En un país donde pareciera que el racismo quedó atrapado en los años 20, en Estados Unidos aún se mantiene una vulneración para un sector muy específico de la población: las mujeres negras.

Aunque el racismo sigue estando a la orden del día en este país, las mujeres negras parecieran ser las más vulnerable en la medicina occidental.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en ese país, las madres negras que dan a luz en los Estados Unidos mueren entre tres y cuatro veces más que las madres blancas.

Muchas de las desigualdades en la medicina pueden atribuirse a factores económicos como el acceso a una buena atención médica, sin embargo, los estudios han demostrado que los pacientes negros tienden a recibir una atención de menor calidad que los blancos, aun teniendo los mismos tipos de seguro médico y misma capacidad de pagar por la atención.

En un reportaje de Vox y ProPublica, publicado en 2017, se exhibe la oscura historia de la medicina racial y femenina.

Después del caso de Shalon, una mujer negra que falleció semanas después de dar a luz a su hijo, un investigador que trabajaba para erradicar las disparidades en el acceso a la salud buscó entender por qué tantas mujeres estadounidenses, especialmente mujeres negras, mueren por complicaciones durante el embarazo y el parto.

En los últimos años, las altas tasas de mortalidad materna en los Estados Unidos han alarmado a los investigadores, quienes han detectado una estadística preocupante.

Según los estudios, las madres negras en los Estados Unidos mueren entre tres y cuatro veces la tasa de madres blancas, una de las diferencias raciales más amplias en la salud de las mujeres. Es decir, las mujeres negras tienen 243 por ciento más de probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto.

Esta disparidad también se ve en otras enfermedades. Por ejemplo, una mujer negra tiene un 22 por ciento más de probabilidades de morir de una enfermedad cardíaca que una mujer blanca; o un 71 por ciento más de probabilidades de morir de cáncer cervical.

Parte del problema se concentra en la ciudad de Nueva York. Ahí las madres negras tienen 12 veces más probabilidades de morir que las madres blancas, según los datos más recientes; entre 2001 y 2005, su riesgo de muerte fue siete veces mayor.

Durante mucho tiempo en Estados Unidos se creyó que esta desigualdad de mortalidad entre mujeres negras y blancas se debía a que las mujeres negras tenían por naturaleza una “masa imperfecta” .Sin embargo, con el paso del tiempo, investigadores han comprobado que no es una cuestión de raza, sino de racismo.


Algunas variables detectadas por investigadores que hacen que mujeres tengan una menor calidad de vida durante el embarazo tiene que ver desde los vecindarios seguros donde viven, las escuelas, el transporte y los empleos que tienen estas mujeres. Además en los informes se explica que los hospitales donde las mujeres negras a menudo dan a luz son lugares de segregación histórica y de menos calidad que aquellos donde dan a luz mujeres blancas.

Durante el 2016, ProPública y NRP recabaron más de 200 historias de madres afroamericanas que sufrieron violencia obstétrica y discriminación constante en los hospitales.

Además mujeres que fueron víctimas de estereotipos que denigran la vida de las pacientes. En las anécdotas, una y otra vez, las mujeres negras hablaron de médicos que equiparaban ser afroamericanos con ser pobres, sin educación, no conformes e indignos.

Otra de las cosas de las que hablaron las mujeres negras en las entrevistas es que con frecuencia, no toman en serio su dolor. Las mujeres aseguran que, a menudo, los doctores perciben el dolor del paciente negro de una manera insuficiente, así se trate de un apendicitis, hasta un cáncer.

Según los propios testimonios de las mujeres, cuando los blancos abogan por sus familiares durante una emergencia médica, se entiende que están actuando de manera razonable, en cambio, cuando gente negra aboga por el dolor de uno de sus familiares en la misma situación, estos “se quejan”, “no saben de lo que hablan” o “están exagerando”.

“Es un problema real, donde las mujeres negras no se sienten escuchadas y respetadas; es un problema estructural", dijo Mónica McLemore , profesora de enfermería en la Universidad de California, San Francisco.

Las mujeres negras en Estados Unidos experimentan doble discriminación durante su vida: por raza y por género.

Según estudios, el estrés de ser una mujer negra en la sociedad estadounidense puede tener un alto costo físico durante el embarazo y el parto.

Según la publicación de Vox, las huellas de abuso continúan persiguiendo al sistema médico y dan contexto a las disparidades raciales actuales.