Con el objetivo de recordar la importancia de poner fin a las luchas contra toda forma de opresión y racismo, en 1971 la UNESCO designó el 23 de agosto como el Día Internacional en Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición. 

La fecha se conmemora en ese día por los hombres y mujeres que se rebelaron y lucharon por su independencia tras ser sometidos a condiciones de escalvitud en Saint-Domingue (hoy Haití y República Dominicana). 

En 1861, la Guerra Civil estadounidense estalló. Los estados esclavistas del sur se separaron del resto por temor a que Abraham Lincoln restrigiera el sistema de esclavitud. Sin embargo, durante años se luchó hasta su abolición, aquí te contamos de dos mujeres que lucharon por la libertad de las personas esclavizadas durante este conflicto. 

Sojourner Truth 

En 1797 nació en Hurley, un pueblo de Nueva York, Isabella Baumfree. Desde niña fue vendida más de una vez hasta que terminó siendo la esclava de un hombre llamado John Durmont, quien la azotaba y maltrataba constantemente. 

En 1826, un año antes de que se volviera ilegal la esclavitud en Nueva York, Isabelle escapó con su hija pequeña Sophia; sin embargo, regresó con su familia donde se enteró que Peter, uno de sus hijos, había sido vendido a un estado sureño. 

Las transacciones estaban prohibidas, así que llevó el caso a la corte y se convirtió en la primera mujer negra en enfrentarse a juicio contra un hombre blanco y ganar el caso. Isabelle se convirtió en una activista por los derechos de la mujer y la libertad y cambió su nombre a Sojourner Truth. 

En 1851, en la Convención de los Derechos de la Mujer en Ohio dio el discurso Ain’t I a Woman? y habló sobre los derechos de la mujer y la comunidad esclavizada. Durante y después de la Guerra Civil estadounidense Sojourner ayudó a las personas esclavizadas a conseguir su libertad, dándoles consejos, dinero y a encontrar trabajo. 

“Ese hombre de allí dice que hay que ayudar a las mujeres a subir a los carruajes, subir las zanjas y tener el mejor lugar en todas partes. ¡Nadie me ayuda nunca a subir a los carruajes, ni a pasar por los charcos de barro, ni me da el mejor lugar! ¿Y no soy una mujer?”, fragmento de Ain’t I a Woman?

Harriet Tubman 

En 1820 nació Araminta Ross en Maryland. Durante su infancia vivió en condiciones de escalvitud, donde era apaleada y golpeada por sus propietarios. En su adolescencia sufrió un golpe en el cráneo que le dejó por el resto de su vida dolores, convulsiones y experiencias místicas que interpretaba como mensajes de Dios. 

En 1844 se casó con un hombre negro libre llamado John Tubman, sin embargo, esto fue un problema debido a que ella seguir siendo esclava y la ley indicaba que sus hijos nacerían esclavos. Tras su matrimonio también decidió cambiarse el nombre a Harriet Tubman. 

En 1849 logró escapar después de varios intentos y llegó a Filadelfia, donde conoció a activistas abolicionistas y se unió para luchar por la libertad de todas las personas esclavizadas. 

Harriet fue parte del ferrocarril subterráneo, una red secreta de abolicionistas que ayudaban a personas esclavizadas a escapar; les brinda asilo, comida, ropa y dinero para que pudieran ir al norte en busca de su libertad. Regresó a Maryland para sacar a su familia y comenzó a ayudar a más personas a conseguir su libertad y ayudó a más de 70 personas. 

Con información de Tu Barrio te Respalda 

asl