Dentro de la agenda de la defensa de los derechos de las mujeres se prioriza a los derechos sexuales y reproductivos. Estos últimos abarcan una serie de procesos propios de la vida de las mujeres en cuanto a la decisión de procrear, que incluye el proceso de la libre elección de tener descendencia, el proceso de un embarazo, parto y etapa de posparto acompañadas de instituciones y personal de salud con toda la información y preparación para apoyar y atender a las mujeres en esta etapa, privilegiando en todo momento sus derechos humanos.
No obstante, en algún momento hemos escuchado relatos de mujeres que han sufrido algún episodio de violencia en este proceso: malos tratos, comentarios desagradables u ofensivos, “peticiones” de cooperación de no gritar o expresarse al momento de parir, colocación de algún método de control de embarazos sin autorización, suministración de medicamentos o de algún proceso que no le fue informado oportunamente a la paciente, entre otros.
Estas situaciones se han logrado conceptualizar desde las ciencias sociales como violencia obstétrica, con la finalidad de visibilizar y transformar esta realidad. Se puede afirmar que en general la atención médica en aspectos relacionados con las mujeres y su salud sexual y reproductiva, de una u otra forma, están en un entorno de violencia y en constante riesgo la salud de las mismas.
La salud sexual y la reproducción comprenden un gran campo de prácticas y situaciones que generalmente han sido descuidadas e ignoradas en la atención ofrecida hacia las mujeres en México. Mismas que se encuentran ligadas a una cuestión de género.
Es una realidad latente que, a razón de las asignaciones de roles y estereotipos de género, las mujeres viven condiciones de especial discriminación a lo largo de su vida que provocan una vulneración al disfrute y ejercicio de la sexualidad y reproducción. El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), en su informe “No Exceptions. No Exclusions” observa un retroceso en la salud y en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en todo el mundo.
LA IMPORTANCIA DE LA ATENCIÓN MÉDICA DURANTE LA GESTACIÓN
Existe una ausencia de armonía entre los servicios esenciales en el sector salud en cuanto a la sexualidad y reproducción, mismos que se evidencian en un aumento de muertes maternas, embarazos no deseados, abortos inseguros, violencia de género, entre otras problemáticas.
Fue en 1994 en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, que se adopta la definición de salud reproductiva en la que se especifican los cinco aspectos fundamentales de la salud reproductiva y sexual. Entre otros aspectos se incluye mejorar la atención prenatal, perinatal, posparto y neonatal; sin embargo, al revisar a profundidad el tema se encuentra un gran rezago e incumplimiento de los propósitos para la mejora de la experiencia del embarazo, parto y puerperio.
La relación sexualidad, potencial reproductivo y la atención médica gineco obstétrica es lo suficientemente directa para ser vista como una problemática en conjunto pues involucran de forma permanente aspectos como la autonomía, agencia y empoderamiento de las mujeres respecto a sus cuerpos y el de sus hijos/as, por ello, la forma en que las mujeres perciben y normalizan algunas prácticas médicas inadecuadas resulta de vital importancia en materia de derechos reproductivos.
Se propone la posibilidad de trabajar sobre un parto humanizado, mismo que considera de forma directa los principios propuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, posibilitando que se cuente con elementos como la no interferencia rutinaria en el proceso natural de un parto; así tanto la madre, el padre y su hija/o pueden tener el reconocimiento de sus necesidades individuales de cada mujer/pareja, promoviendo la relación armónica y personalizada entre la pareja y el equipo de asistencia profesional, así como el vínculo inmediato de la madre con su hija/o.
La atención médica durante la gestación y el momento de labor de parto debe establecerse en un marco de derechos fundamentales.
La violencia obstétrica debe parar informando a las mujeres acerca de sus derechos reproductivos y penando las diferentes acciones de las personas que ejercen acciones violentas. Las instituciones y personal de salud tendrían que garantizar tratos humanizados a las mujeres y sus familias.
Rebeca Sarahi Requenes García
Estudiante de la licenciatura en Sociología en la FES Aragón UNAM; becaria en el Proyecto PAPIME: "La configuración teórico-metodológica de la investigación sociológica en la FES Aragón de la UNAM ante las transformaciones disciplinarias y sociales en México” a cargo de la Maestra Cristina Camacho. Desarrollando una investigación sobre violencia obstétrica en mujeres del Estado de México.
Twitter: @RebecaRequenes
Tania Lizbeth Meléndez Elizalde
Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura.
Twitter: @MelendezTania20