La pandemia por covid-19 desató la crisis económica que orilló a Claudia, de 41 años, a regresar a las calles para ofrecer servicios sexuales. Llevaba 10 años sin ejercer la prostitución, tiempo en el que conoció a su actual pareja, quien a causa de la crisis sanitaria se quedó sin empleo. La necesidad de tener ingresos para la familia la empujaron a considerar regresar a su viejo empleo.
“Estaba tranquila en mi casa. Se siente feo regresar”, afirmó en entrevista para El País. Ella no es la única que ha tenido que regresar a la prostitución, miles de mujeres se han visto obligadas en estos tiempos a recurrir a la prostitución para obtener ingresos. Un diagnóstico de la organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer reveló que en Ciudad de México se han duplicado las trabajadoras sexuales, pasando de 7.700 antes de la crisis a 15.200 en la actualidad. “Como yo, hay muchas”, aseguró Claudia, “Vuelvo a ver a compañeras que también se habían retirado”, agregó.
Claudia empezó a prostituirse cuando tenía 16 años. Luego tuvo dos hijos de un hombre que la maltrataba y no le daba dinero para la manutención. Entonces lo dejó y regresó al trabajo sexual, ofreciendo su cuerpo en La Merced. Asegura que “ganaba muy bien”, pero un día un cliente se enamoró de ella y le pidió que se retirara. Formaron una familia que vivió durante años con lo que él ganaba como jardinero, hasta que llegó el coronavirus. “Mucha gente le quitó el trabajo por miedo a los contagios”, explica Claudia.
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El dinero ya no les alcanzaba y los meses de renta se estaban acumulando, así fue como reconsideró regresar a la prostitución. “Lo platiqué con él y me dijo que no. Insistí”. El hombre se resignó diciéndose que era una decisión temporal, que hallaría trabajo, que volvería a ser el sostén de su familia. “Él ha llorado. Me pide perdón porque he tenido que regresar a este oficio”, cuenta Claudia.
Trabajadoras sexuales expuestas al virus
La sede de Brigadas, ubicada en Calle Corregidora, en el centro de Ciudad de México, las mujeres han tenido apoyo y compañía. El año pasado, al inicio de la pandemia, 50 trabajadoras sexuales que tenían relación con esta organización murieron por la covid. Elvira Madrid Romero, directora del organismo, inició una campaña de prevención propia y urgente, que incluía la publicación de un manual para prevenir la enfermedad. Entre sus páginas se encuentra una lámina ilustrada con aquellas posiciones sexuales que representan menor riesgo de contagio porque impiden el contacto cara a cara. Además, les repartieron gel y cubrebocas gratis.
A pesar de las medidas que deben tenerse por la pandemia, para las trabajadoras sexuales ha sido difícil, “Hay clientes que te dicen: ‘Te doy un besito’. Y si les dices que no, lo pierdes. Hay otros que te piden que te quites el cubrebocas, pero no debemos hacerlo, porque tenemos que cuidarnos. Cuando llego a casa me quito la ropa, me baño y luego la lavo”, explica Clauidia.
A pesar del alto riesgo, afirma que no tiene más opciones. Además de lidiar con sus clientes, debe hacerlo con el dueño del hotel donde los lleva, que cobra 100 pesos por 15 minutos de encierro en una habitación. “No es justo. Yo cobro 250 al cliente y 100 le quedan al dueño del hotel, que además no garantiza la limpieza. Una de sus camareras murió de covid”, asegura.
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Elvira, la directora de Brigadas, explica que mientras hacían el trabajo de campo de su informe se encontraron con situaciones que llamaron su atención: mujeres, “amas de casa” que entraban en los hoteles frecuentados para la prostitución acompañadas de hombres. “Muchas iban con bolsas del mercado. Cuando salían y les preguntábamos si esa era su pareja nos decían que no. ‘Vengo a completar para el gasto’, explicaban”.
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Elvira explica que se trata de mujeres que perdieron su trabajo o cuyos compañeros también quedaron desempleados. O centroamericanas varadas en México por el cierre de las fronteras.
La directora de Brigadas afirma que el gobierno de la Ciudad de México no ha apoyado a las trabajadoras sexuales, a pesar de que habían prometido entregarles una tarjeta de desempleo con 3.600 pesos mensuales. 7.500 mujeres se inscribieron en el listado presentado por Brigadas, pero el Gobierno capitalino dio una única ayuda de 1.000 pesos y las beneficiadas fueron menos de 2.000. “Nos hicieron limosneras”, afirma Elvira con amargura.
Con información de: El País