La sociedad británica y el mundo de los años sesentas serían testigos de una de las revoluciones más interesantes en la moda. Con el enfado femenino y la lucha contra la imposición Mary Quant llegaría para revolucionar e incomodar a los conservadores a través de un pedazo de tela: la minifalda.
¿Cuál es el sello distintivo de los años 60s?, de manera colectiva, se piensa en el estampado, lo colorido, lo rebelde y unos flequillos hechos con secadora llenos de volumen. Esta idea preconcebida de las faldas cortas y los vestidos con corte A no serían posibles sin la visión de Mary Quant, quien, hasta la fecha, encontramos varias de sus ideas vibrantes y curvilíneas en las calles.
“¡Inmoral y asqueroso!”, le gritaron los hombres a Mary Quant al ver las minifaldas en su tienda de ropa, sin embargo, poco importó el escrutinio social de los británicos, pues semanas después las jóvenes paseaban por las calles con pantalones cortos y faldas estridentes arriba de la rodilla.
La cultura popular, la revolución y la emancipación siempre han corrido en conjunto de la moda, algo que Mary Quant tardó muchos años en descifrar. Ella era consciente que su trabajo nacía de la rebeldía y de la necesidad del cambio, pero desconocía que la sociedad estaba cambiando gracias a cortarle algunos centímetros a sus faldas.
“No nos dimos cuenta de lo que estábamos creando, estábamos demasiado ocupados disfrutando de las oportunidades y abrazando los resultados antes de correr al siguiente desafío”, señala en su documental La Asombrosa de Vida de Quant del 2021 dirigido por Sadie Frost.
Diseños coloridos, resistencia y vida
Bazaar fue el nombre que le puso a su tienda de ropa y después, creó en el sótano un restaurante que serviría como punto de encuentro para las juventudes rebeldes, mujeres, músicas y artistas. Tiempo después, se les podía ver a los Beatles comiendo ahí.
Las chicas del distrito de Chelsea querían una prenda que les permitiera bailar, brincotear, levantar las piernas, estirarse y correr en libertad. Mary Quant les dio faldas, pero ellas le pedían hacerlas más cortas y más cortas, hasta que sin caer en cuenta, las jóvenes de la avenida y ella, ya paseaban por las calles con faldas a la altura de los muslos.
Por supuesto que la crítica en contra de su tienda no se hizo esperar, se le cuestionaba, se hablaba de que era la precursora de la vulgaridad y una mala influencia para Londres. En ese sentido, Mary Quant regaló al mundo una de las frases más icónicas.
“¡Muerte al buen gusto, la vulgaridad es la vida!” (The Guardian, 1967).
Mary Quant falleció el día de ayer en su hogar ubicado en Surrey, Reino Unido a la edad de 93 años tras una vida extraordinaria de libertad, diseño, rebeldía e innovación. ¿Utilizas el cabello corto tipo bob, pantalones arriba de la rodilla, suéter de canalé delgado y maquillas tus ojos con rímel aprueba de agua?, bueno, eres el legado de Mary Quant.