mandatos sociales y patriarcales, apuntalan que es la mujer quien debe de realizar este tipo de trabajos del hogar y de cuidados.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de las Mujeres y la encuesta Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares en México 2021, si las mujeres recibieran un pago por sus trabajos al interior del hogar y de cuidados, la derrama económica sería de 6.9 billones de pesos, lo que equivale al 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB), un porcentaje más grande que lo obtenido en la industria manufacturera (18.1%), de comercio (19.6%) y servicios educativos (3.6%). 

En un marco informativo, la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) 2019, señala que en México, el 97% de las mujeres de 12 años comienzan a participar en el trabajo doméstico no remunerado y dedican hasta 22 horas semanales al cuidado de sus hermanos, abuelos, padre, limpieza del hogar o cocina.

“A nivel nacional, la población de 12 años o más dedica 5,661 millones de horas a la semana al trabajo. El 49.4% lo dedican al trabajo no remunerado, el 47.9% al trabajo para el mercado y 2.8% corresponden a la producción de bienes para uso exclusivo del hogar”, indica la ENUT. 

Una báscula para poner el trabajo no remunerado en perspectiva 

En México, las disparidades del trabajo no remunerado son amplias, pues mientras que las mujeres dedicaron 2 mil 181 horas anuales a labores domésticas y cuidados, los hombres dedicaron 771. En un panorama más certero, esto representó que las mujeres dedican al año 90 días al trabajo no remunerado; tres meses completos y racionalizan sus horas de la siguiente manera:

  • Cuidados y apoyo: 26.7%
  • Alimentación: 21.8%
  • Limpieza y mantenimiento de la vivienda: 21.0%
  • Compras y administración: 13.2%
  • Limpieza y cuidado de ropa y calzado: 7.7%

En este contexto, existe un vacío social donde se desconoce el trabajo del hogar como una actividad no económica, por ello, es urgente dar eco a cifras que alertan que, de hecho, el trabajo no remunerado es uno de los motores que impulsan con mayor fuerza a la economía mexicana.

El trabajo no remunerado de las mujeres sufraga el costo en cuidados que sustenta a las familias, apoya a las economías y a menudo suple las carencias en materia de servicios sociales. Sin embargo, pocas veces se reconoce como “trabajo”; por esta razón es importante hablar de la redistribución del trabajo no remunerado, de políticas públicas que ofrezcan servicios, protecciones sociales e infraestructuras básicas que promuevan una repartición del trabajo doméstico de manera equitativa entre hombres y mujeres, señala la ONU Mujeres en el boletín Redistribuir el trabajo no remunerado”.

Para abonar más a la conversación, compartimos esta charla entre la socióloga Brigida García y la doctora Edith Pacheco, en el Colegio de México sobre las disparidades sociales, los roles de género y la importancia del trabajo no remunerado para la economía mexicana.